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Los restos del 28M: Cs 'evita' la mayoría absoluta de Barcala y Vox queda a 309 votos de un quinto edil

30/05/2023 - 

ALICANTE. El análisis de la letra pequeña que depara el escrutinio electoral del 28M arroja al menos tres conclusiones centrales sobre la evolución de los resultados en la ciudad de Alicante. La más evidente es el regreso al reparto de fuerzas entre bloques políticos que existía hace doce años: el centro derecha -ahora representado por PP y Vox- vuelve a sumar los 18 concejales obtenidos en 2011 por la candidatura que encabezaba la popular Sonia Castedo en un contexto en el que no existía otra opción política en ese mismo espacio ideológico. En ese momento, los 18 regidores fueron del PP y ahora se reparten entre 14 ediles populares (cinco más que en 2019) y 4 de Vox (dos más de los obtenidos hace cuatro años).

Con esas cifras, el balance de este domingo electoral es prácticamente idéntico al que se registró en 2011 con la salvedad de que, entonces, el centro-derecha todavía sumaba un representante más, ya que contaba con un concejal de Unión Progreso y Democracia (UPyD): en ese momento, representado por el actual diputado autonómico de Ciudadanos (Cs), Fernando Llopis

Otra prueba del regreso a esa situación política es que en la cita con las urnas de 2011, la lista socialista liderada por Elena Martín obtuvo 8 concejales. Es decir, el mismo rédito obtenido ahora por la exconsellera de Sanidad, Ana Barceló, en su condición de alcaldable. Al tiempo, Compromís, con Rafa Mas al frente, sustituye a Esquerra Unida (EU) en el resto del espacio ocupado por la izquierda hace 12 años con sus dos concejales actuales: justo los mismos que obtuvo entonces la coalición que encabezaba el exedil Miguel Ángel Pavón

En total, tras los comicios de 2011, el eje progresista dispuso de diez representantes, uno menos de los que consigue agrupar ahora gracias a la suma de los concejales de las tres candidaturas que ocupan ese mismo espacio político: PSOE, Compromís y Unides per Alacant (la confluencia formada por Esquerra Unida, Podemos, ERPV y Alianza Verde). 

Resta en lugar de voto útil

La segunda conclusión es que los 4.713 votos alcanzados por Ciudadanos (Cs) probablemente fueron determinantes para alejar al PP de la mayoría absoluta. La resistencia de la lista liderada por el todavía concejal de Urbanismo, Adrián Santos Pérez (una de las grandes incógnitas con las que se llegaba a la noche electoral) no fue suficiente para que el partido vuelva a tener presencia en la próxima corporación, ya que perdió los cinco representantes obtenidos en 2019. No obstante, esos votos sí restaron al bloque del centro-derecha (fundamentalmente, al PP).

El PP recabó 59.896 papeletas y fue el partido que logró sumar el último concejal en disputa (se lo arrebató al PSOE, que llegó al 80% del recuento con la adscripción de 9 concejales). Todo parece indicar que, con los sobres que fueron a parar a Cs, los populares podrían haber llegado a su concejal número 15: la cifra que marca la mayoría absoluta en la corporación. De hecho, la posibilidad de que Cs restase era en gran medida uno de los temores principales que se albergaba en el seno del PP. 

De ahí que el mismo Barcala apelase al voto útil ("no votéis a quien no va a salir", manifestó en sus intervenciones) en casi todos sus actos electorales con la intención de concentrar todo el voto de centro-derecha. Y de ahí que también se hiciese explícito el respaldo de distintos cargos de confianza adscritos al grupo municipal de Cs (cuando no, de algunos ediles como la vicealcaldesa Mari Carmen Sánchez, que sí se dejó ver celebrando los resultados junto a los miembros de la candidatura del PP) en varios de los encuentros políticos organizados por los populares durante la campaña: en definitiva, vino a ser una representación de la unificación o del trasvase desde las filas de Cs a las del PP, aun a riesgo de que los órganos de dirección de Cs pudiesen solicitar el cese de los cargos que se significaron por el PP.

El grupo de Robledillo, sin competencias 

Y la tercera conclusión que deparó el escrutinio definitivo es que el crecimiento de Vox estuvo a punto de traducirse en la suma de un quinto concejal respecto a los cuatro obtenidos finalmente. De hecho, la lista liderada por Carmen Robledillo se quedó a 309 papeletas de obtener ese premio, con lo que habría aumentado en tres concejales los resultados logrados cuatro años antes.

Ese ascenso convierte a Vox en la tercera fuerza política en el Ayuntamiento, en sustitución de Cs. No obstante, no resulta suficiente para conseguir el objetivo pretendido: ser decisivo en la configuración del próximo gobierno y, al tiempo, tomar delegaciones a través de un hipotético acuerdo con el PP. Ese deseo quedó descartado por el mismo Barcala, en la comparecencia de valoración de resultados, en la que anunció su pretensión de gobernar en solitario. 

En principio, nada parece indicar que fuese una declaración precipitada fruto de la euforia del momento, salvo que las negociaciones que puedan entablarse entre las direcciones del PP y Vox para constituir un posible gobierno de coalición al frente de la Generalitat y otras grandes ciudades (entre ellas, Elche) pueda conllevar un cambio de criterio que acabe forzando a los populares a compartir competencias con el grupo de Robledillo.

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