ALICANTE. El primer debate de la campaña electoral celebrado entre los aspirantes que optan a la Alcaldía de Alicante el próximo 28 de mayo, bajo la organización de Radio Alicante Cadena Ser, relanzó el pulso entre la continuidad y el cambio que ya ha impregnado la contienda. Luis Barcala, por el Partido Popular (PP); Ana Barceló, por el PSPV-PSOE; Adrián Santos Pérez, por Ciudadanos (Cs); Manolo Copé, por Unides per Alacant; y Rafa Mas, por Compromís, trataron de trasladar sus distintos planteamientos para la ciudad durante una hora y media en la que el primer elemento que cobró protagonismo fue el evidente: la ausencia de la alcaldable por Vox, Carmen Robledillo, que había declinado su participación en el coloquio. ¿El motivo? Según la versión oficial, la apuesta del partido por centrar su campaña en acciones en la calle. Tanto es así que, en principio, solo habría confirmado su presencia en los coloquios organizados por 12TV y por Información.
Lo cierto es que su ausencia privó de evaluar su primera confrontación pública con representantes de otros partidos (todos nuevos, salvo Barcala, que repite). Y, sobre todo, la posibilidad de atisbar posibles afinidades o fricciones con el conjunto de partidos, ante una carrera electoral que podría requerir de foto finish y decantarse con la formación de pactos, por lo ajustado de los resultados que estarían apuntando, al menos, los sondeos autonómicos conocidos hasta ahora.
En todo caso, el intercambio de discursos sí que sirvió para extraer al menos cuatro conclusiones centrales. La primera, la moderación en los discursos y las propuestas de los candidatos. Nadie arriesgó ni en críticas (salvo las alusiones a la presunta corrupción respecto al caso de los contratos impulsados desde las concejalías de Partidas Rurales e Infraestructuras), ni con el lanzamiento de grandes proyectos inalcanzables, al margen de que algunos puedan ser más o menos realizables en el contexto actual por la existencia de posibles limitaciones normativas o presupuestarias.
Es lo que sucedería, por ejemplo, con la propuesta de generación de un parque empresarial de 3 millones de metros cuadrados entre El Espartal y el trazado de la A-7 planteado por Barceló, que quedaría coartado por el límite de crecimiento de suelo para ese fin que delimita la regulación urbanística valenciana, según le hizo observar Santos Pérez (a pesar de que su propio partido, Cs, también lo planteó en la campaña de 2019). O, sin ir más lejos, la apuesta que propuso el mismo Santos Pérez respecto a la apertura al público de las galerías de La Británica, que quedaría supeditado a una financiación millonaria sobre la que no se concretó procedencia ni disponibilidad.
La segunda, que las cinco opciones políticas mantienen su apuesta por jugar el partido solos, sin contemplar -precisamente- los posibles pactos postelectorales que podrían resultar necesarios para conformar gobierno. Como ya ha informado este diario en la primera crónica de urgencia a la conclusión del debate, no hubo ningún movimiento que pudiese allanar una posible reedición de la alianza entre PP y Cs después de cuatro años de gestión compartida. Barcala y Santos Pérez defendieron sus respectivas parcelas en el bipartito como si hubiesen gobernado en solitario. Como muestra, Santos Pérez apostó por exhibir especialmente el trabajo realizado desde su área, la Concejalía de Urbanismo, como el acuerdo que ha permitido que parte de los edificios de las harineras de Benalúa queden preservados como propiedad pública, para los que Cs dispondría de una propuesta de uso propia (aún no desvelada) frente a las fórmulas planteadas por el PP (un proyecto para crear una Ciudad de la Música) o por el PSOE (un proyecto de centro formativo relacionado con las artes desde los niveles de la infancia, según explicó Barceló). Barcala -que ha venido apelando al voto útil en sus últimos actos de campaña para que no se vote a "opciones que no van a salir"-, sí intervino para arrimar el ascua a su sardina y recordarle a Santos Pérez al menos en una única ocasión que estaban gobernando juntos y que la protección de las harineras, entre otros acuerdos, eran producto de un trabajo común.
Eso sí, el representante de Cs tampoco dio alas a un posible acuerdo diferente en el que pudiese tener al PSOE como posible compañero de viaje alternativo al PP una vez conocido el escrutinio electoral y optó por presentarse como el candidato del único partido capaz de generar consensos, con todo lo que ese mensaje podría conllevar.
