Siete gestores culturales de los principales organismos de la Generalitat han sido cesados o no renovados en los últimos meses
VALÈNCIA. Si uno comparase la foto de familia de los principales gestores culturales de la Generalitat Valenciana de hace un año con la de ahora encontraría no pocas diferencias. El cambio de gobierno autonómico, que ha dado a Vicente Barrera (Vox) el liderazgo de la Conselleria de Cultura, ponía sobre la mesa un nuevo escenario, aunque con más incógnitas que certezas, teniendo en cuenta que el partido de Santiago Abascal se presentaba a las elecciones sin ninguna propuesta de ámbito cultural en su programa. Varios meses después, el cambio deja varias conclusiones y una certeza: la primera línea cultural no ha sobrevivido a los tiempos de Barrera. Bien sea por no renovación, por haber sido cesados o por dimisión, los principales organismos culturales públicos se enfrentan a 2024 con las caras cambiadas o, sencillamente, con la silla de dirección vacía.
“No parece casualidad que los malintencionados ataques contra mi persona coincidan con el momento de máxima visibilidad social del museo”. Con estas palabras la hasta ahora directora del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM), Nuria Enguita, comunicaba esta semana su dimisión tras la publicación de la noticia de una donación de terrenos a la Fundació Todolí Cirtus, entidad presidida por Vicente Todolí, con quien coincidió en Bombas Gens y uno de los ocho miembros del comité del concurso a través del que accedió a la dirección del IVAM. El hecho, sobre el que hasta el momento no hay ninguna investigación, sí cambiaba el tono de la relación en los despachos del museo y la Generalitat, que en ultima instancia remitía un escrito a la Fiscalía en el que denunciaba la donación al considerar los hechos como "indiciarios de un posible ilícito penal”.
Este movimiento, después de unas primeras declaraciones que parecían apoyar a la directora ante la mencionada información, dejaba a Enguita ante unos meses de agonía que ha querido cortar por lo sano. Sin el apoyo de la Generalitat, entendió que no había lugar para ella, con lo que presentó su dimisión. "Ante la denuncia formulada por la Generalitat Valenciana y los continuados ataques contra mi persona basados en información falseada es evidente que no cuento con el apoyo del gobierno valenciano. Ante esta situación y para evitar más perjuicio al museo he decidido tomar esta decisión”, explicaba en un comunicado. "La señora Enguita se va porque quiere, ella responde por sus actos”, replicaba por su parte Barrera horas después. Lo cierto es que su salida pone al museo en una situación delicada, pues no solo se queda sin dirección artística, sino que desde verano está sin gerente, con lo que actualmente no cuenta con ninguna figura líder. Cabe destacar, además, que en estos meses Enguita había asumido la ‘firma’ de la gerencia para evitar el bloqueo de la institución.
La dimisión de Enguita llega apenas unos días después del cese del director general del Institut Valencià de Cultura (IVC), Abel Guarinos. Otra sorpresa mayúscula, puesto que, hasta la semana pasada, la Generalitat había defendido que el máximo responsable del ente sí se mantendría en su puesto. En realidad, ha estado hasta que se ha completado el proceso de transición entre los directores adjuntos, porque el terremoto en el IVC empezó mucho antes.
Fue, de hecho, la primera diana sobre la que el equipo de Vicente Barrera apuntó, señalando que sus programaciones estaban "politizadas", mostrando su descontento con la gestión de las bolsas de trabajo o directamente tumbando convenios ya firmados porque ponía "catalán" en vez de "valenciano". El camino lo señaló el Director General de Cultura y Deporte, Sergio Arlandis, que en uno de sus primeros actos, presentando una programación del Principal capada, defendió que "cada administración tiene el derecho a poder decidir cual puede ser su equipo que encabece y lidere ese trabajo. No significa que debas cambiarlo, pero tienes el derecho [...] Evidentemente, es probable que haya algunos cambios. No puedo engañar. En base a nuevos horizontes y perspectivas, no en base a ningún tipo de descontento en particular".
Con descontento o sin él, el Institut Valencià de Cultura anunció el cese de los tres directores adjuntos pocas semanas después. Salvando, en todo caso, a Abel Guarinos, director general, que se confesó "fiel a la institución". Siete días después del nombramiento de los nuevos responsables de las tres áreas (María Fuster, María José Mora y Joan Cerveró), la misma Generalitat que aseguró la continuidad a Guarinos, le ha mostrado la puerta de salida, que se hará efectiva a finales de la próxima semana.
