fase de localización

Así es la búsqueda de fosas con víctimas del franquismo en el Campo de Concentración de Albatera

14/11/2020 - 

ALBATERA. Un 27 de octubre de 1939 se clausuraba el Campo de Concentración franquista de Albatera. Se desmanteló por completo, sin dejar rastro -a simple vista- de lo que fue aquel recinto. Tan solo ha permanecido una caseta que hacía de horno de pan. La tierra, sin apenas valor agrícola por su alto nivel salino quedaba camuflada por pequeña vegetación, arbustos y el paso del tiempo. Esa tierra, agrietada y cargada de salidad aguarda un número de víctimas del franquismo, según las investigaciones recogidas, que hasta el momento no ha sido posible cuantificar con exactitud. En esa encomienda de ubicar las fosas y proceder a la exhumación de los curpos se encuentra un grupo de arqueólgos, encabezado por Felipe Mejías. 

Estos trabajos comenzaron, con una coincidencia milimétrica, 81 años justos después de la fecha que se tiene fijada como la clausura. Los vencedores de la Guerra Civil se hicieron con estas instalaciones a principios de abril de 1939, pocos días después de concluir la guerra. Desde 1937 era un campo de trabajo creado por el gobierno republicano. A él trasladaban a presos por razones políticas, por delitos de desafección a la República y rebelión, entre otros. Albergó a más de 1.600 personas. 

Con el final de la Guerra Civil, las autoridades franquistas se hacen con el Campo y empiezan a trasladar a personas que se habían refugiado en el puerto de Alicante y no pudieron exiliarse en el barco Stanbrook, entre otrasacusadas de estar próximas a la República. Las cifras son inexactas pero los estudios estiman que albergó entre 18.000 y 20.000 personas. Siete meses estuvo operativo este Campo, considerado uno de los más duros, hasta octubre de 1939. 

Con una subvención de 17.600 euros otorgada por la Conselleria de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática de la Generalitat Valenciana se están realizando los trabajos para ubicar la localización de fosas comunes. En las dos primeras semanas de trabajo, las labores de prospección han aportado restos de materiales pertenecientes a las estructuras del campo. Un campo, que gracias a unas fotografías áreas de los años 50 permitió delimitar la superficie. Los cálculos muestran que tenía una longitud de 700 metros de largo y 200 de ancho. En esos trabajos en los que se ha empleado un rádar también se han encontrado restos de los barracones, alambradas y pequeños objetos personales de prisioneros y soldados, tal y como relata el arqueólogo Felipe Mejías. Entre estos objetos hay proyectiles, vainas y cartuchos de fusil, monedas del año 37, insignias militares y un colgante religioso con la inscripción "Sabadell". 

Además de estos objetos materiales también han aparecido algunos restos óseos. Los resultados preliminares del georadar, explica Mejías, ha detectado unas 12 posibles ubicaciones con fosas. Esto no revela que todas ellas lo sean, pero sí muestra el georadar una anomalía en el subsuelo que es compatible con la existencia de fosas. 

Ayer, bajo un contundente sol para noviembre, una escavadora seguía la línea de unas tuberías soterradas. El equipo de arqueólogos mantenía expectante cada pala de tierra que extraía la escavadora. Esta es la principal línea de trabajo. Un testimonio oral aseguraba que en la instalación de esas tuberías encontró restos óseos. Esta localización coincide con la superficie que dejaba libre el perímetro rectangular irregular del campo. El objetivo es que esa zanja que sigue la línea de la tubería coincida con una de las ubicaciones que el georadar ha identificado como anómala, que es compatible con un movimiento de tierras.    

El equipo, encabezado por Mejías, lo forma Eloy Poveda, Aroa Miralles, Víctor Martínez y Alejandro Guzmán, José Ramón Ortega y Susana Gómez. Esta fase de investigación e identificación de espacios de la memoria, prospección sobre el terreno concluirá la semana que viene. La tarea en los laboratorios continúa y se está a la espera de los resultados definitivos del georadar. Entre final de año y principio de 2021 saldrá otra convocatoria a la que se presentarán para poder llevar a cabo las exhumaciones, si finalmente se encuentran las fosas. 

Memorial

Pocos elementos permiten identificar la existencia de este campo de concentración. En 1995 instalaron dos vigas erguidas con una cadena rota como homenaje a las víctimas de este campo a unos cientos de metros de la ubicación. Recientemente también se ha instalado un panel explicativo junto al perímetro del campo. Pero nada más. Ayer, la Consellera de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, Rosa Pérez anunció sobre el terreno que el objetivo es que este espacio se convierta en un itinerario de la memoria. "Este campo debe ser conocido" señala. Para ello sugiere que en un futuro, y con la pretensión de que sea antes de que finalice la legislatura, se delimite este campo y sea un memorial visible, que se pueda visitar y aporte información.

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