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CRÓNICA | el espectáculo llegará a alicante el 16 de julio

El rediseño de 'Alegría' o cómo llevar al límite el Circo del Sol sin pecar de pretensión

5/06/2024 - 

MÁLAGA. Llevar una disciplina al límite es arriesgarse a pagar ese exceso de virtuosismo con un "quise y no pude". Si sale mal, es pecar de pretensión, de querer ser más de lo que en realidad es. Pero si sale bien, sube los decibelios y pone en pie a toda una Gran Carpa del Circo del Sol que aplaude y vitorea incansable. Esa imagen podría ser el resumen del espectáculo Alegría, bajo una nueva luz, que presentó en Málaga, el martes 4 de junio, el rediseño de esta icónica función antes de que aterrice en Alicante el próximo 16 de julio y hasta el 1 de septiembre tras haber ampliado su estancia en Playa de San Juan, tiempo en que la compañía prevé acoger a unas 2.500 personas en cada función. En España, ya ha visitado Barcelona y tras pasar por Alicante llegará el turno de Sevilla (a partir del 28 de septiembre) y Madrid (a partir del 4 de diciembre).

Pese al nombre del espectáculo, Alegría provoca más que esa emoción, desde que arranca con unas volteretas laterales mientras el público todavía juega al despiste buscando sus asientos, hasta el número final, implementado como novedad en este show repensado. Y es que este es el primer espectáculo del Cirque du Soleil que vino a España hace 26 años y que en 2019 se decidió dar una vuelta para acercarlo a un público nuevo, pero sin perder la esencia de la creación original.

Alegría, bajo una nueva luz tiene muchos elementos en su favor para triunfar, que se extrapolan a lo que es el Circo del Sol. Pero los dos aspectos más destacables son la profesionalidad (que lleva aparejada un trabajo de élite) y el engranaje de trabajadores y trabajadoras (artistas, técnicos, empleados varios...) que individualmente desempeñan bien su trabajo, lo que repercute en crear un equipo, como ya se ha dicho, profesionalizado.

Eso lo reflejan sobre el escenario los 53 acróbatas, payasos, músicos y cantantes que protagonizan números acrobáticos, de malabares, camas elásticas, barras acrobáticas, rueda Cyr, trapecios, malabares con fuego, telas aéreas, hula hoops, equilibrios y contorsión. Actuaciones que suponen un ejercicio constante de confianza en el compañero, al dejar su cuerpo -y su vida- literalmente en sus manos, llegando incluso a lanzarse a los brazos del artista de enfrente suspendiéndose en el aire a 20 metros de altura (la carpa se alza a 25 metros).

Todo ello con un factor emocional determinante: la música, que no acompaña, sino que se vuelve un personaje más, en esta ocasión en las voces de dos mujeres y en los instrumentos de una selecta banda. Entre ella, tiene una notable presencia la batería y un gran peso el acordeón, que en ocasiones evoca un ambiente de la Francia vecina y en otras, realza los gags de los personajes humorísticos (alias, los dos payasos, uno alicantino y el otro murciano). Dos personajes que, por cierto, podrían haber caído en lo absurdo (el riesgo del cómico) por el tipo de humor, pero que por la interpretación, la música y el timing de tener las acciones perfectamente medidas, no permite rebasar esa línea de la tontura.

No sería justo dejar el peso sobre la parte visible en el escenario; requieren mención especial los técnicos, las personas encargadas de peluquería, maquillaje, vestuario, guion, dirección y otros tantos aspectos que en ocasiones se ignoran y que también aportan la magia y profesionalización que requiere un show de la talla del Circo del Sol. Son 53 artistas, pero en total 118 miembros forman el equipo. Parte visible e invisible hacen posible estas dos horas de espectáculo (además de un intermedio) que chorrean adrenalina e imaginan mostrar al público un cartel luminoso que reza "precaución, no hacer esto en casa".

Números que visten una historia de poder, en el que se atisba esa obsesión por querer ser rey representada por el bufón de la corte, tratando de imponer torpemente su autoridad. A él se suman los aristócratas, que buscan retener sus privilegios y mantener su statu quo. Además de la música, los diferentes números y la escenografía, ayuda el juego de luces y sombras, que dramatiza las escenas y camufla el cambio de escenario a la vista del público.

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