ALICANTE. Si hay una organización que nunca defrauda esa es la agrupación socialista de Alicante. Cuando los focos hace tiempo que están puestos en ver quién sería la candidata -los nombres que suenan son la consellera Josefina Bueno o la síndica del PSPV Ana Barceló-, el portavoz del grupo socialista, Francesc Sanguino, a sabiendas de que su tiempo está agotado, ha dado este viernes un petardazo, y de los buenos: de manera unilateral, Sanguino ha presentado un escrito en el que pide que sean cesados tres asesores del grupo municipal y que la portavoz adjunta, Trini Amorós, sea relevada. La pregunta es, ¿surtirá a efecto su desafío? No sólo es un desafío a la dirección local del partido, sino al propio Ximo Puig, que es quien lo avaló como candidato, junto a los sanchistas.
Sea como fuere, el órdago de Sanguino no es más que una muestra de la distancia que había entre el portavoz y el núcleo duro del grupo municipal socialista, y de la agrupación, dominada con puño de hierro por el veterano Ángel Franco. Sin embargo, el desafío obliga a la dirección del PSPV a intervenir; y de no desatascar la crisis generada, tendría que ser el propio Puig quien se pronuncie, máxime el martes, que visita la ciudad de Alicante.
Sanguino, desde el inicio, y los dos concejales sanchistas del grupo municipal socialista habían manifestado en reiteradas ocasiones que se les ninguneaba antes los medios de comunicación, que determinadas acciones suyas no eran difundidas en las notas de prensa y que en los actos de la agrupación a Sanguino no se le daba ningún protagonismo. Con el tiempo, los de los dos ediles sanchistas se solventó, pero la herida entre Sanguino y el aparato del partido en la ciudad se ha ido agrandando hasta que ha estallado este viernes con el escrito de ceses presentado por el portavoz.
La primera pregunta es saber qué recorrido tiene la acción de Sanguino. Está claro que como portavoz puede proponer el cese de los asesores, pero habría que ver si puede hacerlo con la portavoz adjunta. En todo caso, debería tener el placet del grupo, en el que Sanguino está en minoría. Los afines a Ángel Franco son cinco de los 9 regidores que tiene el PSOE, y es posible que el secretario de la corporación no tramitara los cambios si no lleva aparejada la firmada de todos los ediles del grupo municipal. Esa sería una posibilidad.
La otra es que en caso de que los ceses propuestos por Sanguino se ejecutaran, al menos, los de los asesores, la reacción de la mayoría en el grupo socialista podría ser evidente: reunión extraordinaria para nombrar a otro/a portavoz y restitución de los asesores. Es decir que el movimiento de Sanguino puede tener un corto recorrido; ahora bien si ha dado el paso ahora es por algo y porque está seguro de que salir victorioso.
Por el momento, en el seno del PSPV se han dado este fin de semana para que la crisis se reconduzca. ¿Cómo? Está claro que la dirección local del PSOE de Alicante no aceptará cambios de ningún tipo, toda vez que los cuatro defenestrados son del círculo confianza de Ángel Franco. ¿Qué Sanguino sea más respetado en la organización del grupo? A estas alturas del mandato, el partido ya piensa más en el futuro que en rescatar a Sanguino. Ahora bien, lo normal es que Sanguino pida la intermediación del propio Ximo Puig, cuya consigna hasta ahora era que no hubiera ruido en ninguna institución para dar estabilidad y normalidad y que se trabajara con vistas al futuro.
A Sanguino sólo le vale la mediación de Puig, bien para que lo rescate dentro del grupo municipal y le confiera el poder que de facto ha perdido, o lo rescate con un cargo en la Generalitat Valenciana. No es la primera vez que suena la posibilidad de que Sanguino quiera saltar del grupo municipal socialista para aterrizar en una institución de corte cultural, que es su campo natural de acción como dramaturgo o gestor cultural que es. Todo lo que no sea eso, será una desautorización en toda regla. Y si no la hace Puig, se la hará la dirección local del partido que ya aceptó en su día a Sanguino a regañadientes. Y si lo hizo es porque tenía el respaldo del propio Puig y de la dirección federal del partido. Ahora bien, si Sanguino se ha inmolado con este movimiento, a pesar de que tenga razones, es porque alguien le ha dicho que en la piscina hay agua. Falta saber si alguien le ha engañado.
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