ELCHE. Para saber por qué la estación del AVE de Elche se ubica en la pedanía de Matola hay que echar la vista atrás unos cuantos años y repasar algunas de las decisiones que se han tomado en los últimos tiempos, desde que Francisco Álvarez Cascos era ministro de Fomento. Se lleva hablando de la misma desde finales de los 90, ya que en 1998, la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental inició en septiembre de aquél año la tramitación ambiental de la línea de alta velocidad Madrid-Castilla La Mancha-Comunidad Valenciana-Región de Murcia, tramo Elche-Murcia, subtramo: Elche-Beniel. Recibió el visto bueno ambiental en 2006.
En medio, cuando se proyecta la línea de AVE Madrid-Alicante-Murcia, se plantea la posibilidad de ubicar en el entorno de IFA —con Modesto Crespo entre uno de sus impulsores— y del aeropuerto una estación provincial que diera servicio para todo el entorno metropolitano de Alicante y Elche, y que además sirviera para mejorar la conectividad de ambas ciudades con el aeródromo. Posteriormente, alrededor de 2003, los alcaldes de Alicante y Murcia, Luis Díaz Alperi y Miguel Ángel Cámara, respectivamente, ambos del PP —con la alcaldía ilicitana del socialista Diego Macià—, al igual que los presidentes autonómicos implicados Eduarzo Zaplana y Ramon Luis Valcárcel, exigieron que las estaciones de AVE fueran urbanas, al estilo de la de València. Motivo por el que decayó el proyecto de IFA. En Murcia querían un tren directo Madrid-Albacete-Murcia y Alperi que la estación de Alicante llegara al centro urbano, lo que acabó condicionando la totalidad del proyecto.
Con esta tesitura, finalmente el entonces ministro de Fomento Álvarez Cascos decidió que en el acuerdo también se incluyera Elche como punto para tener una estación, pero nunca 'término', es decir, que estaría ubicada en los exteriores de la ciudad. Fomento avaló la opción de Alicante y le dio prioridad, bajo el prisma de que podría tener más demanda para el turista o visitante de residencias de la franja litoral de la capital.
Es decir, entre 2003 y 2007, quedó claro que las estaciones estarían en las capitales. A Elche solo habría parada si llegaba a Murcia —aunque podía conectar también desde Alicante—, así que fruto de los intereses políticos, finalmente Elche tendría en todo caso una estación fuera de la ciudad, denominada periurbana, que diera servicio a su área de influencia (Santa Pola y Crevillent) y a los municipios de Vega Baja. En esa misma época se había descartado la opción supersur a su paso por la Vega Baja, que inicialmente contemplaba la estación en Jacarilla, y se optó por que la Alta Velocidad pasara por Orihuela, pero un principio, sin paradas.
Llegado 2007, y con la estación amarrada para Elche, había que elegir la ubicación y el tipo de infraestructura. Por ejemplo, a Alicante el AVE debía llegar de manera soterrada. Para Elche se había decidido que la estación estaría en la zona sur de su término municipal y sobre eso, se eligió que quedara en la zona izquierda de las vías de la línea de Cercanías; es decir, que los vecinos de Elche no tuvieran que cruzar las vías para llegar a la estación. Y por eso se eligió Matola, que en un principio iba a ser la gran estación entre Alicante y Murcia. En el p.k. 300/800, ubicado en el subtramo Elche-Crevillente del trayecto de la línea de alta velocidad que conectaría Monforte del Cid con Murcia. A 6 kilómetros del casco urbano de Elche y a 4 de Crevillente.
De hecho, iba a ser una estación de envergadura, con una licitación de 40 millones de euros, que se llegó a presentar por Adif en el salón de plenos municipal como una iniciativa singular llamada a ser una 'estación 360º' por su diseño sostenible y de ahorro energético. Con 5.250 m2 de superficie, cafetería, locales comerciales, un aparcamiento de 560 plazas, una parada para 20 taxis y zonas ajardinadas. Una presentación que se hizo en 2009 y cuya previsión, también fallida, era que el AVE llegara en 2012.
Pero llegados a 2009 y 2010, con la crisis económica, el Gobierno de Rodríguez Zapatero ya tuvo que aplicar ajustes en las infraestructuras. Una línea que siguió y ahondó el nuevo Ejecutivo de Mariano Rajoy en los siguientes años para proyectos como el ilicitano. La propuesta de soterramiento desapareció de la llegada del AVE a Alicante, y la estación de Elche pasó de alrededor de 36 millones a 6,5, con sucesivos recortes en el proyecto. Adif redujo en 2013 una inversión prevista de 31 a 20 millones de euros para la estación de Matola, y anunciando la licitación de la misma en 2014 por 13,2 millones para un edificio también 'sostenible' con locales comerciales. Finalmente adjudicada ese año por 6,5 millones. Y así quedó proyectada la llegada del AVE a la provincia. A la capital llegó en 2013. Y a partir de entonces, comenzó el desarrollo de la línea hasta Murcia. El compromiso de entonces preveía la llegada de la Alta Velocidad a Elche para 2015.
