ALICANTE. Entre las propuestas de Juan Riera para repetir un mandato más como presidente de la Cámara de Alicante destaca sin duda la de construir una nueva sede que les permita abandonar el edificio de la calle del Teatro, alquilado a un inversor ruso (que la compró a la extinta patronal provincial Coepa).
-El proyecto de nueva sede viene de lejos, pero por distintas circunstancias no se pudo llevar a cabo en el anterior mandato. Ahora parece que empieza a tomar forma, ¿cómo será?
-Lo que está claro es que la sede actual de la Cámara, que es alquilada, por cierto, no reúne las condiciones dignas que debe ofrecer una institución como esta. Si nos comparamos con otras cámaras de nuestro entorno, la sede de Alicante no representa lo que nuestra Cámara es, con lo cual pensamos en una nueva. Una sede que dignifique los puestos de trabajo del personal, que tenga un área importante para formación, que es nuestro actual caballo de batalla, y que sea un lugar de encuentro para los empresarios de la provincia, accesible y con visibilidad, para que se sientan a gusto y se identifiquen más con la institución.
-Y finalmente han decidido construirla ustedes. ¿No han encontrado un edificio apropiado?
-Estuvimos valorando distintas alternativas, por parte del Ayuntamiento, de instituciones, particulares... pero ninguna reunía las condiciones. Y al estar en el consejo de la Autoridad Portuaria, pensé que el puerto tenía posibilidades, de encontrar una parcela adecuada. Lo hablé con el entonces presidente, Juan Antonio Gisbert [recientemente fallecido], vimos opciones, que era asequible, y contando también con que el Ayuntamiento no quiere seguir pagando el alquiler del Palas y podría adquirir el edificio, nos permitía construir una nueva sede que reúna esos requisitos.
-Volver al Palas, que es patrimonio de la Cámara, por tanto, está descartado. ¿Se lo quedará el Ayuntamiento?
-Bueno, se lo quedarán o no, pero lo que está claro es que no van a continuar sine die pagando la renta que pagan actualmente. ¿Volver nosotros al Palas? A ver, el Palas se construyó en un momento determinado, cuando las cuotas de la Cámara eran obligatorias, y es una sede que respondía a las necesidades de aquel momento, con 120 empleados que ahora son la mitad. Y la verdad es que ese edificio tampoco reúne las condiciones que detectamos que necesitamos hoy, por la evolución del sistema cameral. Lo que precisamos es, sobre todo, un espacio que tenga área formativa y que sea un lugar de encuentro de empresas. Dada la atomización de nuestra provincia, es importante que podamos ofrecer un espacio digno a quien venga a Alicante.
-Llegó a haber un acuerdo con Fundesem para ocupar una parte de su sede. ¿En qué quedó aquello?
-Es verdad que hablamos con Fundesem de la posibilidad de alquilar toda un ala de su edificio, pero detectamos que el inmueble dependía del Ivace y del convenio entre ambas partes. Por un lado, ese convenio finalizaba en 2024, y por otro no permite hacer un uso distinto a la formación, y está claro que la formación es una de las patas de la Cámara, pero tenemos otras muchas que no tienen nada que ver. Ante la dificultad para respetar ese convenio, declinamos el acuerdo previo con Fundesem y nos vimos abocados a buscar otra alternativa.
-Y volviendo a esa nueva sede, ¿qué calendario manejan para el inicio de las obras en el puerto?
-Primero habrá que constituir el nuevo pleno, adoptar el acuerdo, y hay que continuar las negociaciones con la Autoridad Portuaria, diseñar el proyecto, y cuando todo esto esté, hay que ver la financiación. En este sentido, dependerá de si se vende o no el Palas, aunque no es absolutamente necesario vender la sede anterior para acometer el proyecto de la nueva. Estamos en disposición de hacerlo con financiación externa, que es algo que ya tengo visto, aunque mejor si lo haces con fondos propios aunque sea perdiendo patrimonio. Yo creo que un calendario normal sería comenzar la ejecución aproximadamente un año después del inicio del nuevo mandato. Aquí hay una cuestión a tener en cuenta, y es que la Cámara está saneada. Yo la cogí con un déficit de 400.000 euros y en los últimos cuatro años hemos arrojado resultados positivos, que están auditados. No lo habremos hecho tan mal.