Pero es que, además, tampoco las tres fuerzas progresistas -PSOE, Unides per Alacant y Compromís- contemplaron abiertamente un escenario de suma a partir del 29 de mayo, quizá para no servir en bandeja a los candidatos de Cs y PP que les recriminasen la experiencia del tripartito que gobernó la ciudad entre 2015 y 2017. Con todo, las alusiones acabaron apareciendo. Santos Pérez recriminó que en 2019 no encontrase proyectos redactados para impulsar la modernización de la ciudad y que no se hubieran ejecutado las expropiaciones necesarias para terminar la Vía Parque. Y Barcala aludió a la etapa "negra" del tripartito para sostener que la alternativa a su propuesta no podía ser el regreso al "ruido" y a que el ayuntamiento representase un problema para los ciudadanos en lugar de procurar soluciones a sus necesidades.
Sea como fuere, lo cierto es que los tres candidatos del eje progresista obviaron toda referencia a la formación de otra posible entente y se centraron en pugnar por ver quién ejercía el liderazgo de la izquierda al contraponer sus propuestas a las de Barcala y centrar todo el fuego de ataque contra su balance de gestión en los cinco años en los que has ostentado la Alcaldía. La prioridad era que calase el mensaje de la necesidad del cambio. Así, cargaron contra el bloqueo a las políticas del Consell por parte del bipartito y denunciaron la parálisis en actuaciones de modernización y transformación de ciudad.
De ahí derivaría la tercer conclusión: que el actual alcalde y aspirante a la reelección salió con vida del lance. Barcala resistió las embestidas de Copé y Mas -las más contundentes-, así como los múltiples reproches de Barceló. Fue la diana a la que se dirigieron prácticamente todas las intervenciones de sus tres contrincantes de PSOE, Unides per Alacant y Compromís, como si los tres ya diesen por amortizada la existencia de Cs. Y el primer edil, sencillamente, no entró al trapo más de lo necesario para repeler sus acusaciones. Optó por centrarse en defender su gestión y su capacidad propositiva. Así, se limitó a tratar de revertir las críticas con la posición privilegiada que otorga ser el que maneja el gobierno: la que permite de disponer de datos sobre inversiones, sobre la concesión de ayudas, sobre actuaciones en mantenimiento... Es más, tuvo la osadía de lanzar una pulla final al PSOE con un mensaje para captar a sus votantes descontentos y decepcionados, con el que -más que por convencimiento de que pudiese robar adeptos- trató de agitar la fase final del coloquio.
Y la cuarta y última conclusión básica es que, en realidad, cada candidato acudió a la cita a vender su libro, con la intención de tratar de resumir algunas de las propuestas que ya se han venido anunciando desde la precampaña, y con más ánimo de no cometer un desliz que pudiese restar apoyos entre la ciudadanía, que con voluntad de convencer a posibles indecisos. Todos se autoimpusieron el control de daños. No es que el debate fuese de guante blanco, sino que los cinco candidatos parecieron sentirse cómodos con sus respectivas expectativas de voto sin esforzarse en demasía por tratar de ensanchar sus apoyos. Dio la sensación de que todos estaban satisfechos con contar con sus electores ya convencidos y que se centraron en consolidar su fidelidad.
Estas son, en cualquier caso, las principales aportaciones de cada uno de los alcaldables, entre los que no faltaron temas recurrentes que han centrado el debate político a lo largo de todo el mandato:
-Rafa Mas (Compromís): Fue uno de los más provocativos y combativos a la hora de cargar contra la gestión del alcalde como contrincante a abatir. Le acusó de bloquear a todas las políticas del Botànic, como la construcción de colegios del Plan Edificant, o de centros de salud mental, así como la devolución de ayudas a la emergencia social, y le recriminó que -a su juicio- volviese a plantear las mismas promesas sobre proyectos por cumplir en este mandato, aunque, según dijo, "no tiene credibilidad", y continuaría sin haber solucionado problemas como el de la limpieza viaria, "pese a haber engordado los beneficios de Ortiz", dijo.
De igual modo, le reprochó no ser capaz de ejecutar sus propios presupuestos. "El mejor año, ha ejecutado uno de cada tres euros presupuestados", señaló, tras apuntar que el último informe de liquidación sobre el ejercicio económico de 2022 refleja la disposición de 122 millones en remanentes (ahorros). También puso el acento sobre las obras ejecutadas al señalar "sobrecostes" y "retrasos".
Además, le atribuyó el desequilibrio en los barrios, la falta de medidas de transformación de la ciudad para adaptarla a la emergencia climática, lo que contrapuso con su apuesta por implantar un modelo de ciudad de 15 minutos, de modo que en cada zona de Alicante se disponga de los mismos servicios públicos de calidad y se eviten desplazamientos para contribuir en la descarbonización.
Sin abandonar la prestación de servicios, abogó por una auditoría sobre su funcionamiento y por crear un observatorio para su control. Y, además de plantear la generación de "calles verdes" adaptadas al cambio climático, apostó por la protección de Tabarca como reserva de la biosfera y por la creación de un consorcio sobre patrimonio como el que tienen las ciudades de Málaga, Cartagena o Cádiz. En materia de economía, abogó por fomentar la innovación y la ecoinnovación de la mano de la Generalitat para retener el talento.