Del IVC también depende el Espai d’Art Contemporani de Castelló (EACC), que también ha cambiado de liderazgo por decisión de la conselleria de Vox. Fue hace dos años cuando el gestor cultural Carles Ángel Saurí accedió a la dirección a través de un concurso abierto, un tiempo en el que ha potenciado el centro poniendo el acento en los nuevos lenguajes y los creadores jóvenes valencianos. Si bien, preguntados por este diario, desde Cultura se apuntaba a final de 2023 a su renovación, lo cierto es que entre bambalinas se estaba organizando un cambio de estructura por el que la dirección sería asumida por un trabajador interno. En este caso, Lorenza Barboni, que fue designada de manera interna como directora por el gobierno del PP y Vox. No es la única cuenta pendiente de la institución con Castelló, pues desde junio el IVC no cuenta con delegado territorial en la provincia. "Espero que en 10 o 15 días acaben los trámites administrativos", declaró Barrera el 12 de febrero.
Sin duda, la destitución que más eco ha tenido hasta el momento ha sido la del ya exgerente de Consorci de Museus José Luis Pérez Pont. Cómo Guarinos, Pérez Pont accedió a su plaza en 2016 tras superar el concurso convocado por el gobierno del Botànic, una llegada que supuso toda una revolución para la institución con la reconversión del Centre del Carme en centro cultural contemporáneo y el impulso en la agenda de eventos. También como el director del IVC, le fue renovado el contrato, sin embargo su etapa al frente del organismo tenía los días contados. El cambio de gobierno le pillaba a Pérez Pont con una mochila en la que, además de su proyecto, también estaba una condena en 2022 por un delito leve de daños imprudentes en el patrimonio, algo de lo que desde el nuevo equipo de gobierno eran bien conscientes.
En octubre, tal y como desveló este diario, se consumó el cese. Los motivos, tal y como explicaron desde Cultura, son varios. Entre ellos, la condena, un informe que pondría de manifiesto “el mal estado” de las obras de arte adquiridas por la Generalitat o una serie de “irregularidades y mala praxis en su gestión”, tal y como detallaron desde el gobierno. Por su parte, Pérez Pont declaró en un comunicado que su destitución supone "un golpe al modelo de gestión profesional, independiente y en libertad de la cultura". En el caso del Consorci, su futuro pasa además por un cambio de estructura directiva. Si bien Pérez Pont asumía la gerencia y la dirección artística, algo que desde Cultura se consideraba que no era “sano”, ahora queda separada, como pasa en el IVAM o Les Arts. El caso de la gerencia ya está resuelto. Fue Nicolás Bugeda el elegido de manera interna por la Conselleria para ocupar la plaza, una designación que se ejecutó no sin polémica. Por su parte, el historiador del arte y trabajador del Consorci Vicente Samper ha asumido la dirección artística en funciones hasta que se ponga en marcha el concurso abierto para cubrir la plaza, un proceso anunciado hace meses pero que todavía no se ha iniciado.
El proyecto del Museu de Belles Arts de València (Mubav), dirigido por Pablo González Tornel, sí parece haber encontrado el respaldo de la Conselleria de Cultura. Poco habitual en las ruedas de prensa, Vicente Barrera hizo una excepción hace unos días para presentar la donación de obras del artista Vicent Colom, al que le une una relación de “40 años de amistad”, tal y como declaró durante la convocatoria. La donación, además, supone una novedad en la pinacoteca, pues se trata de una selección de obras contemporáneas, lo que a priori no es el campo de trabajo de la institución. “Cuando uno articula la donación no está pensando solo en el museo del presente, sino en el museo del futuro”, apuntó Tornel. Esta querencia también se dejó ver en los Presupuestos de 2024 que, ante la bajada generalizada de las partidas a centros culturales, la Generalitat hacía una excepción con el Mubav, cuyo presupuesto ha crecido en alrededor de un millón de euros con respecto al anterior ejercicio.
También parecen las aguas calmadas en el Palau de Les Arts, cuyo equipo ha recibido el vist-i-plau de la nueva Generalitat. Su patronato renovó a Pablo Font de Mora como presidente. Fue el mismo quien vinculó el bueno momento de la ópera a “la excepcional labor” realizada por parte de Jesús Iglesias Noriega en la dirección artística, así como de Jorge Culla, al frente de la dirección general.
El propio Iglesias Noriega, que llegó tras años gestionando teatros internacionales cuando Vicent Marzà estaba al frente de la Conselleria de Cultura, confesaba en una entrevista reciente a este diario que "cuando eres un profesional, los cambios políticos no deben afectar. Habrá momentos en que, con una administración o con un gobierno de un color o de otro, hay que discutir (en sentido positivo), comparar criterios o confrontar ideas, pero eso forma parte también del propio crecimiento del proyecto". Y en efecto, él mismo ha alabado la atención de la exconsellera Raquel Tamarit (Compromís) y ha repetido que no ha tenido conflicto alguno con el nuevo gobierno (Vox).
El Belles Arts lleva obras de Ribera al Petit Palais de París mientras que la Fundación Per Amor a l'Ar afianza su relación con el Thyssen