ALICANTE. Carlos García (Elche, 1989) estudió sociología, pero se sintió atraído por la idea de crear su propia empresa. Su familia se dedicaba a la economía auxiliar del zapato, así que decidió apoyarse en los conocimientos de su padre y de su hermano para iniciar Flamingos' Life. Lo que sí sabía desde un principio era que su proyecto debía mantener una clara convicción de responsabilidad social. Algo que se plasmó primero en la no utilización de materiales provenientes de animales y después en otros proyectos de protección del medio ambiente. Desde el nacimiento de la marca en 2015, la empresa ha pasado por muchas y grandes dificultades, pero a lo que nunca ha renunciado es a mantener limpia la conciencia. Si se iniciaron en esto incluyendo una colección de zapatillas fabricadas con plásticos reciclados del contenedor amarillo, ahora profundizan en esa filosofía de marca y todos sus modelos estarán compuestos por este tipo de materiales.
Desde aquellos comienzos solo han pasado cuatro años, pero mucho ha cambiado la cosa. Empezaron fabricando cinco mil unidades y vendiendo solo mil quinientas. "Habíamos invertido todo nuestro dinero, así que tuvimos que hacer locuras para poder venderlas todas y conseguir el dinero necesario para fabricar la siguiente colección", recuerda el CEO de la empresa. Entre algunas de esas anécdotas cuenta un episodio en el que se fueron a un rastro en Madrid en el que solo consiguieron vender un par. Pero estos creadores alicantinos, que tienen su sede en el Parque Empresarial de Elche, no se dieron por vencidos. A base de promociones consiguieron vender todo el stock necesario y seguir adelante incluyendo muchos cambios. Si se iniciaron fabricando sandalias y con la tienda online como único canal de venta, después lanzaron zapatillas y buscaron nuevos canales de distribución para su producto. Con todo, han pasado de facturar 150.000 euros con las sandalias a facturar dos millones de euros con las zapatillas.
Sin embargo, a las dificultades propias de crear un nuevo negocio, han tenido que añadirle las de hacer un producto que sea ecológico y respetuoso con el medio ambiente. En un momento en el que lo que prima es abaratar los costes, han tenido que hacer muchas veces las tareas de los fabricantes y proveedores, instándoles a certificar el origen de todos los materiales. "Nadie sabe cómo, dónde y quién ha hecho una prenda y, si lo supiéramos, quizá no la comprábamos", afirma Carlos García. "La industria de la moda es muy opaca y nosotros queríamos comprobar la trazabilidad de los productos y de dónde vienen los materiales, así que hemos trabajado durante el último año en conseguir los materiales sostenibles que queremos utilizar en nuestras zapatillas, como telas y suelas que están hechas de plásticos reciclados, materiales naturales como el cáñamo, fibra de caucho natural, etcétera", explica.
"Estamos en un proceso trascendental para la marca porque queremos descajanegrizar la industria de la moda, queremos saber toda la información que hay en esa caja negra", confiesa. "Tenemos un nivel ético para la fabricación del producto al que no queremos renunciar, así que ha costado mucho introducir a las otras partes de la cadena de producción en esa idea de economía circular", comenta el fundador de la marca. Y es que Flamingos' Life quizá era la primera empresa del sector del calzado que se proponía eliminar sustancias cancerígenas de sus zapatillas o que se negaba a utilizar nuevos plásticos si existen otros que pueden ser reciclados o sustituidos por materiales naturales. "Queremos remover conciencias y hacer ver a los fabricantes del calzado que tienen que adaptarse a los nuevos tiempos, porque además será positivo para todos", comenta.
Ellos han sido pioneros en la introducción de todo este tipo de materiales en la producción de calzado y están consiguiendo que los fabricantes y proveedores les sigan. "No solo es bueno para el medio ambiente sino también para ellos porque, si quieren exportar su producto, tienen que ajustarse a unas normativas que son mucho más estrictas en otros países", explica. Durante todo este tiempo, además han llevado a cabo varias iniciativas con el objetivo de reducir al máximo la huella de carbono que crea la fabricación de sus zapatillas. Por cada par vendido, han plantado cinco árboles en colaboración con Eden Reforestation Projects, una ONG de California que trabaja en las áreas más deforestadas del planeta para reforestarlas y ayudar al mismo tiempo a las poblaciones desfavorecidas a desarrollarse mediante el trabajo. En total han plantado hasta 90.000 árboles, pero también han reciclado 2.000 botellas y han generado tres mil horas de trabajo.
Pero si todos los modelos de la nueva colección que sacarán al mercado próximamente serán fabricados con materiales respetuosos con el medio ambiente, eso no estará reñido con el diseño del producto. De hecho, la importancia del diseño adquiere para ellos la misma magnitud que la ética de la fabricación. "Si tenemos en mente un modelo que requiere materiales que no comulgan con nuestra idea, entonces no lo sacamos, pero también nos pasa lo contrario porque a veces los materiales nos obligan a que el diseño tenga unas características concretas, pero tienen que gustarnos mucho porque sino no lo lanzamos", explica. En cuestión de un mes comenzarán a comercializar sus nuevas zapatillas para la temporada de primavera/verano y lo harán bajo el eslogan Inspiring others to action. Ellos ya lo están consiguiendo en el sector. Ahora su público objetivo debe hacer lo mismo.