ALICANTE. El Banco Sabadell que rendía cuentas a sus accionistas este jueves en Alicante tiene poco que ver con el de antes de la pandemia. Para lo bueno y para lo malo. La llegada de César González Bueno como consejero delegado, el plan estratégico que la entidad puso en marcha en 2021 con una apuesta por la digitalización y por desprenderse de todo aquello que no fuese el core bancario, y la marcha atrás a las conversaciones para una fusión con BBVA han dejado a la entidad con una ratio de capital aceptable (aunque aún no consolidada), un beneficio récord de 859 millones de euros en 2022 y una revalorización bursátil que la convierte en líder europeo en el acumulado de los dos últimos años.
Todo ello fue convenientemente valorado por los accionistas, que con un quorum del 62% (uno de los más altos de los últimos años), aprobaron las cuentas y los planes de la entidad. Además de cobrar un dividendo complementario de dos céntimos por acción y autorizar la puesta en marcha de un programa de recompra de acciones (que luego se amortizarán) por valor de 204 millones de euros, para elevar el payout hasta los 430 millones de euros, la mitad del beneficio de 2022, en el segundo ejercicio consecutivo que la entidad remunera a sus accionistas tras años sin poder hacerlo.
Pero la junta no solo sirvió para que la gestión del consejo de administración que preside Josep Oliu (reelegido para cuatro años más como consejero, tras revalidar el cargo de presidente hace dos) recibiese el sin duda merecido reconocimiento de los accionistas a los que representa. También puso de manifiesto los problemas que ha generado el plan de restructuración de la entidad en los últimos años, con dos ERE y el cierre de una de cada cuatro oficinas. En un turno de intervenciones en el que en realidad ni uno de los intervinientes lo hizo como accionista (todos los que tomaron la palabra lo hicieron como representantes sindicales o activistas de Banca Armada), la tensión en las oficinas que quedan abiertas fue el monotema.
A pesar de que los directivos del banco negaron la mayor el miércoles, en el encuentro con la prensa previo a la junta, portavoces de CCOO, UGT, Intersindical y Alta (cinco intervenciones en total) pusieron de manifiesto que los cierres han sobrecargado al personal de las oficinas que siguen abiertas, especialmente las más pequeñas, donde la plantilla puede estar formada por una o dos personas a lo sumo. Una circunstancia admitida por González Bueno, que aseguró que "estamos trabajando para que las dificultades de la red, de las que somos conscientes, sean menores. Sobre todo en oficinas pequeñas donde la carga de trabajo fluctúa más". El CEO del Sabadell señaló que la tendencia es "a oficinas de mayor tamaño que permiten repartir mejor la carga y mayor especialización".
Oliu, por su parte, argumentó que "se han tomado medidas costosas para la plantilla", con la citada reducción de personal (un 22% menos que hace dos años) y oficinas (un 25%), pero que "los problemas serían mayores si hace cuatro años no hubiéramos tomado las decisiones que tomamos", en referencia a la entonces frágil posición de capital y cotización del banco, que lo ponía a tiro de otras entidades más fuertes. "Nuestro objetivo es alcanzar unos resultados que permitan la sostenibilidad del banco de forma independiente, desde 2020".
Otras preocupaciones que respondieron Oliu y González Bueno, además de asegurar que seguirán financiando a empresas como Airbus, Accenture o Eulen porque no entra en conflicto con el código del banco respecto a los fabricantes de armas, fueron la remuneración de la plantilla, que ha aumentado menos que la de los directivos; o el plan de protección frente a agresiones en las oficinas. Por último, la única pregunta de un accionista, que no formuló de viva voz sino a través del secretario del consejo, Miquel Roca, se refería a la crisis del Silicon Valley Bank: a qué atribuía el CEO la volatilidad de las acciones y cuánta exposición a startups tiene el banco ("325 millones de euros, uno de cada 500 millones prestados").
Por lo demás, como ha publicado Alicante Plaza, la sexta junta de accionistas del Banco Sabadell desde el traslado de sede a Alicante en 2017 sirvió para aprobar la gestión del consejo, los resultados de 2022, el reparto de dividendo y recompra de acciones, la reelección de Oliu o la designación de Pedro Viñolas, consejero delegado de la inmobiliaria Colonial, como consejero independiente.
González Bueno, encargado de defender ante los accionistas los resultados del pasado ejercicio, destacó que se han mejorado las expectativas fijadas en el plan estratégico y la "sólida posición de capital y liquidez", con una ratio del 12,55 de capital y un 234% de liquidez inmediata (LCR), por encima de las exigencias del regulador. En cuanto a las expectativas para 2023, el objetivo es crecer un 15% en el margen de intereses, impulsado por los tipos, junto con un descenso de un dígito en el margen de comisiones. El ROTE del ejercicio 2023 alcanzará así el 9% (10,5% sin el impuesto a la banca), cerca del objetivo de capital de la entidad.
Por su parte, el presidente del consejo, Josep Oliu, señaló que la entidad parte "con unas perspectivas muy positivas" para 2023 a pesar de la volatilidad en los mercados. El banco cuenta con una base de costes menor y tasas de eficiencia competitivas, y a pesar de la inflación y la incertidumbre, "por el momento no se está viendo un efecto negativo en las entradas de morosidad". Oliu lamentó que el impuesto a la banca "irá en detrimento de la mayor rentabilidad para el accionista", ya que el banco "deberá absorber la contribución extraordinaria" de esta tasa. Al respecto, denunció el "carácter injusto" del impuesto, al discriminar a los ahorradores que invierten en acciones bancarias frente a los que lo hacen en otros sectores.