ELCHE. Este miércoles se celebraba en Elche, en el salón de actos de Grupo Soledad en el Parque Empresarial, la primera edición del Congreso de Economía Circular (Conecoo), una jornada organizada por Cedelco, Elche Parque Empresarial, el Parque Científico de la UMH y la firma ilicitana Greene, que contó con un centenar de asistentes. La premisa, abordar los retos, problemas y soluciones de todo lo relativo a la economía circular, la tan recurrente descarbonización de la economía y los cambios disruptivos que esta aspira a ofrece en la industria. Un nuevo camino por recorrer que ya está dando resultados, como se puso de manifiesto con las mesas en las que participaron distintos profesionales y empresas del sector, que también pusieron de relieve la complejidad de la misma, pues precisa de una gran inversión y está acompañada de una legislación compleja.
Antes de la primera mesa, y a modo de apertura, la directora de Cedelco, Sol Segura, destacaba la importancia de estas iniciativas para eliminar o paliar las emisiones de gases de efecto invernadero, con unas breves intervenciones introductorias de Amelia Navarro, presidenta de la comisión de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) de la CEV, y de Esther Díez, concejal de Movilidad y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Elche. Respetivamente, la primera destacó la necesidad de pasar "de un modelo lineal a otro de economía circular" en la producción, de forma que sea transversal a todos los sectores, calificando como clave la innovación y que las administraciones públicas impulsen y tengan en cuenta su incidencia en la competitividad de las empresas "en plazos razonables". Al hilo, el perte de la economía circular calcula hasta 700.000 empleosen Europa, el 10% en España. Desde la administración, la concejal destacó la referencialidad del sector empresarial ilicitano, "líder de procesos innovadores en políticas integradas en procesos industriales, reconocido en Europa en varias ocasiones", y destacó el papel de la economía circular en el Consistorio con la gestión de los residuos, así como la necesidad de la administración "de agilizar procesos burocráticos".
En la primera mesa, con la moderación de Juan Manuel Martínez, director de Desarrollo de Negocio de Greene, grandes empresas del sector, patronales y consultoras analizaron las estrategias que están siguiendo y la situación actual con el nuevo contexto. Desde Veolia, su director de Desarrollo, José Javier Celdrán puso de relieve además de la importancia de la energía renovable, el potencial de la biomasa, y cómo estos fluidos térmicos que necesita la industria pueden utilizarse para reducir la emisión de CO2. "En Alicante emitimos anualmente 250.000 toneladas de vapor sostenible", destacando que la firma es pionera en el uso de la energía fotovoltaica desde 2006 y que han impulsado mil instalaciones de energía renovable en todo el país. Destacó que acompañan a sus clientes con soluciones para reducir sus emisiones dependiente de las necesidades, y que la clave para reducir las mismas es simple y llanamente "dejar de emitirlas". Ayudan a las compañías a visualizar la perspectiva a futuro, tanto a las que emiten como a las que no, y ponía de nuevo el foco en las ventajas del uso de la biomasa, pues "permite instalaciones amortizables de uno a tres años".
Desde Exolum, la responsable de Proyectos de Economía Circular, Azahara García, destacó que con su transporte de combusibles líquidos —primera empresa en Europa y la séptima del mundo en el sector—, su red de oleoductos les permite ser eficaces a nivel medioambiental al aliviar la contaminación de transportar 370.000 litros anuales y la huella de carbono de 750.000 camiones al año. Una alternativa "frente al modelo tradicional". Un ámbito en el que tienen mucha experiencia y por ello asesoran a clientes con estos nuevos modelos de negocio. Con todo, este transporte requiere mucho consumo de energía. Por ello "tomamos medidas para reducirla, con el objetivo de reducir en un 50% la emisión de gases de efecto invernadero en 2025 para ser neutros en 2050". Al tiempo, sustituyen aparatos para ser más eficientes y han adquirido renovables también para avanzar en autoconsumo.
Por su parte, el responsable de Estrategia de Comercialización de Combusibles Renovables de Repsol, Óscar Sastrón, ponía en valor que fueron los primeros en marcarse el objetivo de ser "neutros" en 2050 y para ello se han marcado un plan estratégico con hitos en el tiempo, como "fabricar 2 millones de toneladas anuales de combustible renovable. Aunque el consumidor no lo sabe, el 10% de lo que se reposta en nuestras gasolineras ya es combustible renovable". Están trabajando en ello en el sector de la aviación, haciendo pruebas con los primeros 'vuelos verdes', y ponía de ejemplo que la Patrulla Águila en el pasado despliegue de las Fuerzas Armadas el día de la Hispanidad ya utilizaba este. Están trabajando también en el desarrollo de combustible sintético, y el biogás, y como se anunció recientemente, junto a la ilicitana PLD Space han llegado a un acuerdo para desarrollar combustible renovable para cohetes espaciales.
