ELCHE. La gasolinera municipal junto a la Estación de Autobuses tendrá como suministradores de carburante a la vasca Esergui y a la multinacional Repsol. Durante el pasado año, el medio municipal Pimesa, quien se encarga de gestionar la gasolinera, intentó renovar el suministro fallidamente en dos ocasiones, una por 4,8 millones de euros y otra por 4,9 millones, pero ambas quedaron desiertas desiertas porque no se presentó nadie. Los ofertantes habían descartado poder competir con esas cifras. Así, en el pasado mes de abril, y por un montante mucho mayor, de 8,6 millones de euros a 2025, cambió el formato de contratación, haciéndolo más flexible. Lo que ha atraído a sendas compañías.
En retrospectiva, lo que ha hecho es recurrir a un Sistema Dinámico de Adquisición (SDA), que supone una suerte de doble licitación, la general para aceptar a las empresas que se quieran sumar, y ya en el funcionamiento habitual, se realizarán pedidos semanales con esas compañías adheridas. Cada una de las empresas que se vinculan a este SDA pueden ofertar suministro cada vez según las necesidades de Pimesa o no hacerlo. Este sistema que permite una cobertura más ajustada que irá siempre hacia el más barato y que variará de precio según el mercado.
Así, mientras que la primera empresa que se sumó a esta nueva modalidad fue la vasca Esergui (Estaciones de Servicio de Guipúzcoa SA), con quien se tenía anteriormente el suministro, y prorrogado hasta la entrada de este formato, hace unas semanas fue el turno de Repsol. Ahora, cada semana ambas pueden pujar por el suministro de carburante, tanto de gasóleo como gasolina sin plomo 95 y 98. De igual forma, en el futuro se pueden seguir sumando otras compañías.
Anteriormente, no se habían presentado ni estas ni otras firmas a las licitaciones normales porque ha habido cambios normativos en el biocombustible que se ofrece en la estación. Este está formado por una serie de productos que tienen su evolución de precios, y cada compañía tiene una cotización para la parte de prima bio, no la del gasóleo. Pero con los decretos de guerra aprobados, cambió el porcentaje de la composición del biocombustible, por lo que las empresas han determinado que es un cambio de costes que no estaba contemplado con el anterior sistema.