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esta existe de facto, indican expertos en agenda urbana

Expertos recomiendan a Elche diseñar sus políticas teniendo en cuenta el área funcional con Alicante

2/12/2023 - 

ELCHE. Estos días se debate en Elche sobre agenda urbana, a colación de la subvención ministerial obtenida por el Ayuntamiento para profundizar sobre esta cuestión, aportando ideas sobre el desarrollo presente y futuro de la ciudad. En una de las últimas ponencias, el director de l'Institut d'Economia Internacional (Universidad de Alicante), José Manuel Casado, ponía de relieve que es importante que la ciudad tenga en cuenta el área funcional con Alicante de cara al diseño de sus políticas públicas.

Sobre el área funcional, Casado expone, sabedor de la polémica que generó en su momento este término o el de 'área metropolitana', que esta existe a pesar del nombre que se le quiera dar: hay flujos de movilidad, laborales y decisiones o problemas en materia económica o de vivienda que afectan al entorno. "Hay un área metropolitana de facto, incluyendo Alicante", explica, e incluso añade que el área funcional de Elche "tiene que ampliarse". Como ya establecían algunos planes autonómicos para estas zonas, tanto Elche como Alicante tienen, dentro de ese área, sus propios municipios radiales en los que se influye (en el caso ilicitano, evidentes Santa Pola o Crevillent... o Aspe, aunque no sea de la comarca).

Decisiones que exceden el municipio y las posibilidades que abre

En este aspecto, el profesor indica que para diseñar esas políticas públicas, hay que tener en cuenta que se forma parte de esa área funcional, y que excede esos municipios más cercanos. Una oportunidad que se podría explotar de cara a ciertas iniciativas. "Por ejemplo en Elche aún no está tan tensionado el mercado de la vivienda como en zonas como El Campello o San Juan, eso puede hacer que Elche pueda ser un lugar razonable para vivir, y se podría ver beneficiado de esas tensiones". Lo que podría abrir la puerta a ofertarse en estos lugares como alternativas para la vivienda. 

De la misma forma que Elche influye en esa área funcional, ocurre a la inversa. Por ejemplo en situaciones o políticas de trabajo, "podemos impulsar ofertas laborales pero pueden verse beneficiadas personas que no sean de Elche, que pueden venir de fuera". Y ponía de ejemplo los hubs digitales, sobre todo con más movimiento ahora en Alicante. Ello no implica que toda la gente que trabaje en ellos sea de la capital. Un ejemplo de esta cuestión es el Parque Empresarial, donde aun siendo el principal origen de sus más de 13.000 trabajadores de Elche (el 37,3%), después van Alicante (17,3%), Santa Pola (2,8%), Sant Vicent del Raspeig (2,5%) y Torrellano (1,9%).

Una interrelación que ha crecido en dos décadas

Al hilo de esto último, en la primera ponencia, en la que participó el profesor del Departamento de Geografía de la UA, José Antonio Larrosa, explicaba por ejemplo que tras la expansión de la ciudad y rebasar la 'ciudad-fábrica' del siglo XX —superada en tiempos más contemporáneos con los polígonos y sus trabajadores en las afueras—, mucha gente entiende que la ciudad no solo se circunscribe al casco urbano, "al código postal 032, y esa es la razón por la cual mucha población empieza a salir a municipios limítrofes". En la última década, 2011-2021, explicaba que a nivel censal, 2.000 ilicitanos se van a vivir a Alicante, otros 2.000 a Santa Pola, 1.000 a Crevillent, 800 ilicitanos a Aspe —algunos por el precio de la vivienda—, 300 a San Vicente... Muchos menos que en los 90s, cuando todo estaba más concentrado. Pero manteniendo su vínculo y raíces con la ciudad.

"El sector económico se da cuenta entonces que Elche es más grande que su término municipal y que por ejemplo un polígono industrial en Crevillent o Aspe forma parte de su espacio vital como empresa, de manera que se da una descentralización en la que salen las unidades productivas también fuera del término municipal, con su población laboral", explica. A día de hoy, explica, salen diariamente a trabajar a San Vicente 800 ilicitanos (73 en el 1991), 13.000 a Alicante (1.200 en 1991), 1.000 a Santa Pola o más de 1.700 a Crevillent. Y también hay entradas, obviamente, "pero entran al lugar donde se ubica la actividad empresarial, y esta ha salido de la ciudad, en la periferia del municipio o más allá", ejemplifica. "El 52% de los ilicitanos trabaja en Elche en 2021, en 1991 era del 96", con unas tasas de movilidad que también han cambiado radicalmente.

Por eso explicaba José Manuel Casado que "esa área funcional existe, lo que se hace en Alicante o en Elche desborda sus límites", expone, por el peso e influencia de ambas ciudades. Lo que también llama "contagios económicos", y subraya que a veces se toman decisiones con datos que no tienen en cuenta esta realidad. "Vivimos una relación de competencia con Alicante, pero en otros casos puede ser de complementariedad, cada ciudad está especializada en distintos ámbitos económicos", pero esos efectos colaterales son inevitables. Y ello ha sucedido en poco tiempo como dicen los datos. "Hace apenas 20 años Elche o Santa Pola eran más independientes, más cerradas. Alicante también". Hoy los datos muestran que esa interrelación es cada vez más intensa, a la vista de lo que exponía Larrosa.

Planes que no acaban por aplicarse o funcionar: mejor desde actuar desde la realidad

Por último, sobre los famosos Planes de Acción Territorial (PAT), que por la polémica generada en Elche pasaron a llamarse Patae, por el área funcional de Alicante y Elche, el propio Casado cree que estos planes pergeñados "desde arriba" no son buenos, y que es mejor trabajar desde la base, desde el terreno. Él mismo ha coordinado o trabajado en estos ámbitos, de hecho se le encargó a su grupo de investigación una ley de áreas metropolitanas autonómicas. Pero su experiencia es que "trabajas con gente muy experta en términos científicos, que han hecho muchos planes para algo que al final no llega a nada", e incide, como hacía en la primera parte de su exposición (sobre las potencialidades de Elche), que "estos planes no van a ningún sitio si no hay consenso".

Aunque tampoco entiende la polémica que se generó al principio con el PAT, sobre si se iba a perjudicar a Elche, porque defiende que siempre se hablaba de las dos ciudades, y en cualquier caso, sentencia que esa área funcional existe de facto, como muestran los datos de las dos últimas décadas. Eso sí, apuntaba también, no tiene por qué significar que se creen organismos supramunicipales —aunque sí se planteó un ente metropolitano de coordinación a nivel de movilidad—. En los últimos años han sido varios los intentos en charlas y foros para que Alicante y Elche vayan de la mano en ciertos puntos, de manera infructuosa con dos gobiernos de distinto signo por los recelos existentes. Ahora, con Ruz y Barcala en las alcaldías, sí se está intentando diseñar actuaciones conjuntas que permitan ciertas convergencias.

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