Esta es la historia de la familia Aracil, que comenzó elaborando mermelada de tomate de manera artesanal… y ahora tienen una tienda de cuento en la montaña de Alicante desde la que venden online a toda Europa más de una veintena de variedades bajo la marca El Perolet: de piña, de naranja, de mango, de cereza o de níspero, pero también vinagres o patés.
Aquel día, Eva y yo íbamos de Benidorm a Cocentaina. Por la AP-7 se tardaba 1 hora y por la CV-70, diez minutos más. 100 kilómetros frente a 50. Íbamos sin prisa, como nos gustaría viajar siempre, así que decidimos no hacer caso a Google Maps, cuya ruta recomendada evidentemente era la primera, y decantarnos por la más lenta. Queríamos parar a fotografiar los almendros en flor… y lo que surgiera. Nuestra sorpresa fue ver, en la carretera, una tiendecita que parecía sacada de un cuento de Hansel y Gretel. Frenazo. Enésima parada de nuestro viaje.
Así se cruzó en nuestro camino El Rincón de las Mermeladas, una bucólica tienda de carretera en la que, aparte de sus confituras de elaboración casera, también producen originales vinagres artesanos o patés y venden manjares de productores locales: chocolates de La Vila Joiosa, aceites de oliva alicantinos, vinos de bodegas de la zona o turrones de Biar. “La vida es un bumerán: lo que lanzas, vuelve”, afirma Jordi Aracil. Por eso lo de apoyar a otros pequeños productores. Y en sus elaboraciones, todo lo que pueden lo hacen con producto local.
Todo comenzó con un plato de codornices con mermelada de tomate que crearon en los años 90. Porque de 1965 a 2003 esto fue El Rincón del Olvido, un restaurante: el de la abuela de Jordi. “Era la madre de mi padre, que era de Gorga, y ya de pequeños nos daba para merendar pan con mermelada de tomate”. En el restaurante crearon recetas de aves (como el magret de pato) con confitura, de ahí pasaron a regalar botes a los clientes… hasta que decidieron venderla.
“Creamos el obrador en el año 99 gracias a una subvención y ya en 2003 cerramos el restaurante El Rincón del Olvido. Fue un punto de inflexión y comenzamos a dedicarnos solo a esto”. Su marca de productos, El Perolet, ahora vende online a toda Europa. Ellos elaboran de manera totalmente artesanal mermeladas, vinagres y patés. “Exportamos a Suiza unos 12.000 litros de vinagre al año”. Empezaron con el vinagre balsámico a la vainilla, siguieron con el de frambuesa… y ahora producen más de 6.000 litros anuales de vinagre de naranja. A creatividad y emprendimiento no hay quien les gane.
Aquí todo se hace a mano: desde la elaboración de la mermelada hasta el etiquetado y lacrado de los tarros, que nos muestran in situ. “Somos 5 personas en la empresa: mi hijo, la novia de mi hijo, mi sobrina Naiara, mi mujer y yo”. En El Rincón de las Mermeladas todo queda en familia.
“Hemos creado más de 24 sabores de mermeladas”. La de níspero, nos explica, es la más laboriosa: empezamos en mayo y en esa temporada necesitamos a 6 personas pelando nísperos… que luego tienen una merma del 50%. Solemos hacer, como máximo, unos 3.000 botes. De la de tomate, confiesa que ha perdido la cuenta de lo que venden, aunque sí que nos cuenta que necesita 8 horas de marmita. Luego trituran y apagan el fuego para que no se queme. “Tenemos que estar muy encima de todo, es un producto delicado”.
Esa dedicación tiene su recompensa. Jordi nos cuenta que todos los días sale paquetería de la tienda online. “La tratamos como si fuera física, cuidamos mucho al cliente. En la venta a través de internet ocurre muy a menudo que nadie te da una respuesta, que no puedes hablar con una persona que te solucione tu problema. En nuestro caso, si hay una rotura o sucede cualquier imprevisto, enviamos antes de que nos devuelvan el pedido”. Su servicio preventa y posventa es la clave de su éxito. También la ilusión con la que transmiten todo. “Vivo de lo que me gusta”, reconoce Jordi.
Y la familia, como (casi) siempre, en el origen de todo. Su padre, que era viajante de marroquinería en Cataluña, compró esto para descansar. Pronto comenzó a vender Coca Colas y luego abrió el restaurante: lo que fue El Rincón del Olvido es ahora El Rincón de las Mermeladas, un paraíso para los amantes del producto local, un hallazgo inesperado en el interior de Alicante.