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netflix busca repetir éxito con su nueva ficción española

La noche más larga: una americanada 'made in Spain' que bebe de La Casa de Papel y 24

25/07/2022 - 

ALICANTE. Si uno conoce el psiquiátrico penitenciario de Fontcalent —uno de los pocos que funcionan en España y que, por tanto, tiene como reclusos/pacientes a algunos de los más mediáticos criminales de nuestra historia reciente— se da cuenta enseguida de que el que nos propone como escenario de la acción la nueva serie de Netflix, La noche más larga, no tiene nada que ver con la realidad. Pero no es verosimilitud lo que busca el nuevo pelotazo made in Spain de la plataforma de streaming por antonomasia, sino la pura y dura diversión del espectador.

El inocente, Jaguar... Netflix andaba buscando —sin éxito hasta ahora— un nuevo gran éxito de producción propia en España, tras haber alumbrado el boom de La casa de papel, exitazo inapelable en todo el mundo y que, entre otras cosas, ha descubierto Oh Bella Ciao para toda una generación que no vivió la segunda guerra mundial ni ha escuchado las versiones contemporáneas de los punks italianos Banda Bassotti o los españoles Boikot, además de contribuir a dotar de una interesante imagen corporativa a cierta cerveza que casi la echa por tierra en la reciente huelga de transportistas. Está por ver si lo consigue con esta miniserie recién estrenada —y en la que se ha echado el resto con el marketing— que ya apunta a una segunda temporada, pero La noche más larga apunta maneras.

Apunta maneras de americanada, concretamente. Despojada de pretensiones ideológicas o filosóficas, y solo rozando con la punta de los dedos algún tímido planteamiento moral que no es más que una excusa para justificar la acción posterior, lo que propone la serie son 250 minutos de adrenalina: explosiones, tiros, persecuciones, intriga, tensión... en un espacio limitado que recuerda de lejos al edificio Nakatomi Plaza de la primera Jungla de Cristal. Solo que es un psiquiátrico penitenciario donde los 'malos' están fuera y quieren entrar para hacerse con un recluso particular (al que cabe suponer que no le espera nada agradable), y los 'buenos', personal de la cárcel y reclusos/pacientes, están dentro intentando defender el fuerte.

No es la única referencia, porque si la serie también se parece a La Casa de Papel en cuestiones como su temática, el extenso casting o un diseño de producción exquisito, debe mucho también a otro pelotazo del género thriller (y americano): la serie 24 de Kiefer Sutherland: la acción se desarrolla en tiempo real en una única noche —tachán, ya tenemos explicación para el título—, se nos va indicando en qué hora viven los protagonistas, y hasta los títulos de crédito imitan la pantalla de un reloj digital clásico.

Muchos actores en la noche más larga de Monte Baruca

Para que una historia en 'tiempo real' y que sucede en un espacio limitado —el ficticio psiquiátrico penitenciario de Monte Baruca— con un planteamiento que no admite demasiadas piruetas pueda ser tan larga como promete su título, era necesario estirar todo lo posible el casting. Y éste no solo es generoso en la cantidad, sino en la calidad. Muchos de los rostros que deambulan por la cárcel como usuarios, o de quienes los vigilan, o de quienes quieren entrar, son más que reconocibles.

Roberto Álamo (Que Dios nos perdone, Caronte) y José Luis García Pérez (El Cid), dos 'pata negra' del cine patrio, lideran a la banda de malos que han sido contratados para sacar de la cárcel a su nuevo y temporal inquilino, para que no confiese secretos inconfesables capaces de provocar el suicidio de sus afectados con tal de no afrontar las consecuencias. Entre los usuarios de la instalación, se reconoce fácilmente a Cecilia Freire (Velvet), César Mateo (Bienvenidos a Edén, otra de Netflix), Lucía Díez (La catedral del mar) o el siempre extraordinario Daniel Albaladejo (Camera Café, Fe de etarras o esa 'marcianada' con dos nombres de pijo de la Moraleja, entre otras muchas), que tiene uno de los papeles más agradecidos de entre los reclusos.

Figuran también Bárbara Goenaga (Los cronocrímenes, Agnosia) como la directora médica de la instalación e interés amoroso del protagonista, Zoe Arnao como la valiente hija del director de la prisión, Xavier Deibe como el chusquero vigilante de mano dura Bastos, o la asiática Huichi Chiu en un sorprendente papel que no conviene desvelar. Pero por encima de todos destacan el yin y el yan protagonistas: un impresionante Luis Callejo como el psicópata Simón, detonante de la acción con su llegada —para pasar una única noche, ¿les suena?— a Monte Baruca, y que no tiene nada que envidiar al Hannibal Lecter de Anthony Hopkins, y el director de la instalación, un correcto Alberto Ammann que interpreta a un desastre de padre y un tipo que intenta hacer bien su trabajo.

La relación entre Callejo y Ammann

La relación entre el psicópata educado, refinado, que te degolla mientras degusta un Pesquera y que nunca deja de tener la mirada perdida —pero lo ve todo—, y el funcionario apocado, divorciado, que intenta hacer bien su trabajo sin conseguirlo —de ahí que dirija el peor antro del sistema penitenciario ficticio español— mientras pretende hacerse pasar por el padre del año (spoiler, tampoco), es la piedra de toque alrededor de la cual gira toda la acción. Claro que Ammann tiene sus buenos motivos para no entregar a Callejo, más allá de hacer lo correcto, pero la comunión de intereses entre dos personajes antónimos creará más de un conflicto moral, entre explosión y explosión.

En resumen, y sin dejar de ser una serie de personajes —como lo son todas las españolas—, La noche más larga es un estallido de acción y diversión en seis episodios de algo más de 40 minutos, que a pesar de lo que promete el título, se hace corta.

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