-Manolo Copé (Unides per Alacant): Fue, junto a más, uno de los que se mostró mas incisivo en sus críticas a Barcala hasta el punto de ser el que introdujo el concepto "corrupción" en el debate, al referirse por primera vez en el coloquio a las diligencias judiciales en curso sobre los contratos menores de Partidas Rurales e Infraestructuras. También resumió bajo la idea de la parálisis el balance de gestión del mandato actual, con presupuestos no ejecutados y recortes en Igualdad y Cooperación "impuestos por la ultraderecha". Y no dudó en lamentar que, en su opinión, no funcionase de forma correcta ninguna de las contratas de servicios municipales, entre las que citó la del transporte (sobre la que planteó estudios para implantar su gratuidad), al margen de la limpieza.
Al tiempo, puso el acento en los vertidos sobre el litoral sur, la falta de liderazgo para conseguir la retirada de vías del frente marítimo o la elaboración de propuestas como el Plan de Inclusión Social a los que después no se les dota de presupuesto.
De igual modo, puso énfasis en su apuesta por recuperar y potenciar la participación ciudadana para modelar la ciudad, frente a un alcalde "que no ha escuchado a nadie", que no ha tenido en cuenta las necesidades de la ciudadanía para impulsar la transformación urbana y que, según insistió, se ha dedicado a romper puentes con las consellerias. Además, incidió en la obligación de poner en marcha políticas de vivienda, como la creación de una oficina antidesahucios, la aplicación de un gravamen especial a los inmuebles de grandes tenedores que permanezcan vacíos o la creación de una oficina de alquiler municipal.
También se refirió a la puesta en marcha de un plan de infraestructuras educativas y otro de dotaciones deportivas, aunque sin profundizar en su contenido, y anunció la derogación de la ordenanza de convivencia y el establecimiento de límites a los pisos turísticos "que están generando gentrificación". Y en cuanto a la economía, planteó el refuerzo de la Cultura -de la que dijo, solo se cuenta con un presupuesto de 3 millones frente a los 39 que destina Bilbao- como eje dinamizador para diversificar el tejido productivo y atraer turismo. Al margen de ello, también planteó la creación de un puerto seco en la zona interior del término municipal.
-Adrián Santos Pérez (Ciudadanos): Recurrió al trabajo desempeñado por los cinco concejales de su formación en Cultura, Deportes, Igualdad y Turismo como aval de su gestión con hitos como la planificación de la ampliación del MACA, los proyectos de nuevas instalaciones deportivas como el del PAU 5 o la consecución del puerto base de cruceros. Y, como edil de Urbanismo, también añadió a ese balance la modificación de la ordenanza de licencias para agilizar su concesión o la redacción de 50 proyectos que, según dijo, quedan listos para licitarse en el inicio del próximo mandato. Todo, al margen del impulso de distintas actuaciones de reurbanización de barrios y calles que habrían supuesto una inversión de 50 millones.
También se refirió a los avances en la planificación del futuro Parque central o la negociación de convenios por la retirada de las vías de Benalúa como llave para continuar en la reforma del frente litoral, que dijo que Cs pretende convertir en la espina dorsal de su proyecto de ciudad para Alicante, de modo que todos los barrios estén conectados con el litoral mediante ejes peatonales. De hecho, señaló que este mandato había sido el de la planificación, "con decisiones valientes sin pensar en los votos, sino por responsabilidad", y pidió la reedición de la confianza de los ciudadanos para poder ejecutar ese trabajo.
Sobre sus propuestas, se refirió a la puesta en marcha de un centro de investigaciones turísticas en el que poner en contacto a la administración con las asociaciones empresariales del sector e insistió en la necesidad de seguir acometiendo proyectos de regeneración de barrios para que todos dispongan de los mismos servicios, además de en la necesidad de desarrollar las áreas industriales para atraer empresas y generar empleo.
-Ana Barceló (PSPV-PSOE): La exconsellera de Sanidad trató de articular su apuesta por una ciudad basada en la prestación de los servicios del Estado del Bienestar con el refuerzo de la formación, la educación y la generación de empleo, con algunas ideas ya conocidas como la creación de una Concejalía de Mayores que permita luchar contra la soledad no deseada, o la puesta en marcha de un centro de alto rendimiento sobre deportes náuticos en Sangueta, la creación del ya citado parque empresarial en El Espartal o de la Ciudad Deportiva anunciada entre Villafranqueza y Virgen del Remedio. A ese listado, incorporó un centro de formación integrado que se ubicaría en el PAU 5. Con todo, por momentos, le faltó algo de punch al defender sus propuestas para que no quedasen en la mera exposición de generalidades. De hecho, ofreció un pacto por la vivienda y otro por el empleo que no llegó a concretar (en parte, por los tiempos acotados) en ninguna de sus intervenciones.
