ELCHE. Alrededor de 400 personas se congregaron ayer al mediodía en el Polideportivo Municipal de Carrús para escuchar el mitin de la precandidata a las primarias del PSOE Susana Díaz. Una cifra menor de la esperada teniendo en cuenta que el recinto tiene una capacidad para un millar de personas. Con un retraso de más de media hora, la también presidenta de la Junta de Andalucía empezó el acto de forma muy efusiva: instó al partido “a recuperar la alegría” y admitió que se sentía “como en casa”, haciendo referencia a la legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero en la que compartió escaño como diputada nacional con el ahora alcalde ilicitano Carlos González.
No estuvo sola, junto a ella asistió también el president de la Generalitat y secretario general del PSPV, Ximo Puig, como hizo el día anterior en Xàtiva, aunque ayer tampoco intervino. Sí intervinieron, en cambio, el alcalde de San Vicent, Jaime Albero, la directora general de Justica, Verónica López, el alcalde de Xàbia, José Chulvi —el único que hizo su speech en valenciano—, el alcalde de Elda y presidente de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (Fvmp), Rubén Alfaro, entre otros cargos socialistas, y finalmente el alcalde ilicitano Carlos González, el encargado de presentar a Susana Díaz.
El respeto a las siglas y al legado del partido, a los dirigentes históricos, a la unidad del partido, la corrupción valenciana o los palos hacia otras formaciones, fueron algunas claves que vertebraron el discurso de todos ellos y en las cuales profundizó después la precandidata. Además, entre el público asistente, otras figuras relevantes del partido como los diputados autonómicos Toñi Serna y Antonio Torres (también director general de Relaciones con las Cortes), el vicesecretario general PSPV-PSOE de la Provincia de Alicante Herick Campos, además del director general Cooperacion y Solidaridad de la Generalitat, Federico Buyolo, el ex alcalde de Elche Diego Maciá (director general de Industria), el ex secretario general de la agrupación socialista ilicitana Antonio Rodes (actual director general del SPTCV) o líderes sindicales como Ismael Senent, secretario territorial intercomarcal de UGT.
En lo que respecta al territorio valenciano Susana Díaz, incidió en la necesidad del ansiado corredor mediterráneo, explicando la importancia que tiene para las empresas y el de toda la comunidad autónoma, “porque la mitad de las exportaciones pasan por aquí”, señaló. Fue uno de los momentos de mayor aclamación, y prosiguió haciendo hincapié en que sí se tiene dinero y que el gobierno central debería destinar recursos al corredor “y no a pagar las radiales de Aznar y otros caprichitos de sus amigos”. También hizo énfasis en la infrafinanciación de la Comunitat Valenciana necesaria para mantener unos servicios públicos de calidad. Continuó exclamando que su partido no se acompleja ni ante el Partido Popular ni ante Podemos, y puso en valor que hay que respetar la herencia que ha dejado el PSOE, del que reivindicó en varias ocasiones el legado del Estado del Bienestar.
Aprovechando la tesitura, exigió un PSOE “que ponga las instituciones al servicio de la gente y no de intereses personales”, en clara referencia a los recientes casos de corrupción que han vuelto a salpicar al PP. También tuvo palabras para los de Pablo Iglesias, “aquellos que se proclaman más de izquierdas”, preguntando que cuántos hospitales habían construido ellos. Asimismo, también aseveró que hay que levantar el partido y que la gente les tiene que votar por ser los mejores, porque se les reconozca como herramienta para mejorar la vida de la gente, “y no porque los otros lo hayan hecho mal”, y apostilló que su partido “no va a entregar sus votos a ningún otro partido”, en clara referencia a las rencillas con Pedro Sánchez, su principal contrincante en la carrera hacia la secretaría general del PSOE. Así, siguiendo en clave interna, apeló a que se respete a todas las corrientes, indicando que “en el partido socialista no sobra nadie”. Prosiguió que quiere un PSOE unido, inclusivo y que ella será “la Secretaria General de todos los socialistas y no sólo la de los ganadores”.
Por otra parte, Díaz también se acordó tanto de los pensionistas y “del saqueo de la hucha de las pensiones”, relatando que sí es sostenible, “pero hay que saber y querer hacerlo sostenible”, como de los jóvenes, de quienes condenó que tengan que emigrar al extranjero o que tengan que soportar trabajos temporales o como falsos autónomos. Siguió su mitin incidiendo en la necesidad de apostar por una educación cívica y de calidad y una universidad gratuita que cuente además con un sistema fuerte de becas. Después pasó a la situación de la sanidad y criticó los hospitales públicos de gestión privada, el conocido como ‘modelo Alzira’ y el papel de Ximo Puig para intentar devolverlos a la gestión pública.
Para finalizar, también hizo referencia al abandono de la Dependencia por parte del Partido Popular y reivindicó el internacionalismo de su partido, señalando que “Europa necesita a los socialistas y a los socialistas españoles”, en referencia al éxodo de refugiados que estos últimos años huyen de las guerras en Medio Oriente y África hacia Occidente y también a la vuelta de la ultraderecha, la xenofobia y el racismo. Quiso ensalzar los valores de “rebeldía” de su partido como en la lucha por la democracia durante el franquismo, “para construir un país tolerante, en paz y convivencia e inclusivo con todos los territorios”. Y con esa necesidad “de levantar el partido y el país”, se despidió con una gran ovación; la que pudieron ofrecer los asistentes, que entonces sí, sacaron y ondearon sus banderas en un mitin que tuvo bastantes aplausos pero al que le faltó calor e intensidad por parte de los asistentes. Quizá el hecho de que no se llenara el pabellón es un hecho sintomático. El 21 de mayo se verá.