ALICANTE. Carlos Baño ha ganado tablas con el paso de los meses. El presidente de la Cámara de Comercio de Alicante, que protagonizaba este jueves su primera Noche de la Economía Alicantina desde el escenario (hace un año lo hizo vía comunicado, para anunciar que se presentaba a las elecciones horas antes del acto), aguantó treinta minutos de discurso pese a prometer brevedad en los que dio un exhaustivo repaso a los 'debe' de los poderes públicos con la provincia. Y lo hizo con mayor fluidez que de costumbre, con su proverbial firmeza, algunas concesiones al humor y sin caer en estridencias pasadas. Nada que ver, en todo caso, con el 'guante blanco' en ocasiones demasiado lánguido de su predecesor, Juan Riera.
La media hora de discurso de Baño gana a 'La Roja'
Pero que Baño reconociese el trabajo de la Conselleria de Economía o de Labora en cuestiones como los fondos para formación no rebajó un ápice la dureza de sus críticas a los poderes públicos. El presidente de la Cámara 'leyó la cartilla' de los agravios al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, presente un año más en la noche grande de la institución, y también se la leyó a Pedro Sánchez en la persona del mismo 'president'. Y la lista no fue corta. En la mejor tradición de la etapa de Fernández Valenzuela, a la que Baño prometía regresar cuando se presentó a las elecciones (anoche citó también a Eliseo Quintanilla o Luis Esteban, presentes), el dirigente cameral no dejó un charco por pisar. Y, también en la mejor tradición de los presidentes autonómicos que aguantan el chaparrón, Puig contestó apenas a una de las críticas durante su intervención, y no logró convencer al auditorio.
Baño comenzó avisando de que "en una situación económica tan complicada" como la actual, "no podemos permitirnos medias verdades o sumisiones", por lo que seguirá "alzando la voz contra los agravios, vengan de donde vengan". Tras defender que la Cámara es apolítica contra la tentación de etiquetarlos (en este caso, de mazonistas), puso sobre la mesa el incremento del 30% en los concursos de acreedores o que un 25% de los alicantinos están en riesgo de pobreza. "Alicante no va bien, pero desde hace mucho tiempo. Que las excusas coyunturales como la inflación o la guerra no tapen nuestro deterioro estructural". Consecuencia, dijo, de "políticas erradas y del conformismo".
El presidente de la Cámara dedicó un largo capítulo de su cartilla a los Presupuestos Generales del Estado 2023, cuya ínfima inversión para la provincia (la menor de las 52 provincias) motivó el 3 de noviembre una manifestación convocada por la Cámara, y consideró que "todos tenemos parte de responsabilidad en ese maltrato, y hay que asumirlo". Baño se negó a ser "el patito feo de la Comunitat, y cada vez más de España", y advirtió de que "con 50 millones de euros en enmiendas, que son escasísimos, no nos van a callar". "Hace mucho tiempo que Alicante no cuenta en la agenda política de ningún gobierno, pero de todos los partidos", lamentó.
La cartilla sigue: la congelación del Imserso, las consecuencias del conflicto con Argelia, el cambio de la estación del AVE, el déficit crónico en infraestructuras... y el Tajo-Segura. Aquí se abrió el capítulo dedicado a la Generalitat, y Baño advirtió directamente a Puig que "no vale una abstención" en el plan de cuenca del Tajo que recorta el caudal disponible para los regantes de la Vega Baja y el Vinalopó. "Necesitamos un pacto de Estado, pero hay que pelearlo, en un asunto como este no puede haber vencedores y vencidos". Otro reproche a la Generalitat llegó por la tasa turística, aunque en este caso con mención especial para el secretario autonómico del ramo, Francesc Colomer, por su oposición.
En toda su intervención, Baño realizó en diversos momentos llamamientos a la unidad de los empresarios, después de que el frente común contra los PGE 2023 se agrietase tras una reunión de la CEV con el ministro Bolaños donde se dejó fuera a la Cámara (y que terminó con la convocatoria de dos manifestaciones distintas para la misma reivindicación). "Hago un nuevo llamamiento a la unidad de la sociedad alicantina, un frente común ante el deterioro al que se nos quiere someter. Si no estamos unidos, otros sacarán provecho de nuestra desunión, no hay que darles esa oportunidad".
En la recta final de su intervención, Baño pidió una Generalitat "más próxima a los intereses de las empresas alicantinas, que tenga capacidad de influir para no tener que manifestarnos", e insistió en la unidad. "La Cámara quiere ser el catalizador de la transformación económica de la provincia, recuperar el papel histórico que ha tenido para que los alicantinos la vean con orgullo". A su juicio, el potencial económico está, "solo nos falta la unidad". En el capítulo propositivo, Baño anunció un comité de expertos para aprovechar mejor los fondos europeos, su intención de estar más presentes en Madrid, ahondar en la formación 'in company' para adaptarla a las necesidades de las empresas y que no se pierdan los oficios (ya la imparten con Hosbec y Avecal), y puso sobre la mesa su proyecto de Campus Cámara School, la escuela de directivos cuyo proyecto adelantó Alicante Plaza a principios de octubre.
Ximo Puig, que tomó la palabra inmediatamente después de Baño (en un cambio del protocolo, pues otros años los discursos se espaciaban entre el inicio y el final de la gala), rebajó la gravedad de la situación de la provincia obviando los indicadores esgrimidos por el presidente cameral y se felicitó por la creación de empleo. En cuanto al maltrato inversor, aseguró que hay en ejecución o proyectados 1.685 millones de euros en obras de la Generalitat en la provincia (desde 2016 hasta hoy), y tiró de proyectos: Distito Digital, Ciudad de la Luz, el centro Elis... y hasta Benidorm Fest. Solo a una cuestión respondió Puig directamente: "Estamos en la búsqueda de acuerdos en el Tajo-Segura, porque la guerra no trae agua, sino sufrimiento", y avanzó que en todo caso el Consell está "preparando la documentación para, en el plazo de cinco días, presentar la rectificación de algunas cuestiones en el Consejo del Agua".