MADRID. ¿Dónde se fijan los límites de la libertad de expresión en el arte? No se atisba, por el momento, respuesta para esta declaración de libertad y subjetividad. No es que el arte y la censura se lleven mal, no. Es la sociedad quien les mantiene peleados, quien enfrenta la cultura con su interpretación más personal y lo que cada ciudadano o ciudadana pueda considerar políticamente correcto. Pero, en ocasiones, sucede que lo políticamente correcto suele ser aburrido y esa es una palabra antónima al arte. Esta censura la ha sufrido, más que en sus propias carnes, en su propia obra el artista Sam3, mientras participaba en Reversible, un proyecto llevado a cabo en Rivas-Vaciamadrid (Madrid) y comisariado por la asociación Madrid Street Art Project. El origen del mundo, que así se titula el graffiti que gobierna una de las vallas participantes, fue cubierto por una tela negra, aunque, de momento, ya la han retirado y es posible que el pensamiento de reubicar este mural se descarte: "Parece que van a dejar la obra en esa valla", menciona el artista.
"Mi intervención solo ha durado unas pocas horas, al parecer porque el Consistorio recibió alguna llamada de queja y sin más reparo, y seguramente para prevenir más llamadas, se apresuraron a cubrirla con rafia negra", sostiene el ilicitano residente en Murcia. Unas quejas provenientes de La Luna, un colegio cercano al descampado donde se exhibe la valla, según fuentes de EFE.
La pintura es una interpretación de El origen del mundo, de Gustave Courbet, en la que, desde la distancia, se puede apreciar el cuerpo femenino, tal y como aparecía en la versión original. Sin embargo, el acercamiento y cambio de perspectiva, llevará a aquel o aquella que contemple la obra a escasos metros a observar un ajetreo de hormigas que recorren la arena y la arboleda. Una dualidad visual con la que el artista busca "subrayar lo subjetivo que puede llegar a ser lo que cualquiera puede considerar o no obsceno". Señala que "obscena es la censura provocada por el miedo al diálogo. Obscena es la publicidad, que usa herramientas más sutiles y dañinas para sus fines que cualquier forma explícita de pornografía. Obsceno es aquello que no debería presentarse en escena, aquello que no pertenece al escenario. En este caso, el escenario es nuestra vida, nuestro paisaje cotidiano, aquello que nos pertenece por estar en el mundo", reivindica, y considera a la publicidad como "obscenidad en estado puro, que ocupa y se impone en nuestros horizontes sin que ni siquiera podamos interpelarlos, juzgarlos o liberarlos".
Un mensaje concienzudo al hilo de lo que busca este proyecto: "reflexionar sobre la influencia de los medios de comunicación de masas y la publicidad en nuestras vidas", recuerda Sam3, en el que participan trece artistas nacionales e internacionales invitados a intervenir en vallas publicitarias. El graffitero, quien pintó el Guernica en el toro de Osborne en Santa Pola, lanza la pregunta "¿por qué aquello que se presenta en el museo no puede presentarse en el espacio público?", un planteamiento que no es "retórico, sino que busca la reflexión", sostiene.
Britney Spears tiene los días contados. Hemos de decir adiós a su música y sus caderas. El Gobierno puritano de izquierdas la prohibirá, como tantas otras cosas. Son tiempos de censura e intimidación
Woody Allen, Norman Mailer, Philip Roth y ahora Picasso, del que pronto se celebrará el cincuentenario de su muerte. Todos censurados o en vías de serlo. El arte libre peligra por el empuje de los nuevos inquisidores