ORIHUELA. Son varias las ciudades de toda la Comunidad Valenciana que han recibida ayuda de los fondos de Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado (Edusi), entre ellos, el de Orihuela, que ganó una cuantía de diez millones de euros. Por lo que tanto el Ayuntamiento como Europa invertirán esta cantidad, en total, veinte millones de euros que tienen como reto transformar la ciudad actual. Para abordar los retos que ofrecen los mismos, pero sobre todo desafíos a los que se tendrán que enfrentar las ciudades, Alicante Plaza organizó el foro ‘Jornada de Movilidad y Comercio Abierto’ con diversos expertos y representantes de la corporación municipal, para ver de qué forma se pueden trasladar estos aspectos a Orihuela.
Antonio Lucio / Rafa Molina
El primer bloque de la jornada estuvo formado por dos ponencias, la de Manuel Ríos, profesor de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Alicante (UA), quien se centró en la importancia y necesidad de los Planes de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) y la de Antonio Lucio, profesor de Movilidad en la Escuela de Organización Industrial (EOI). Ambos incidieron en la importancia de que estos planes y estas estrategias tan ambiciosas no pueden desempeñarse sólo a través de los consistorios, sino que ha de implicarse activamente en todo el proceso la ciudadanía a la hora de proponer, opinar y transmitir sus impresiones.
Público asistente / Rafa Molina
De hecho, Manuel Ríos explicó que el funcionamiento de los PMUS pasa por la participación de asociaciones, organizaciones empresariales y vecinos. Señaló que “la movilidad sí tiene ideología” y puso como ejemplo a quiénes benefician las peatonalizaciones y cómo influyen estas en la vida diaria de los vecinos. En cualquier caso, fue tajante en lo que se concibe como desarrollo sostenible, aquél que satisface las necesidades del presente sin comprometer las del futuro, pero principalmente, “todos estamos de acuerdo en que hay que eliminar los coches, hacer ciudades más habitables”. Indicó que cualquier actividad que pretenda mejorar la movilidad debe tender hacia la eliminación del coche o que al menos “funcione lo menos posible”, aclaró. Eso sí, también aclaró que las peatonalizaciones, mejor parciales que totales.
También considera necesaria una labor pedagógica de lo que es la movilidad, explicándola de forma fácil para que la gente sepa de qué se está hablando cuando se menciona la ‘movilidad’. De esos cambios puso como ejemplo algunas ciudades como Chicago, y señaló que no sólo se construyeron en las grandes ciudades urbanizaciones en la periferia porque era más barato, “también autopistas, y así hemos creado la ciudad que no debiéramos haber creado”, destacó que en EEUU se están demoliendo autopistas para tender hacia esas ciudades más pensadas en la habitabilidad y no en la facilidad de construir una determinada infraestructura. Por el contrario, explicó que en Europa en cambio se ha apostado por el transporte público, “pero es muy caro mantener las infraestructuras”, así que instó a llegar a puntos intermedios y a que los PMUS no cojan polvo en los ayuntamientos, porque el pensamiento a corto plazo de los políticos supone un hándicap. “La crisis no ha facilitado estos planes”, sentenció.
Por su parte, Antonio Lucio, que tiene experiencia en movilidad urbana y gobernanza compartida en ciudades como Madrid o México DF, señaló que hay que ser capaces de combinar el dinamismo económico de las grandes ciudades con la confortabilidad y sostenibilidad de las pequeñas. En ese sentido, esgrimió que para recuperar pautas de habitabilidad las políticas públicas han de dejar espacio al tejido social y a la ciudadanía; que los líderes políticos se dejen impregnar de sus vivencias. Expuso los retos que presenta la movilidad urbana ante el envejecimiento o la seguridad de las mujeres, y cómo algunas poblaciones internacionales como nacionales ya tienen en cuenta estos y otros aspectos. En los ejemplos mencionó el casco histórico de Bilbao, la peatonalización de Pontevedra o Vigo como la primera ciudad con paradas antiacoso en referencia a ese urbanismo que también puede prevenir la violencia de género.
Manuel Ríos / Rafa Molina