En el ámbito de sectores industriales, Iñaki Ugarte, gerente del Clúster del Papel de Euskadi, destacó la preminencia del sector, con una facturación de 1.350 millones de euros, anuales, gestionando 1,4 millones de toneladas anuales, "el 16% de la producción anual". Una suerte de "paraíso de consumo de maquinarias y uso de agua", comentaba en referencia a la energía que necesitan, por lo que intentan reutilizar al máximo en todas las áreas, mantenimiento, bombeo, monitorización, digitalización, machine learning… "Ahora estamos trabajando con Greene para revalorizar nuestros residuos e identificar otras actuaciones en I+D+i de acuerdo a la iniciativa vasca de no emitir gases de efecto invernadero en 2050". Destacó también la integración de los ODS en la gestión de las empresas asociadas al clúster.
Y en el área de consultoría, Daniel García, CEO de Ecoterrae, destacó que su actividad se ciñe a nivel nacional y en el mercado del carbono, para darle visibilidad a estos mercados como herramienta de financiación de proyectos. Añadía que cada vez más las grandes empresas exigen a sus proveedores que se sumen a la descarbonización, por lo que "acompañamos a estas pymes cada vez más a tener un inventario de emisiones, a medir la huella de carbono empresarial". Pero destacó que es necesario también la medición del producto "a través del ciclo de vida, donde poder añadir indicadores a medio y largo plazo a través de medidas concretas". Desde el ámbito del propio uso de las renovables, hasta la gestión de residuos o el peso de la logística.
Asimismo, sobre los derechos de emisión de CO2, la autorización de grandes compañías y productores de energía que pagan por sus emisiones contaminantes, el responsable de Repsol, Sastrón, coincide con la opinión de Celdrán —que por ello incide en la biomasa—, la mejor manera de gestionar las emisiones es no emitir. "Más allá de los bonos para compensar los efectos de ese coste, nosotros tenemos programas a diez años reduciendo 2,5 millones de toneladas de escombros en nuestro proceso. Tenemos que ir más lejos y ese CO2 utilizarlo para fabricar materiales para la química o para combustibles". Cree que es importante explorar estas fórmulas como la del hidrógeno renovable. "La tonelada de CO2 está en 100 euros, esa gestión tiene un gran impacto". En esa línea, el gerente del clúster vasco añade que con las emisiones del dióxido de carbono "se podía ganar dinero los primeros años" y que en los últimos está costando "muchísimo dinero, en 2021 la compra de derechos de emisión nos costó 9,5 millones de euros anuales y puede que lleguemos a los 12 millones", explica en referencia a lo que sufre su sector en este aspecto. Trabajan para reducir la emisión por tonelada de producto, "pero conforme más avanzas el margen de mejora es menor", explica.
En el caso de Exolium, no han entrado en la compra de derechos, "estamos centrados en reducir la emisión y modelos que lo permitan", aunque señalaba Azahara García que "el mecanismo de compra y venta tiene que ser flexible y la normativa transparente y equitativa". Por su parte, el CEO de Ecoterrae destaca que desde el protocolo de Kyoto de 2005, este mecanismo de compra y venta de derechos de emisión afecta a 900 compañías en España y a 30 operadores aéreos. "No pueden reducir emisiones y tienen que compensar adquiriendo estos derechos de emisión de carbono", aunque apuntó que el precio de estos depende mucho "de desde dónde se emita, cómo y del volumen, hay un serie de factores que determinan el mercado y precio al que se vende". Destacaba que en 2012 se abrió la apertura de estos mercados voluntarios y que el Ministerio está participando en proyectos para suplir y compensar esas emisiones.
Sobre si hay competitividad de la industria a nivel europeo, en general los ponentes pusieron el foco en la legislación. Óscar Sastrón de Repsol ve como una oportunidad la descarbonización a nivel de negocio y por el bien del planeta, "pero con una forma coherente", y añade que "los mecanismos de Europa son muy agresivos, con reglas poco claras en algunos puntos". Entre ellos, por ejemplo, "falta normativa con cómo contabilizar el hidrógeno", y ponía frente al espejo las política europeas y las de EEUU. "Activa otros mecanismos, de impulso; en Europa es penalizador, con reglas duras, mientras que el otro es muy claro, incentiva… Con eso puede bascular. Europa tiene que tomar esto como ejemplo y no quedarse fuera de este juego".
