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Acabar con la autocomplacencia para renovar el modelo productivo de la Marina Alta

La crisis ha servido para recuperar el espíritu de sentimiento de una comarca tan alicantina como valenciana que vive históricamente aislada. El carácter emprendedor de la Marina Alta está cogiendo nuevos aires, porque sus agentes sociales y empresariales empiezan a articular mecanismos improvisados. Falta estrategia y liderazgo político

4/06/2017 - 

TEULADA. Nada más lejos que esperar sentados y nada más real que apostar por el territorio. El Foro “Emprender e innovar en la Marina Alta” de Alicante Plaza puso muy a las claras como el aislamiento comunicativo de esta comarca y la crisis ha resucitado el espíritu de una comarca tan privilegiada como autocomplaciente. Cuando se quebró la poderosa maquinaria del ladrillo, muchos se quedaron noqueados, otros tantos se marcharon y unos cuantos más se buscaron la vida o se reinventaron.

Los ponentes que se sentaron esta semana en la sala del Auditori Teulada-Moraira tenía esa mezcla y, sobre todo, reunía a personas que creían en el sentimiento de un territorio con mucho que ofrecer y obligado a cambiar para que su modelo productivo tenga un largo recorrido. Emprendedores y empresarios, allí, no se les distinguió abordaron frente a políticos un debate sobre el papel que puede y debe jugar el emprendimiento en la Marina Alta.

Carlos Llinares, alcalde de Teulada- Moraira, abrió el Foro junto al director de EOI Mediterráneo Fernando Garrido, que como colaboradores de la jornada y creyentes del ecosistema apuntaron la necesidad de innovar desde el territorio. Ambas instituciones han apostado por la organización de actividades y, en el caso de EOI, ha puesto en marcha un coworking en Benissa con la ayuda de la Diputación de Alicante que estuvo representada por el vicepresidente Carlos Castillo.

Las intervenciones del dianense y CEO del Instituto Prionomy Pepe Crespo y del emprendedor y alma mater de La Nau de Pedreguer Oscar Carrió fueron una cascada de sentencias. Ambos están convencidos de que hay que promover cambios en la cultura y en la educación para agitar un modelo productivo. “Creo que hay un espíritu de comarca”, indicó Crespo, “pero no hay estrategia”, le apuntó Carrió.

Carolina Vallés, emprendedora local y co-fundadora de Marinalia, rebajó el tono con un mensaje más optimista, pero no exento de autocrítica. Para la psicóloga que un día dejó un puesto de trabajo indefinido por su idea, la Marina Alta está viviendo cierto cambio pues considera que “frente al motor de la construcción, hoy hay cierta pluralidad”. Su percepción estaba en línea con la empresaria y responsable de Internacionalización de Rolser, Mireia Server, quien decía: “Por fin, estamos despertando”.

Pegado a la tierra, como no podría ser, el responsable de Bodegas Xaló José Juan Reus, centró su intervención en el desarrollo y la necesidad de “auto creer en nuestros productos”. Reus demandó una apuesta por los bienes tangibles e intagibles que se producen en las localidades de la zona y denunció que la mayoría de gente los desconoce.

Territorio incomunicado

El debate que se vivió en el foro partió de la autocrítica y se generó una radiografía. La figura del autónomo puso muy a las claras como la apuesta por “emprender desde tu pueblo” es una realidad que nos ha traído la globalización, pero es imprescindible que se organice y que haya infraestructuras. Tanto Oscar Carrió como Carolina Vallés son claros ejemplos de como los profesionales han decidido construir su trayectoria profesional desde la Marina Alta, a pesar de la situación de incomunicación.

Desde este punto de vista, Server explicó como “cuando todas las empresas apostaron por irse a China, Rolser se quedó”. La afirmación no ha sido a coste cero. La directiva de una de las mayores empresas de la provincia de Alicante pidió la liberalización de la autopista, caballo de batalla de la logística de la comarca. Pero también un hándicap para los profesionales. Crespo explicaba como por su trabajo de profesor y consultor hace una media diaria de 200 kilómetros y no le queda más remedio, como a todos, que pasar por caja (AP-7).

La falta de infraestructuras sirvió para enumerar toda una lista de reivindicaciones que comenzaba por el tren de cercanías y se evidenció como la comarca se había quedado completamente fuera del Corredor Mediterráneo. “Dénia es el pueblo del ‘menfot’ y no sé si la comarca también. Necesitamos recuperar una fuerza política que ahora no se tiene”, aseguró Crespo.

“Si hubiera tren la gente se dejaría la pasta en la Marina y de esta manera, los 1.600 euros mensuales se quedan en Valencia. Es una desgracia por culpa de cuatro politicuchos”, dijo Carrió para cerrar el debate ante la atenta mirada del diputado provincial de Compromís Gerard Fullana.

Empresas “menudetes”

En el centro del debate, estuvieron los emprendedores. En poco más de dos años, la Marina Alta cuenta con cuatro coworkings –Benissa, Teulada, Dénia y Xàbia- y diferentes iniciativas en esta materia dirigidas a fomentar startups o propuestas innovadoras. “El mundo del coworking es necesario. Las empresas son ‘menudetes’, de una persona y se han de buscar espacios para colaborar. Es una perspectiva más humanista”, señaló Crespo quien es tutor de varios proyectos.

Sin llegar a hablar de especialización, la promotora de la plataforma Marinalia amplió la idea rápidamente a la apuesta por canales online con el objetivo de la “la innovación pueda llegar a las pequeñas empresas”. Eso en cuanto a servicios, porque el caso de Bodegas Xaló supone la versión de los tangibles. “Nosotros teníamos dos productos estrella y ahora tenemos más de 20 referencias”, según Reus.

Toca ser ambicioso

¿Y qué hay que hacer a partir de ahora? ¿Especializarse? Volvían a salir ideas derivadas de la educación. El hecho de que se nos eduque para ser funcionarios y huir de la incertidumbre. Todos hicieron una llamada a la ambición, cada uno pasando por su sector. El presidente de Bodegas Xaló incluso llegó a proponer la recuperación de los bancales yermos.

Pero era un enérgico Óscar Carrió, quien resumía: “Si nada más pensamos en proyectos de la Marina para la Marina, estamos muertos. Tenemos que acostumbrarnos a que el dinero venga de fuera. Todos los que se hacen grandes, vienen de fuera. El cliente no está aquí”. Toda una apuesta que era cien por cien compartida por Mireia Server. Rolser vende a 60 países.

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