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Carmela Ramos, Mari Carmen Lora o Toñi Martín-Zarco acercan el recuerdo de los primeros años de Fogueres

Noventa años de Fogueres: la evolución natural

13/06/2018 - 

ALICANTE.- A lo largo de su casi centenaria historia, les Fogueres han ido consolidándose, poco a poco, en el ideario colectivo de la sociedad alicantina. Y eso ha sido posible porque, en cada casa, en cada persona, han formado parte de los recuerdos más íntimos y de las vivencias más intensas.

Para muchos, les Fogueres son el camino hacia la mascletà con la compañía de nuestros padres. Esos momentos felices, alrededor de la mesa o bailando en el racó. La coca amb tonyina en el descanso de los toros. Esa sensación cuando estás cercano al fuego de la cremà, los recuerdos de gente que ya no está. Momentos que nos erizan la piel. Momentos de los que somos y seremos incapaces de deshacernos.

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Esa nostalgia se convierte en adicción, dando fuerza y forma a una costumbre que se hace intrínseca. Por eso en fechas como estas, cuando se cumplen 90 años de la festividad más importante que se celebra en la ciudad, se hace especialmente necesario echar la vista atrás y extraer esos recuerdos y esos detalles que nos hacen tener siempre presentes los elementos que conforman el verdadero espíritu de les Fogueres, las fiestas mayores de Alicante.

Y si hay algo que forma parte de la esencia de la fiesta del fuego, eso es la mujer. El centro de todas las miradas, por su belleza y su responsabilidad, con la consiguiente admiración que suscita entre todos los festeros. Pero, también, la mujer como elemento imprescindible, de base, para el desarrollo de todos los trabajos, desde cualquier estamento, permitiendo que les Fogueres se hagan realidad cada año.

Para Toñi Martín-Zarco, presidenta de la Comisión de la Hoguera Port d’Alacant, «les Fogueres son un reflejo de lo que ocurre en la sociedad» y aunque la mujer todavía se encuentre con algunas situaciones rocambolescas, «ahora nos encontramos en un punto de relativa equidad, derivado de un proceso natural», asegura. Haciendo memoria, le vienen a la cabeza numerosas mujeres que han sido decisivas en la gestión de la fiesta. Entre ellas, Yolanda Escrich, de la Comisión Gestora de Fogueres en la década de los 80. También nombra a la fotógrafa Reme Vélez que, sin formar parte de los estamentos oficiales, ha sido protagonista y también decisiva en la historia de les Fogueres, dejando plasmada su impronta. «Pero son solo algunas de tantas», afirma.

Y es que incluso ella misma, la propia Toñi Martín-Zarco, ha llevado a cabo importantes tareas al respecto como delegada de Relaciones Públicas y Fomento de la Fiesta, destacando «el nombramiento de les Fogueres como fiestas oficiales de Alicante, así como el establecimiento de una calle dedicada a la Bellea del Foc». Aunque reconoce que en alguna ocasión le ha costado «hacerse respetar» con sus interlocutores masculinos.

No obstante, «la valía es exactamente la misma entre hombres y mujeres», afirma quien por el momento es la primera y única mujer que se ha presentado como candidata a liderar la Federació de Fogueres, tanto en el año 2005 como en 2008. «Cuando presenté mi candidatura me topé con personas que me decían que no veían apropiado que yo fuera la presidenta, porque supondría que una mujer acompañase a la Bellea del Foc en los actos oficiales y eso no quedaba bien», asegura Martín-Zarco. Unas ideas que considera «obsoletas y ya superadas en estos momentos».

Unas decenas de años antes, se sembraba la semilla de esa futura «progresión», con la fundación de las primeras comisiones presididas por mujeres. Es el caso de la Hoguera Séneca - Autobusos, heredera de la antigua comisión de la calle Quiroga, fundada por un grupo de jóvenes mujeres en el año 1932, durante la república, aunque en los documentos oficiales figuren nombres masculinos porque la mujer no tenía derecho a realizar dichas gestiones. Eran unos tiempos en los que la fiesta también contaba con personas como Carmela Ramos, recientemente fallecida y que, con tan solo 15 años, en 1936, fue nombrada Bellea del Foc. «Ella era una mujer adelantada a su tiempo», cuenta su sobrino, Carlos Galiana Ramos.

«Educada desde los 10 años en Montpellier, era bilingüe y de mentalidad abierta, así que no tuvo problemas en trasladarse a Orán, en Argelia, donde acumuló también numerosas vivencias», detalla Carlos. «Pero también era muy de su barrio, de Benalúa», apunta, «así que vivía mucho la fiesta y se implicó de tal forma que mantuvo muchísima relación con les Fogueres hasta el último momento». Su sobrino asegura además que Carmela sufrió las consecuencias del machismo, aunque no entra en detalles y prefiere destacar sus cualidades literarias. Y es que escribió una novela y dejó otro texto en camino. «Fue genio y figura hasta la sepultura», sentencia.

Luis Miguel Sánchez presenta su último libro, A la llum de... El Corte Inglés, donde repasa el apoyo que dicha empresa ha brindado a les Fogueres. Y en su publicación, el propio Sánchez hace especial hincapié en la figura de Carmela Ramos y su gran implicación. «Una de esas grandes mujeres que acumula en su haber la fiesta alicantina», asegura.

Y es que la mujer ha seguido dando pasos adelante durante la historia de les Fogueres, hasta llegar a presidir la primera comisión en el año 1971. Se trataba de la Hoguera Felipe Bergé, la cual estuvo liderada en un primer momento por Teresa Martín García y además la totalidad de sus cargos estaban ocupados por mujeres, en plena dictadura franquista. Una comisión que sigue en funcionamiento ahora, presidida por Isidro Antón Lillo, quien recuerda la implicación de las comisionadas de entonces, entre ellas Mari Carmen Lora, quien incluso estuvo posteriormente al frente de la Comisión, en 1985.

Lora recuerda con especial emoción el momento en que un grupo de amigas decidió dar más vida a su barrio plantando una Hoguera, en el inicio de la década de los 70. «El monumento centraba la atención en la figura de Agustina de Aragón, por aquello de la mujer luchadora y su similitud con el grupo de mujeres que constituíamos la comisión», relata. Y además recuerda que tuvieron que diseñar una indumentaria propia para poder desfilar porque «en aquel entonces ni estaba contemplado que la mujer desfilara de forma oficial como comisionada». No obstante, asegura haberlo vivido con relativa normalidad. «Nosotros éramos una comisión más», añade. Una comisión que fue la precursora de otras muchas que vendrían después. Los relevos que se han ido sucediendo, hasta llegar a ser, con su evolución natural, lo que hoy son les Fogueres de Sant Joan.

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