ALICANTE. Mínimo ocho shows por semana, dos horas de ensayos diarios, entrenamientos individuales... El Circo del Sol combina en sus filas artistas y deportistas de élite, ambas facetas fusionadas en una misma persona. Luzia, el espectáculo actual ideado y dirigido por Daniele Finzi Pasca, mueve alrededor de 50 artistas sobre el escenario entre acróbatas, titiriteros, clowns, malabaristas, contorsionistas y un etcétera de roles circenses. Todo este despliegue podrá verse en la Playa de San Juan, en Alicante, a partir del jueves 14 de julio. Pero, ¿qué plan de entrenamiento siguen los y las artistas para mantenerse como la élite? ¿Cómo encaran dejar su país y su anterior empleo para lanzarse de cabeza al frenesí de la vida circense?
"Durante la semana tenemos entre ocho y once shows. Eso también es entrenamiento. Ensayamos durante unas dos horas y, aparte, cada persona tiene que hacer su propio entrenamiento. Así que yo hago ejercicios en la carpa, uso el gimnasio que instalamos aquí y me ejercito también en el exterior, saliendo a correr o practicando otros deportes. Son entre dos y cinco horas diarias de entrenamiento más el show", resuelve la duda la acróbata estadounidense Kelly McDonald.
También Gerardo Ballester, titiritero mexicano, subraya el entrenamiento personal físico "para estar en buena condición, porque son muchos shows a la semana". Además, este artista no solo se centra en él, sino también en sus títeres "para dotarlos de esa energía de vida que necesitan", apunta. Es por ello que entrena a otros compañeros del Circo del Sol, porque son títeres muy grandes que van rotando entre los artistas: "Como coach, voy probando con cada artista para ver quién tiene una constitución idónea y mayor facilidad; luego escojo a la que podría ser la persona indicada y empiezan los entrenamientos. Entreno mínimo tres días a la semana con bloques diferentes con varios artistas", aporta el dato.
En cuanto a restricciones, asegura que no hay ninguna, aunque todos se cuidan por su bien, "porque con los deportes de élite te tienes que cuidar", y "por respeto al otro, porque todos somos una pieza de este monstruo enorme que es el espectáculo". Una experiencia con la que Gerardo Ballester asegura no haber soñado nunca, aunque también reconoce que "la prioridad es saber que tengo esta oportunidad para poder contar cosas con mi trabajo; el arte es un medio para hacerlo. Pero esto requiere mucha adaptación y asumir un nuevo estilo de vida, dejando tu país, tu taller y tu vida personal para empezar una nueva historia".
Luzia es el primer espectáculo del Circo del Sol en el que participa Gerardo Ballester. Cómo se unió comenzó con correo electrónico: "Era un email tan educado y no vi la plica del Circo del Sol que pensaba que era para otro evento y lo ignoré", recuerda. Cuando, a los dos días, comprobó quién era el emisario, el titiritero asegura que le hizo saber que estaba "muy ocupado", porque en ese momento estaba rodando una película en su faceta como director de arte. "Además, me imaginé que me estaban buscando porque iban a hacer algo en México y necesitaban a gente en la sección de escenografía.
Finalmente, accedió a enseñarles su trabajo, cuya carrera con los títeres comenzó a los 13 años. "No fue como hacer un casting, porque fui nada más a mostrarlo. Yo me la pasé increíble y, como estaba inmerso en mi otro proyecto, el Circo del Sol se me olvidó. A las dos semanas me llamaron para decirme que estaba seleccionado; estaba conmovido, porque era increíble que una persona en Canadá a la que no conocía estuviera peleando por mi trabajo. Después me volvieron a llamar para darme la noticia de que el director me había escogido; Daniele en México es superreconocido en el teatro".
Aunque también es su primer contacto con la entidad circense, el caso de Kelly McDonald fue otro: "Estaba haciendo un show en Las Vegas, tenía una audición allí con otro acróbata y nos contactaron a ambos para ser parte de la creación de Luzia", cuenta. Y añade que utilizaron parte de su dúo para el espectáculo actual del Circo del Sol. Sobre cómo es dejarlo todo, salir de la zona de confort y lanzarse a recorrer el mundo con el circo, la estadounidense responde una obviedad: "Difícil". Pero declara que su motivo fue que "quería formar parte de la creación de un show y esta era una oportunidad irrechazable".
Es innegable que leer en un currículum artista en el Circo del Sol, cuanto menos, impacta positivamente. Pero, ¿a qué se dedica una persona cuando finaliza el espectáculo? "Todos deberíamos pensar en qué hacer cuando se acabe el contrato y, sobre todo, si se quiere seguir o no en el circo", plantea Kelly McDonald. Yo fui a la universidad, por lo que puedo trabajar en otras cosas; además, mi esposo es músico y ambos produjimos juntos un show en Colombia", comenta en la faceta profesional. Y, en la personal, añade que durante el parón pandémico tuvo un hijo y "estaba pensando mucho en cómo ser mamá".
Por su parte, el titiritero mexicano se toma el trabajo en el Circo del Sol "como si estuviera becado. A muchos nos sirve como una gran escuela para potenciar nuestras carreras". Y manifiesta la voluntad de "seguir con mi trabajo cuando acabe; yo antes de venir aquí tenía mi pequeña compañía. Aunque no me planteo una fecha específica para dejar el circo porque estoy inmerso con las necesidades del espectáculo". Es por ello que se toma como una "ventaja" que esta no sea una compañía de títeres, sino de circo.