ALICANTE. Aunque en los tiempos que corren lo de ver a los jugadores desparramados por la grada no tiene mucho de novedoso, sí que es verdad que este domingo resultó chocante que el Hércules tuviera que utilizar la tribuna de El Collao como vestuario o regresar a Alicante sin ducharse.
Además de la obligación de someterse semanalmente a un test de antígenos, la última versión del 'Protocolo Reforzado' de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) trae consigo también la recomendación de no hacer uso de los vestuarios o utilizarlos un máximo de 15 minutos "para minimizar el impacto de los contactos estrechos". En línea con esto último, el 'Protocolo anti-Covid' del Ayuntamiento de Alcoy (el campo es municipal) establece directamente la prohibición de hacer uso de los vestuarios (solo se permite los aseos "cuando sea necesario y de manera individual") y que lo equipos lleguen (el local 75 minutos antes del inicio del partido y el visitante 60) directamente "cambiados y listos para el calentamiento".
Así lo hizo el Hércules cuyos jugadores viajaron en el autobús vestidos de corto, con las calcetas y los pantalones de la segunda equipación puestos; una vez dentro de El Collao se ubicaron en la parte central de la tribuna en la que terminaron de vestirse (primero se pusieron las botas para el calentamiento y tras el mismo la camiseta de juego los titulares) y recibieron las últimas instrucciones (uno a uno, pizarra en mano) de Cubillo y del resto del 'staff' técnico antes del partido. Cuando llegó el descanso, momento en el que la temperatura había caído unos grados y ya no era tan soportable el permanecer sin prendas de abrigo, se repitió la escena: los titulares en la banda reponiendo fuerzas con los chaquetones sobre los hombros mientras el técnico y sus asistentes repartían consejos ante la atenta mirada de los suplentes que permanecían con la mascarilla y las sudaderas puestas. Tras la finalización del choque, el técnico del Hércules fue el último en subir al autobús: lo hizo una vez finalizó la rueda de prensa en la que confesó que había sido "el partido más raro de su vida" por todo lo anterior (y los problemas que habían esquivado como por ejemplo el que hubiera llovido) y con todo el equipo ya a bordo sin haberse podido duchar.
Por cierto, aunque el Alcoyano tampoco hizo uso del vestuario, al menos sí pudo refugiarse en las entrañas del fondo norte tanto antes del partido como en el descanso.
Hubo 'público'
Además del citado protocolo de la RFEF y su adaptación municipal, el derbi de este domingo también se vio afectado por la resolución de 6 de noviembre de la conselleria de Sanitat en la que se establecía la prohibición de que hubiera público en las gradas (el Alcoyano había solicitado hacer uso del 40% del aforo de El Collao, disponer de 1.900 localidades).
Eso sí, aunque el choque se disputó a puerta cerrada, tampoco se puede decir que no hubiera 'público': por parte del Hércules, además del director deportivo, Carmelo del Pozo, y del director general, Carlos Parodi, también asistieron al encuentro el presidente de la Fundación, Valentín Botella, y uno de los dos propietarios, concretamente Juan Carlos Ramírez. Además, se dieron cita ojeadores como el exfutbolista del Hércules Alejandro Alfaro, el exdirector deportivo blanquiazul (también defendió su camiseta como futbolista) Dani Barroso y el secretario técnico del Elche, Sergio Mantecón, que estuvo acompañado de Jorge Pérez, director de 'marketing' del club franjiverde, y tomando nota de las evoluciones de sus futbolistas cedidos.
