ELCHE. En Carrús, en el Palacio Altamira, en las pedanías... El Partido Popular vuelve a incidir de nuevo en aquellas cuestiones que más se le están atragantando al equipo de gobierno. Unas que se vienen arrastrando desde hace años, como los problemas con el patrimonio o la desafección en las pedanías, y otras nuevas, como la semipeatonalización de Olegario Domarco Seller, en las que les ha ocurrido lo que peor les podía pasar a nivel político: oposición vecinal. Una acumulación de problemas con la que al PP tan solo le 'basta' para señalar la gestión, siendo reactivo para ahondar en esta cuestión y ponerla de relieve, de forma que más adelante también le sirva para obtener rédito político.
Tras los archivos de los fraccionamientos de contratos y recientemente las exhumaciones del Cementerio Viejo, la formación que lidera Pablo Ruz, aunque no lo había dejado de lado, se vuelca con clásicos que se están atragantando al bipartito. Este mismo miércoles lo hacía en Olegario Domarco Seller, en Carrús, donde la suma de las obras de la Aigües d'Elx primero, con varios meses para renovar el alcantarillado, y después de la adjudicataria para llevar a cabo la peatonalización con un plazo de medio año, han hecho que los vecinos ya lleven 9 meses con la calle patas arriba. Sin las 120 plazas de aparcamiento que había —200 según el PP—, están que trinan por el tiempo ya acumulado o que no se les haya planteado la actuación antes, habida cuenta de ser una zona sensible para el aparcamiento. Alrededor de 500 firmas que presentarán la semana que viene contra la iniciativa, que viene además de uno de los barrios que es bastión del PSOE. Ya les ha pasado algo parecido en los últimos meses, porque en reuniones anteriores con vecinos del barrio sobre el proyecto de regeneración de Carrús Este, algunoshan reiterado su preocupación por la iniciativa de la pasarela 'volante'. En lo que los populares ya han incidido otras ocasiones. Eso sí, en otros casos, como la supuesta demolición de viviendas en los depósitos, ha habido falsa alarma —según Urbanismo— y pasada de frenada, además de ser un proyecto que se había aprobado en pleno previamente y que pasó sin pena ni gloria.
Un día antes, el martes, estuvo en Balsares exigiendo un transporte digno para los vecinos de las partidas rurales, incidiendo en que no se ha licitado el servicio de transporte a las mismas, y todo hace pensar que el equipo de gobierno esperará a 2026, cuando extinga el actual contrato urbano y proceda renovarlo unificando el servicio en ciudad y partidas. La semana anterior, Movilidad había dado cuenta precisamente de la ampliación del servicio. En la misma, el PP había estado de nuevo en las pedanías, en este caso en Daimés, pidiendo acondicionamiento de caminos y calles tras las quejas vecinales. Estos núcleos llevan tiempo siendo uno de los que más críticas hacen al bipartito por una desafección de años, pero que siguen permanentes después de 7 años del actual equipo de gobierno, a pesar de las renovaciones y mejoras que se han venido haciendo en materia de instalaciones deportivas, renovación de servicios o asfaltado, por ejemplo. En el caso de los nuevos centros sociales, por contra, el trámite va lento, aunque avanza. Pero las cuentas pendientes, como las conexiones, son tantas, que la tarea por delante sigue siendo amplia.
Y por último, esta misma semana, el lunes aprovechaba para centrarse en materia patrimonial a colación del vallado del Palacio de Altamira, del que hay desprendimiento del muro tapial, una de las patologías que siguen al bien. Ruz proponía la creación de un Patronato municipal para gestionar todos los elementos, lo que tampoco tiene per sé por qué ser la solución a los problemas de patrimonio local, pero es una propuesta al respecto. Hizo un repaso sobre los problemas recientes ya conocidos de Molí del Real, Convento de la Merced, torres vigía sin abrir al público, etc. Una materia en la que el bipartito está reaccionando ahora, aunque tarde, con la esperada licitación del nuevo catálogo de protecciones y otros planes inclusive, y que sumar a otras ya realizadas como la tutela arqueológica ya ratificada, cuestión para la que ha sido clave el trabajo del arqueólogo municipal. También artífice de la ayuda para poner en valor el Castellar de la Morera. El patrimonio, como las pedanías, acumula tantos años de abandono que van surgiendo problemas por todas partes, como los desprendimientos continuos de Santa María o recientemente de la Torre de Ressemblanch... Aprovechaban en el PP para hacer mención también al palmeral estos días, otro ámbito de actualidad por las pocas novedades tras el primer aniversario de la nueva ley.
Así, sin la necesidad de ser tan proactivos, los populares aprovechan las grietas abiertas para focalizar en los problemas de gestión del bipartito, desde el que en algún pleno reciente auguraban que iban a ser constantes las inauguraciones de proyectos. Sin embargo, aunque los hay en marcha, como el Jardín de las Víctimas de la Covid, el Hort de Pontos o Rastoll, estos mismos u otros de mayor envergadura están tardando en llegar porque a todo ello hay que sumar los largos tiempos de la administración para contratar, resolver y analizar propuestas, recursos... Un cúmulo de aspectos en los que Ruz enfatiza, después de que en su partido hayan asumido y descabalgado sus propias contradicciones en problemas como el Mercado provisional que ellos instalaron en la ladera del río, decisiones como el bloqueo con la abstención (junto al resto de la oposición) en la pasada legislatura para ampliar la protección y tutela arqueológica del casco histórico o haberse abstenido en la votación de la Ley del Palmeral. Pero al tiempo intentan mantener un tradicional caladero de votos como las pedanías o erigirse contra el proyecto de hotel del Convento de la Merced y voluntad del empresariado, una apuesta eminentemente de Ruz.