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Cristina Morera, una lección para los alcaldes de la burbuja

27/01/2021 - 

No tengo el gusto de conocer a la concejala de Dénia Cristina Morera, pero he asistido telemáticamente a la comparecencia telemática para anunciar su dimisión. Pero he de reconocer que su reacción, aunque tardía, pues ella se vacunó el pasado 12 de enero, me ha sorprendido. Y lo ha hecho porque ha demostrado que hay concejales que sí que dan la sensación de ser de carne y hueso, que les afectan las críticas y los errores, y la dimensión que tiene y ha tenido que haya gente que se ha vacunado sin corresponderle.

Por lo que me dice mi compañero Álvaro Soria, en la Marina Alta, Morera, además de una persona extraordinaria, ha sido una concejala que ha dado la cara durante toda su carrera -10 años llevaba como concejala- y especialmente durante la crisis de la covid. No sólo para dar respuesta a las necesidades que ha generado la pandemia, sino por los problemas colaterales, como la huelga del personal de la residencia municipal de Santa Llúcia.

Pero a pesar que ha sido y es un puntal en el equipo de gobierno de Dénia, y que quizás podría haber seguido en el cargo -aunque fuera sin competencias-, Morera ha lanzado varios mensajes en su despedida. Primero, a todos aquellos concejales y alcaldes que viven en una burbuja y que creen que la vacunación, aunque no les correspondía, la merecían; Morera ha desvelado con su testimonio que una cosa es lo que los cargos públicos piensen y hagan de puertas hacia dentro, incluso entre colegas de Salud Pública, pero otra cosa es la opinión pública de la calle. Morera se va porque ha oído ruido, mucho ruido, como ella mismo reconocido, y que ese ruido es insoportable, y máxime si sabía que la vacuna circula por su cuerpo desde el 12 de enero.

La concejala de Dénia se sacrifica por el proyecto colectivo, el de su equipo de gobierno, y el de su partido, y el de su ciudad. Insisto, creo que podría seguir en el cargo, pues a tenor de la reacción del PSPV en la tarde del martes, la idea era posponer esa decisión de la dimisión o el cese hasta conocer las conclusiones de la Conselleria de Sanidad. Morera admite que mientras ella siga, quedará señalada y, por elevación, el alcalde y el PSOE de Dénia. 

Y finalmente, Morera ha reconocido que se puso la vacuna sin presiones, pero por el fragor de buscar personas que pudieran ser vacunadas y no echar las dosis sobrantes a la basura. Y como ella mismo ha dicho, las prisas no son buenas consejeras.  Y no lo han sido ni para ella ni por los alcaldes de El Verger, Els Poblets o La Nucía. Morera ha visto el error, el error en política se paga y, por eso, se va. Faltó madurez y sosiego por parte de todos. Se va para salvaguardar el proyecto que le dio la oportunidad de ser concejala. Su decisión no es modélica, pues debió producirse antes, pero reconforta. Y es un aviso a todos aquellos que viven dentro de esa burbuja de la política y a veces pierden la perspectiva de la calle.

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