Urbana de Exteriores, en preconcurso: la morosidad obliga a reestructurar la deuda

ALICANTE.  Urbana de Exteriores, una de las principales empresas del sector de la rehabilitación de edificios de Alicante, está en estos momentos en plena fase de reestructuración de su deuda, tal como ha podido confirmar este diario. El proceso de restructuración es una de las nuevas opciones que ofrece la nueva Ley Concursal para intentar evitar el desenlace del concurso de acreedores, mediante un plan de negocio y un calendario de pagos validado extrajudicialmente por los acreedores. 

La mercantil decidió acudir el pasado abril a este instrumento, denominado plan de reestructuración, introducido con la reforma de la ley, para ordenar su deuda ante el aumento de la morosidad entre sus clientes y el incremento de las garantías por sus trabajos bloqueadas en los juzgados. Urbana de Exteriores tiene una deuda reconocida de 10 millones de euros y espera el visto bueno de las entidades financieras para finalizar el proceso. De todo el pasivo, unos tres millones corresponden a bancos y el resto, mayormente, a proveedores, según  fuentes de la compañía. 

Para llevar a cabo este proceso, la mercantil ha tenido que superar la denominada IBR (Independent Business Review), que es la revisión del plan de negocio de la empresa por parte de un tercero independiente. Y por ello, sólo espera el visto bueno de los bancos para cerrar el proceso. En este sentido, en el seno de la empresa hay optimismo respecto a un desenlace positivo a corto plazo, a la vuelta de vacaciones.

Las fuentes de la empresa consultadas defienden que han tenido que acudir a este instrumento de la Ley Concursal por un estrangulamiento de su liquidez, pese a tener contratos de prestación de servicio en vigor por valor de 30 millones de euros, que cubren sobradamente la deuda. La morosidad (según las últimas cuentas anuales, Urbana tiene pendientes de cobrar más de 7 millones de euros de clientes, aproximadamente lo mismo que adeuda a proveedores) y el ver comprometida una parte importante de sus ingresos aconsejaba acudir a este mecanismo antes de que la situación obligase a soluciones más drásticas.

Cabe tener en cuenta, al respecto, que Urbana trabaja sobre todo para comunidades de propietarios, que en muchas ocasiones presentan problemas a la hora de ejecutar los pagos (vecinos que recurren los acuerdos, viviendas morosas, etc), y además su volumen de trabajo en los últimos ejercicios ha provocado que las garantías bancarias por un volumen importante queden bloqueadas en los juzgados.

Además de restructurar su deuda bancaria y con proveedores, los responsables de Urbana de Exteriores, que actualmente está participada por dos socios mayoritarios, confían en una segunda vía para despejar la situación económica de la firma: la entrada de un nuevo inversor. Al respecto, aunque la confidencialidad impuesta a las negociaciones impide conocer la mayor parte de los detalles, se trataría de una empresa de gran tamaño de Alicante, con una facturación de tres cifras y relacionada con la eficiencia energética.

Según las últimas cuentas aprobadas por la empresa antes de pedir la restructuración, correspondientes al ejercicio 2022, Urbana de Exteriores emplea a unas sesenta personas, factura alrededor de 15 millones de euros anuales y cuenta con un patrimonio neto saneado, gracias a un capital cercano al millón de euros y a reservas por valor de más de dos millones. El pasivo asciende aproximadamente a los citados 10 millones, el 30% con entidades financieras. La mayor parte del pasivo es a corto plazo (vence en menos de cinco años), fundamentalmente con proveedores. En 2021 se anotó un resultado positivo, y el año pasado cerró con pérdidas de 600.000 euros después de impuestos.