Obras de un residencial en Benalúa Sur, en Alicante. Foto: RAFA MOLINAALICANTE. El sector inmobiliario es desde hace años, incluso en lo peor de la crisis de 2008-2014, uno de los motores de la economía alicantina. Con un peso específico en el conjunto nacional muy superior al de la mayoría de variables macro de la provincia (como población, PIB o aportación a la recaudación tributaria), la compraventa de vivienda cerró 2022 con cifras récord que no se veían desde la quiebra de Lehmann Brothers y casi 8.700 millones de euros de negocio.
El atractivo de la Costa Blanca para la inversión inmobiliaria (con precios más competitivos que otras zonas similares) y el interés de los compradores extranjeros por asentarse en la provincia, donde adquieren el 42% de las viviendas que se venden, tiran de forma muy notable del sector. Pero tras el bosque de las grandes cifras se oculta el árbol de la obra nueva: en realidad, la inmensa mayoría de las operaciones se refieren a viviendas de segunda mano, mientras que la venta de inmuebles de nueva construcción no ha recuperado ni siquiera el nivel de 2019, antes de la irrupción de la pandemia.
Así, según la estadística del Ministerio de Agenda Urbana (antes Fomento), que toma los datos de los registros de la propiedad, en la provincia de Alicante se vendieron en 2022 un total de 57.946 viviendas, de las que solo 5.313 eran de nueva construcción. Mientras el total de operaciones aumentaba un 36% respecto a 2019, la venta de obra nueva sigue un 2,6% por debajo del año anterior a la irrupción del coronavirus. En 2019 fueron 5.456 viviendas de obra nueva las que se vendieron en Alicante, sobre un total de 42.418.
Así, el peso específico de la obra nueva en el total del mercado pasa de representar el 13% de 2019 a solo un 9% este último año. La actividad sí que se recupera respecto a los dos años anteriores, tras la caída del negocio en 2020 por las restricciones a la movilidad (4.595 viviendas nuevas vendidas) y 2021 (5.210 compraventas), pero sigue por debajo de 2019. En cuanto al precio medio de venta de las viviendas de nueva construcción, también aumenta en paralelo a la tendencia general en todo el país: de 214.196 euros en 2019 a 249.382 euros el pasado ejercicio.
El bajo nivel de ventas (comparado con el total de operaciones) de la obra nueva se traslada al comportamiento de la construcción de nuevos inmuebles. Si al final de la cadena se venden menos viviendas que en 2019, al inicio del proceso también se percibe un importante retroceso en el comienzo de nuevas promociones respecto al año prepandemia. En 2022 se empezaron en la provincia 5.768 viviendas, un 2,7% más que el año anterior incluso a pesar de las turbulencias en los precios de las materias primas. Pero sin embargo, estas cifras siguen muy alejadas de las de 2019, según la estadística de visados del Colegio de Aparejadores.
El último año antes de que el virus ralentizase la actividad promotora, la provincia de Alicante vio cómo se empezaban a construir 7.143 nuevas viviendas. Es decir, el último año se iniciaron en la Costa Blanca un 20% menos de inmuebles. En cuanto a las cifras por municipios, Alicante se sitúa al igual que el año anterior en primera posición con 881 viviendas, pese a caer un 14% con respecto a las 1.026 de 2021. En segundo lugar, Orihuela con 676; en tercero, Pilar de la Horadada con 324, en cuarto Denia con 287; y en quinto Guardamar con 276. Por comarcas, la Vega Baja es líder indiscutible con casi 4 de cada 10 viviendas iniciadas en la provincia, aunque los valores siguen un 36% por debajo de la prepandemia.
