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TRIBUNA LIBRE / OPINIÓN

¿Por qué han fracasado los Estados Unidos en Afganistán?

20/08/2021 - 

Afganistán es un país enclavado en una zona geoestratégica en Asia Central, entre Rusia, China y los señores de petróleo al sur, con más de 35 millones de habitantes y gran riqueza minera, montañoso, un poco más extenso que España.

¿Quiénes son los talibanes?

La palabra talibán proviene del  idioma pastún, طالبان ṭālibān, que significa «estudiantes». Estudiante islámico formado en la madrassas. Se trata de un préstamo del árabe طالب ṭālib. Es una facción política-fundamentalista islámica sunni autodenominados Emirato Islámico de Afganistán, actualmente llevando a cabo una guerra dentro del mismo país. Fundado por veteranos de la guerra de Afganistán (1978-1992) contra la invasión de la Unión Soviética. Son religiosos ortodoxos, cuya idea de sociedad está basada en interpretaciones estrictas del Corán, con el fin de combatir el «libertinaje», considerado habitual en las sociedades occidentales, donde la mujer no cuenta.

Tras la retirada de la Unión Soviética de Afganistán en 1989 y el posterior colapso del gobierno de afgano, el país se sumió en una guerra civil. Los talibanes obtuvieron apoyo con promesas de restaurar el orden y la justicia. En 1994, tomaron el control de la ciudad de Kandahar con poca resistencia y en 1996 habían capturado la capital, Kabul, y gobernaban, a su manera, pero gobernaban hasta la invasión cuando dieron cobijo a Osama bin Laden, autor intelectual de los atentados del 11-S.

En 2001, EE.UU. invadió Afganistán y derrocó a los talibanes que gobernaron Afganistán anteriormente, de 1996 a 2001, e impusieron una forma estricta de shaira, ley islámica en el país.

Vuelta al poder de los talibanes

La resistencia y vuelta al poder de los talibanes consiste en tres columnas fundamentales: primero, su poder fundamentalista islámico-religioso; segundo, el odio al invasor y tercero, la financiación exterior de los talibanes.

Primero: el talibán sigue una línea extrema de la sharia o ley islámica. Cuando estaban al mando, prohibieron las costumbres occidentales, la televisión, la música, el cine, el maquillaje y desautorizaron que las niñas de diez años o más fueran a la escuela. Es decir, se aislaron y fortalecieron ante un pueblo de mentalidad tribal y medieval. Siguen la estrategia iraní o de Arabia Saudita de un gobierno teocrático. La sharia es la ley islámica como nuestro código penal, que forma parte de la fe surgida del Corán y los hadices, los dichos y acciones del profeta Mahoma. Su aplicación en la actualidad es objeto de disputa entre musulmanes conservadores y liberales.

Segundo: el odio al invasor no se rebajó, por considerarlos invasores en 2001. Los talibanes fueron derrocados del poder en 2001, tras una incursión militar liderada por Estados Unidos después del 11-S, en busca de Osama bin Laden. Pero poco a poco el grupo islamista ha ido retomando fuerza a lo largo y ancho de Afganistán. El país tiene más de 1.400 campos minerales, que contienen barita, cromita, carbón, cobre, oro, mineral de hierro, plomo, gas natural, petróleo, piedras preciosas y semipreciosas, sal, azufre, talco y zinc, entre muchos otros mineralesEE.UU. creó un ejército fantasma para que los afganos se autodefendieran de los talibanes. Y no ha funcionado, a pesar de ser unos 300.000 mil hombres y armas. Cn cambio los talibanes son unos 60.000. El presidente, Ashraf Ghani, para evitar un derramamiento de sangre, abandonó su cargo el 15 de agosto. Joe Biden dice ahora que "el objetivo nunca fue construir una nación, sino luchar contra el terrorismo", y que si ellos (los afganos) no han querido luchar por su libertad, los Estados Unidos, después de 20 años, no van a continuar luchando por ellos.