En opinión de la responsable de Exolium, las "soluciones para las bajas emisiones de carbono suponen siempre un coste superior al producto. Tenemos un problema de competitividad en costes y va en detrimento de los impulsos a los proyectos". También cree que hay una "barrera legislativa" que penaliza la toma de decisiones para invertir en ciertas iniciativas. Por su parte, Daniel García recuerda que "se lleva apostando en Europa por la lucha contra el Cambio Climático desde hace 30 años, las empresas ven que esa lucha es un deber como sociedad y se requiere a todos los grupos de interés. También a las entidades financieras", ahora también vinculados a los proyectos de la taxonomía verde. "Sobre todo los clientes y consumidores tenemos la herramienta para consumir y elegir el mercado. Este lo tendrá en cuenta para regularse y prioriza productos de baja huella de carbono".
El responsable de Veolia también ve el momento como una oportunidad. "pero una de las barreras es claramente la fiscalidad, en la que hay que avanzar. El mercado nos pide estas soluciones, y las renovables son más caras solo en algunos casos, en otros no, porque los proyectos son mixtos y hay que estudiar cada caso". Celdrán inicide en que hay proyectos que son rentables y que en todo caso hay que "agudizar ingenio e innovación. Pero falta legislación más clara e incidir en el aprovechamiento del agua, residuos, cómo reutilizar...". Por su parte, Ugarte esgrime que el sector del papel ya está muy regulado por el control de la contaminación. "La comisión legisla de forma abrumadora y más para sectores como el nuestro" y va más lejos: "Hay dumping ambiental. No es lo mismo producir en la Unión Europea que fuera con otra legislación". Señala que hay miedo a poner barreras por el libre comercio por "productos que pasan por nuestras fronteras que no complen esos requisitos". Por eso cree que queda mucho trabajo por delante. Y destaca que las nuevas tecnologías "ni de lejos son rentables. Se exige ir a tecnologías maximalistas, pero hay que ver cómo cubrir esta tecnología en este proceso". En su opinión, no se puede aspirar "a lo mayor", sino utilizar lo que hay y ayudar a las empresas. "¿Dónde está el dinero de los Next Generation?", zanjaba.
Por último, sobre qué actuaciones o soluciones hay a estas problemáticas, se plantearon distintas dependiendo de su ámbito. Para la representante de Exolum, las barreras que existen para entrar en este mercado "se pueden combatir con un apoyo tecnológico. Más i+d, apoyo a plantas piloto que permiten mejorar la competitividad... Los usuarios tienen que pagar un ticket de entrada para reducir esa barrera de costes", en referencia a los precios del producto final. "Hay que poner una solución técnica al determinismo tecnológico, es una barrera de enfoque. También marcar unos principios de lo sostenible". Para García es importante aportar una visión holística: "Tenemos que incluir criterios de sostenibilidad social, el acceso universal a la energía, sensibilizar, abordar el asunto de los territorios vacíos".
Desde Veolia, Celdrán añadía que "no podemos utilizar cosas que no tenemos", poniendo de ejemplo cómo la biomasa del monte de Xixona se utilizó como combustible tras la DANA de 2019. "Ahora se habla del biogás y el famoso contenedor marrón. ¿Estamos dispuestos a hacer la segregación?". Para el consultor de Ecoterrae, es importante eliminar la incertidumbre en la UE. "La regulación que va cada vez sacando más normativa, pero hay iniciativas empresariales que van por delante, por ejemplo con la generación de créditos de carbono, hace falta transparencia". Y avisó, menos emisiones supone generar beneficios. Desde el clúster de papel, cree que hace falta pedagogía a nivel básico por ejemplo en la fábricas. "Aún no se conoce bien lo que hacer. Por ejemplo no dejar máquinas en marcha en vacío, para reducir el consumo. Y más innovación y ayudas a empresas en este impás, no sé si es una travesía en el desierto, pero hay que invertir mucho para cambiar el modelo".
Para finalizar, el responsable de Repsol añadía que "hay que dejar claro la claridad tecnológica, y que se compita en costes y que el mercado premie a quien mejor lo haga. Nadie pone dinero donde no es rentable". Cree importante ponerse como reto el horizonte neutral, y que hay que ir desechando las energías de fuentes no sostenibles. "Utilicemos todo, como el potencial de biogás y biometano, depsués vienen empresas nórdicas a España para aprovechar estos estos residuos".