ALICANTE. Son las 13:30 horas. Miles de alicantinos y visitantes se congregan en torno a la Plaza de Luceros -además de la práctica totalidad de sus calles adyacentes- para presenciar la cuarta mascletà que compite en el XXXII Concurso Oficial de les Fogueres de 2019. Es el turno de la pirotecnia Piromart. Son pocos los espectadores que no portan un vaso o un plato de plástico, una lata, un abanico de papel o un cigarro. Llegan las 14:00 horas. Las belleas del Foc, Isabel Bartual y Noelia Vinal, dan la orden. Comienza el disparo.
A las 14:27, veinte minutos después de que el estruendo haya terminado y que Luceros comience a vomitar al público congregado, llega el turno de los operarios del servicio de limpieza. A las 15:50, el epicentro de la fiesta vuelve a lucir su mejor imagen. No queda ni rastro de los sacos de arena que hacían de contrapeso a los morteros y los vasos de plástico que invadían los alcorques de las palmeras de la plaza han desaparecido.
El secreto no es otro que el dispositivo especial desplegado por la concesionaria del servicio, UTE Alicante (compuesta por FCC, Ferrovial, Inusa y Grupo Cívica) en coordinación con los inspectores del ayuntamiento. Cada día de mascletà, un equipo formado por dos máquinas barrenderas, dos cubas de baldeo, un camión recolector con carga trasera, un vehículo plataforma y ocho trabajadores, provistos de escobas y sopladoras, se encargan de devolver el escenario del tumulto a su estado original. La prioridad: que todo esté limpio en la plaza lo antes posible para que pueda reabrirse a la circulación con la menor demora.
Los preparativos arrancan, en realidad, mucho antes, con el precintado o retirada de las papeleras convencionales por motivos de seguridad. En su lugar, como principal novedad, este año se han instalado bolsas translúcidas en el vallado del perímetro de la plaza para que actúen como papeleras provisionales. La ventaja: no existe la posibilidad de que pueda ocultarse nada distinto a simples residuos. Y el resultado es, por ahora, más que satisfactorio. Cumplen su función y se les da uso. Con todo, todavía persisten quienes se obstinan en utilizar las papeleras precintadas depositando botes y vasos pese a que resulte imposible.
Lo cierto es que la tarea de retirada de vasos se inicia en las calles perpendiculares a Luceros casi una hora antes de que se prenda la mecha. Y una vez se ha terminado el disparo, el recorrido es precisamente el inverso: desde el centro de la plaza hasta el exterior. Cuando el Servicio de Prevención y Extinción de Incendios (SPEIS) concluye la supervisión de los restos del material pirotécnico, se retiran las vallas. La pirotecnia recoge los materiales a reutilizar. Y los operarios del servicio de limpieza hacen su entrada en la plaza.
Primero, a quitar las cuerdas. Después, recogida a mano. Y luego, una, dos, tres vueltas con la barrendera... Las sopladoras arrastran los residuos de las zonas ajardinadas y el baldeo acaba de eliminar las últimas huellas sobre el asfalto. Son las 15:40. ¿Quién dijo mascletà? Todo listo hasta el próximo disparo.