Tercero: ¿Cómo se financia el movimiento talibán? Durante los veinte años de resistencia armada, los talibanes no han dejado de controlar una parte importante del territorio en la zona sureste, a lo largo de la enorme y porosa frontera con Pakistán, factor que les ha dado acceso a recursos internos. En particular, la explotación del comercio del opio, droga que sitúa a Afganistán en el primer puesto mundial de exportación de heroína, a la que le gravaban un impuesto en cada fase de la producción de la amapola y comercio de ese narcótico. Además, tienen acceso al comercio ilegal de producción y venta de minerales estratégicos con China. Por otra parte el Kremlin contacta con los talibanes para ganar influencia tras la retirada militar occidental. Putin no ha retirado su embajada en Kabul.

Fallos estratégicos de integración

La doctrina militar sobre la ocupación de un territorio se consigue con la integración de los conquistadores, como hizo España en Hispanoamérica entre los siglos XVI al XIX, fundiéndose con los indígenas y creando mestizos y mulatos. ¿Cuántos casamientos de estadounidenses se han producido con afganas? ¿Qué semilla ha dejado, además de vainas de cartucho de balas?  No todo se hace con dólares, sino con genética. Los talibanes son como los almorávides del siglo XI y XX que invadieron el Al-Andaluz; eran islamistas fundamentalistas y se hicieron fácilmente con el poder, profesaba el sunismo malokí, se hicieron fuertes hasta que llegaron los almohacen y los derrotaron.

Las Fuerza de la OTAN se retiraron en 2014, mientras las fuerzas internacionales dirigidas por los Estados Unidos se preparaban para completar la retirada de sus tropas antes del 11 de septiembre de 2021, tras dos décadas de guerra, confiando que el ejército afgano continuaría su labor de contención del avance talibán. No obstante, no ha sido así; han defraudado, nadie lo esperaba. Los talibanes invaden puestos militares afganos, pueblos, aldeas y ciudades clave, incluida Kabul -con cuatro millones y medio de habitantes, es decir, con más población que Madrid-. El Ejército «fantasma» afgano, entrenado por estadounidenses, se entrega ante la primera amenaza, no quiere luchar, no desea defender la libertad ni causar derramamientos de sangre porque, en el fondo, a los talibanes los consideran hermanos de religión. Algo falló en la preparación militar, ético y moral de este ejército indígena en el que se invirtieron miles de millones de dólares. Pasó como hace cien años en Annual, a la primera amenaza, los soldados moros indígenas al servicio de España se entregaron al enemigo.

Negociaciones para abandonar Afganistán

Las diferencias entre invasores e indígenas afganos (religión, cultura, idioma…) propició el acuerdo de 2020 entre Donald Trump, la OTAN y los talibanes, que establecía la retirada militar occidental de Afganistán a cambio de no ataca a los estadounidenses; que este país no volviera a ser nunca más una plataforma para atacar a Occidente. En 2001, el régimen talibán de Kabul dio protección a Bin Laden y a la red Al Qaida y aquel fue el detonante de la invasión norteamericana. También acordaron en Doha en 2018 no permitir que al-Qaeda ni otros militantes operaran en las zonas que controlaban, además de continuar con las conversaciones de paz internas. Pero los talibanes siguieron atacando a las fuerzas de seguridad afganas y a la población civil. La retirada del ejército estadounidense ha sido un desastre de incalculable consecuencia para la seguridad del mundo con Al-Qaida gobernando.

Conclusiones

No se puede convencer de los conceptos de democracia, libertad y derechos humanos a una población que, en su mayoría, se mantiene en una mentalidad medieval y religiosa islámica, sin haber pasado por el Renacimiento, la Revolución francesa o el constitucionalismo laico donde la libertad religiosa es una opción. No obstante, estos veinte años de ocupación en Afganistán habrán servido para que muchos de ellos (son cerca de 36 millones de habitantes) hayan visto cómo se ha progresado en Occidente y, así, ellos solos, a través de los años venideros, hagan su propia revolución.

Sin duda, era una guerra encubierta que las tropas internacionales lideradas por los Estados Unidos acaban de perder.

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