En primer lugar, enumeró el listado de agravios que habría generado el bipartito liderado por Barcala entre distintos colectivos como consecuencia de "haber gobernado de espaldas a la ciudad" respecto a asuntos como la falta de mantenimiento de colegios, de instalaciones deportivas y de zonas verdes, el conflicto del ruido, los problemas generados por obras inacabadas o que se ejecutan "a destiempo", en referencia a las obras del Paseo de los Mártires de la Libertad programadas para este verano, o el retraso en la implantación de la gratuidad del bus para jóvenes.
En esa retahíla, no olvidó las deficiencias en la prestación del servicio de limpieza o la falta de avances en cuestiones como el Parque central o la conclusión de la Vía Parque y lamentó la demora en la concesión de licencias "que complica la vida a las empresas" o el retraso para conseguir cita en los Servicios Sociales, además de lo que consideró una falta de atención a los vulnerables durante la pandemia por parte del ayuntamiento.
Respecto al resto de propuestas, abogó por implementar las ventajas fiscales sobre el terreno municipal para las familias con dos hijos que pasarían a considerarse familias numerosas, según la nueva promesa planteada por el presidente de la Generalitat, Ximo Puig; planteó una oficina de captación de inversiones y la atracción de eventos deportivos para reforzar la oferta turística, además de la creación de un consorcio para definir los usos que pueden tener cabida en el Puerto.
-Luis Barcala (PP): Le tocó responder a los ataques de la izquierda para poner de manifiesto una primera contradicción en sus acusaciones: "Es incongruente señalar que no se hace nada y a la vez, que toda la ciudad está levantada". Por lo pronto, también recurrió a las enumeraciones para detallar los proyectos de transformación urbana que ya se han ejecutado o están en proceso, como el reasfaltado de calles, la reparación de aceras, la reurbanización de barrios de San Gabriel y Rabasa, entre otras actuaciones como la peatonalización de Bailén y Constitución. Hasta dio un promedio: que en Alicante se había invertido medio millón por semana a lo largo de 2022.
En esa ensalada de datos, señaló que en Alicante se habían incorporado 23.649 nuevos afiliados a la Seguridad Social en cuatro años lo que conlleva un crecimiento del 13,2% en el empleo, "cuando la media de España es del 4,4 y en València, del 10,89, y en Castellón, del 8,99". Prueba del avance de Alicante (el lema de su campaña) sería, según dijo, que la ciudad se haya convertido en la décima con más población del país. Y en materia social, trató de darle la vuelta a la tortilla respecto a las acusaciones de los tres oponentes progresistas, para señalar que se había multiplicado por ocho el presupuesto destinado "a ayudar a las personas". Al tiempo, negó el bloqueo respecto al Plan Edificant o a los centros de salud, pese a que Barceló le recriminase el retraso en la cesión de suelos para construirlos.
Sobre propuestas de futuro, recurrió de nuevo al compromiso del centro de congresos para asegurar que la redacción de su proyecto estaría adjudicada antes de Navidad y reiteró otras iniciativas pendientes de desarrollo como la construcción del nuevo edificio intergeneracional de Benalúa, la construcción de viviendas públicas en San Blas y la permuta de viviendas de Aguas de Alicante en San Antón por suelo industrial, la construcción de centros sociales y de mayores en Benalúa, PAU 1 o Playas, así como la construcción de un aparcamiento en la avenida de Aguilera o de una nueva sede para la Concejalía de Acción Social que libere el edificio de la Casa del Socorro para usos culturales.
"Venimos con los deberes hechos para continuar haciendo el mismo trabajo que hemos hecho hasta ahora y conseguir que Alicante no se pare. Tenemos que seguir avanzando pese a ser los últimos en inversiones del Estado, y en inversión directa de Generalitat; el trabajo lo hemos hecho solos", enfatizó.
El primer edil también recuperó la reivindicación del distrito escolar único "para garantizar la libertad de elección de los padres" y otros elementos clásicos del argumentario del PP como "el fin de las imposiciones lingüísticas". Además, planteó una ayuda para pagar las clases de refuerzo escolar, anunció la disposición de aulas de estudio 24 horas en Séneca y Cigarreras y aseguró que ya estaba en redacción el edificio de la nueva guardería municipal Siete Enanitos, al margen de una tercera escuela infantil.
Y también habló de seguridad para prometer el refuerzo de la Policía Local y la creación de la Policía de Barrio, una unidad de intervención rápida frente a la ocupación ilegal de viviendas y la generación de una oficina antiocupación, a pesar de que los desalojos de viviendas están sujetos a procesos legales que requieren de intervención judicial.