Durante esos años de impasse, Orihuela consiguió un hecho que inicialmente no estaba previsto: que el AVE parara también en la capital de la Vega Baja, y además lo hiciera en su estación urbana. Y mientras el AVE no llegue a Murcia, convertirá a Orihuela en estación término. Y para ello, aportó un estudio de impacto que considera que con 14 frecuencias diarias, la estación puede albergar hasta 220.000 pasajeros.
Así es, en líneas generales cómo la estación de AVE acabó en Elche y en Matola por motivos más políticos que técnicos, y la evolución de una gran estación a una estación que es prácticamente un apeadero de 6,5 millones de euros. Por el momento, queda muy bien parada la estación oriolana que también se inaugurará el lunes por el Gobierno, al concentrar hasta que llegue a Murcia una red de Cercanías y AVE en la misma estación, ubicada en casco urbano.
Por ahora, la estación ilicitana está lejos de tener los accesos adecuados. Aún no hay señalización alguna desde la N-340 hacia Crevillente ni hasta la propia estación. En cuanto al transporte público, quedan años hasta que conecte con el Cercanías, algo que tardará ya que este año solo se han presupuestado en las cuentas estatales 5 millones para la conexión de los 33,5 totales. Y teniendo en cuenta que asesores de Fomento advirtieron de un elevado costa para una previsible estación con poca demanda. O que el tren de Cercanías hasta la estación de Alicante es gratis con el billete combinado si se utiliza servicio de larga distancia. En cualquier caso, el bipartito ha aprobado urgentemente la puesta en marcha de una nueva línea de bus para cada frecuencia de los dos AVE, y en algún momento llegarán a ella las líneas de bus de la Conselleria desde municipios de la comarca. Una actuación aprobada por Política Territorial, aunque pendiente de licitar.
Al tiempo, el Consistorio está preparando ahora, sabiendo que la llegada era relativamente inminente, incluir nuevas señalizaciones dentro y fuera de la ciudad, aunque la parte respectiva a la N-340 es competencia de Fomento. Mientras tanto, desde el bipartito, la portavoz de Compromís Esther Díez confía en que la estación ilicitana es mejor para pasajeros de Torrevieja que Orihuela "al tener mejor conexión". Sin embargo, Torrevieja también tiene carretera directa que conecta con Orihuela en algo menos, la CV-95 que en principio se plantea desdoblar con el Plan Vega Renhace.
Por su parte, el alcalde Carlos González considera que la ubicación en Matola puede ser referente para la comarca e incluso de la provincia al ser un área de 900.000 habitantes por sus conexiones con otros municipios y al estar enclavada en las afueras y no en el casco urbano. Algo por lo que ya apostaba en 2014, descartando entonces la estación de en el aeropuerto por el impacto agrícola para el Camp d'Elx en todo su tramo, y anteponiéndola a la de Alicante por la "dificultad" de su acceso por la densidad de tráfico. También opinaba en aquél entonces que un turista que se desplace desde Madrid a Benidorm, o a cualquier otro municipio de la Marina Baixa o Alta, por ejemplo, le resultaría más cómodo y rápido hacerlo vía Elche que vía Alicante.
Sea como fuere, casi una década después de su primera previsión (2012), ya ha llegado el AVE a la ciudad, con tan solo dos frecuencias —2 horas y 10 minutos y 2 horas y 20— , que se irán aumentando progresivamente y cuando se vaya restableciendo la demanda ahora paralizada por la pandemia. Quedan grandes inversiones, además de la conexión con el casco urbano, con el aeropuerto, algo que se irá a más de 2024. Pero muy lejos quedan el estudio informativo realizado en 2011 —por Esteyco— de la red arterial ferroviaria de Elche con la duplicación del túnel y variante de conexión de la nueva estación de alta velocidad con el centro urbano. A lo que sumar las deficiencias de su red de Cercanías y estaciones, de las que municipios cercanos más pequeños tienen nuevas estaciones, como el caso de San Isidro, Callosa y Cox o Beniel, también electrificada. Elche sigue sin cambiar su ancho ni red electrificada porque hasta ahora no había llegado el AVE. La Alta Velocidad será su primer tren electrificado.
No obstante, la estación de Matola también podría dejar la puerta abierta, precisamente ahora que se está revisando el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), a un desarrollo urbano en torno a la estación, al no tener edificaciones alrededor ni, según los informes de impacto ambiental de entonces, un elevado agravio al entorno o al patrimonio. En cierta forma se podría empezar a generar cierta influencia comarcal cuando lleguen definitivamente las líneas de autobuses de municipios cercanos con las concesiones pendientes de licitar. Hipótesis aparte, por ahora se trata prácticamente de un páramo del que habrá queda ver si realmente esta estación puede generar un impulso económico o urbanístico a la ciudad o al entorno. Empieza su examen, eso sí, empañado por la pandemia.