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se colocarán testigos para controlar si hay fisuras

El Obispado cambiará la red de protección de la portada de Santa María en Elche por la caída de cascotes

14/01/2021 - 

ELCHE. Por segunda vez en escasos dos años, a la Basílica de Santa María se le han vuelto a desprender cascotes de la fachada debido al mal estado de la piedra, que como se ve desde hace años, las distintas aristas de la basílica yacen con redes para proteger ante posibles desprendimientos. Fue el pasado viernes cuando se desprendió un cascote de la portada de San Juan, como ya pasara en 2019 por una de las mascletaes encima del MAHE. Así que desde el mencionado viernes, la zona está acordonada y el Obispado planea cambiar la red de protección de esta fachada.

A este respecto, de momento lo que se va a hacer desde el Obispado de Orihuela-Alicante es cambiar esta red, que está obsoleta y que lleva 15-20 años en esta parte del inmueble, una de las joyas patrimoniales de la ciudad y lugar de la representación del Misteri d'Elx. Asimismo, no solo se va a renovar esta red, sino que se van a colocar unos testigos para comprobar los movimientos que se puedan dar y de esta forma controlar las fisuras. Una actuación básica en estas situaciones. Al tiempo, el martes los bomberos estuvieron en la basílica retirando con una grúa el material que está suelto en la parte superior de la cornisa de la portada de San Juan de la que se cayó el cascote. 

Sin actuaciones por falta de dotación presupuestaria 

Un problema en el que subyace una vez más la situación del patrimonio en la ciudad. Para restaurar todo lo pendiente, el arquitecto protector de la basílica, Antonio Serrano Bru, el problema con el templo es "eminentemente económico". "Sabemos lo que hay que hacer, puesto que se han hecho muchos estudios por muchos profesionales, pero hay que arremangarse y ponerse manos a la obra, hace falta dinero". Y añade que hay que analizar la piedra, "pero lo fundamental es un problema presupuestario", y pone de ejemplo que hay un proyecto aprobado que iba a financiar la extinta CAM para renovar la parte trasera de la basílica, la de la plaza que da a la Calahorra. 

Como explica el veterano arquitecto, la iglesia se levantó con un material de regular calidad "y en cuanto te descuidas te da un susto como este", relata. Apunta además que esta portada es una de las que estaba prevista dentro del seguimiento del edificio, después de la Puerta del Sol. En cualquier caso, las portadas hace mucho que precisan de una restauración, la última que se rehabilitó fue la Portada Mayor, la más relevante por su retablo gótico, culminado por el estrasburgués Nicolás De Bussy en 1682. Precisamente una rehabilitación dirigida por Serrano Bru en 1992, y financiada por la Conselleria de Cultura. 

En ese sentido, las restauraciones en el templo las han financiado generalmente el Estado y después la Conselleria en las últimas décadas, a pesar de ser propiedad del Obispado. Las últimas reformas que la Iglesia financió fueron las de 1907 y 1940. En cualquier caso, se han ido planteando restauraciones de cornisas, como en la torre del campanario en sus cuatro niveles. Pero las últimas actuaciones en las cornisas fueron hace diez años. Se restauraron las partes del ábside y de la girola, "pero hay 7-8 proyectos de restauración de cornisas desde 1970 hasta hace diez años", aclara Serrano, quien apunta que hay otras zonas delicadas sobre las que actuar como la capilla de la Comunión con sus tirantes de acero. También entonces se hizo lo propio con la Puerta del Sol en 2010 a través de la Fundación Manuel Peláez de Ecisa.  Pero incide en que hace falta restaurar toda la parte de atrás de la basílica.

Señala el arquitecto que para caídas como la última, hay que tener en cuenta que la piedra es muy absorbente "y si el sillar no es de un cierto nivel de calidad puede pasar esto". Y relata que por ejemplo cuando reformaron la portada mayor, que fue un proceso de cuatro años, llegó a caer un trozo de cornisa importante, de 40x40 centímetros, y en un momento en el que los cantores estaban preparándose para entrar. También ha habido desprendimientos en el tiempo en la parte de atrás, pero pero sin importancia. Por todo ello se está elaborando un plan director de la basílica para establecer las prioridades y cómo proceder a un bien como este, aunque advierte, "no todo tiene por qué ser restaurado".

Queda por tanto un largo camino por recorrer, cosa que muestra el pináculo o pilastrón —el pararrayos— que remata la cúpula mayor, con el proyecto hecho y presentado en la Conselleria y el Ayuntamiento, pero que queda por culminar. Se puso también una red hace un año, como son ya muchas las que pueblan las distintas portadas de la basílica desde hace décadas. De momento, con la mencionada de San Juan, el Obispado planea ahora cambiarla y colocar los testigos. Los siguientes pasos tienen que ser la búsqueda de la financiación —de lo que habló el Ayuntamiento en 2019 por el desprendimiento pero poco más— y la elaboración del Plan del Conjunto Histórico del centro que está pendiente de redactar y que está presupuestado para este año. 

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