Elche

Análisis EP

Dos años de PP y Vox en Elche: política de visibilidad, relato y pragmatismo, aún sin grandes actuaciones

Partido Popular y Vox llegan al ecuador del mandato con parte de su acuerdo ejecutado, pero pendiente de grandes inversiones que se hacen esperar y un marcado contenido ideológico. Mientras tanto, la oposición va a varias velocidades, sin acabar de imponerse como posible alternativa

  • Ruz y Rodil firman el pacto en Valverde -
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ELCHE. Hace unos días se cumplían dos años de los comicios locales de 2023, en los que el Partido Popular recuperaba la alcaldía tras ocho años, gracias a su acuerdo con Vox. Pablo Ruz lograba la ansiada alcaldía. En estos días de efeméride que recuerdan el ecuador del mandato, este viernes 13 de junio se cumplen dos años desde el 'Acuerdo de Elche', el título por el que PP y Vox rubricaban unos ejes para su acción de gobierno. Con el pacto de Valverde, indicativo del guiño a las pedanías, el día 17 empezaban una andadura que ha dado mucho que hablar y que está repleta de grises en la gestión. Aunque por ahora sendos partidos han cumplido con gran parte de lo acordado en ese documento, en esa política 'de baldosa', hay muchas iniciativas pendientes, y la mitad de este trayecto da para mucho más que lo tangible.

En los primeros días de legislatura pronto quedó claro, como en campaña, que el ahora regidor y su núcleo cercano habían aprendido e ido tomando notas —con la célebre libreta de Ruz de aquellos días— de las fallas en la gestión de PSOE y Compromís. Grietas que se tradujeron en problemas y lentitud, lo que acarreó unos trámites o errores de cálculo que precisamente ahora PP y Vox están aprovechando, a veces con proyectos que estaban en trámite, casi a falta de inaugurar ahora; a veces con decisión, como la pasarela de las vías del tren sobre Altabix o Nuevos Riegos El Progreso —con el beneplácito de Cultura y su cambio de postura—; y sobre todo, estudiando cómo acelerar la gestión.

Política de pequeños detalles cotidianos

Esto último es algo que tanto el exalcalde Carlos González, como el actual, Pablo Ruz, saben: la ciudadanía de a pie valora mucho los pequeños gestos y cuestiones cotidianas del día a día, muchas veces más que grandes o millonarios proyectos. Un trabajo más presente para atender necesidades vecinales. De ahí viene, en parte, la gran apuesta en las formas del Ejecutivo local, esa política de ornamentación, especialmente cosa de Ruz, de embellecer la ciudad, desde las famosas flores, a las farolas o la renovación de espacios públicos que en muchos casos eran eriales o plazas duras con árboles o sombra. Algo que exhiben semanalmente, a veces casi a diario, aunque en el caso del alcalde, sea una cuestión que se lleva al extremo, con cambios internos y externos en el Ayuntamiento según su gusto —de ahí las famosas sillas del salón de plenos— o los millones de euros invertidos en renovar alumbrado público, especialmente en las zonas más emblemáticas.

Pasada de freno en el gasto

Consecuencia de esa necesidad de manejar el relato, de que la ciudadanía sienta que se están haciendo muchas cosas y que se vean, lo que creen que reportará rédito, más allá de si es o no necesario, es donde en estos últimos tiempos ha salido una de la grandes máculas de estos dos años: el tan mencionado Plan Económico Financiero (PEF), un plan de ajuste para este año y 2026, por un desfase entre los ingresos y gastos de 8,5 millones de euros. Lo cual implica aplazar proyectos que se querían empezar este año, y anular partidas de inversión. Esa actividad frenética y obras consantes requiere de contrataciones que ahora se limitan y de muchas horas extra de la plantilla. Sin ir más lejos, aún se siguen pagando o aprobando pagos de horas extra de 2024. Una pasada de frenada que ahora puede comprometer el calendario previsto de inversiones, aunque esperan que algunas grandes inversiones culminen justo meses antes de la cita electoral de 2027.

  • Pablo Ruz, Aurora Rodil y Francisco Soler -

Maquinaria engrasada al límite

En ese sentido, el actual bipartito ha sabido encontrar las fórmulas para acelerar la gestión administrativa, exprimiendo al máximo la maquinaria burocrática municipal. Lo que está acortando tiempos de licitaciones, y por ende, de proyectos. Sobre las inversiones, hasta ahora su gran acierto ha sido la del autobús a pedanías, una ampliación del contrato que ha costado 8,2 millones de euros para dos años, hasta el nuevo pliego que unifique el servicio urbano y el de las partidas rurales, pero que ha supuesto un salto de calidad a la hora de cohesionar las dos patas del término municipal. El mayor aspecto hasta ahora. Un precio elevado, pero con un gran retorno social, toda vez que además aumenta las frecuencias con infraestrcturas clave como el aeropuerto, playas o Elche Parque Empresarial. Otro caso de un proyecto rescatado del cajón de PSOE y Compromís, a quienes faltó determinación para impulsarlo, optando tan solo por apostar a la nueva contrata de limpieza.

Pragmatismo y decisión para desbloquear proyectos

Esa misma determinación es la que les ha hecho por ejemplo arreglar el desaguisado de Nuevos Riegos El Progreso, con la compra de la fachada y los derechos para construir un edificio de oficinas, lo que supondrá unos 3 millones de euros aproximadamente. Gracias en parte al cambio de paso de la nueva conselleria de Cultura, que no dejó al anterior bipartito el retranqueo. También han sido pragmáticos sobre errores pasados, como la financiación propia de la pasarela sobre las vías del tren, en lugar de esperar a que lo financiara Adif, o el gran hueso, poder iniciar las obras del Mercado Central. Ruz decidió no paralizar el concurso público, una vez hecho lo más difícil, romper la relación contractual con Aparcisa, y eso sí, modificar el proyecto: mantener el uso tradicional y un futuro aparcamiento en el hueco de la Pescadería del que aún no hay avances.

Por ahora, un patadón hacia adelante y dejar que pase el tiempo. Antes tiene que acabar el inmueble. A su favor juega saber que habrá propietarios que se irán jubilando (algunos ya lo han hecho), lo que implicará menos puestos de venta, y más posibilidades de espacio. Y con todo, ¿está el equipo de gobierno dispuesto a una vez finalizado el proyecto, volver a levantar la Plaza de las Flores para otra obra de años? ¿Y antes de las elecciones? Parece difícil. 

La herencia recibida

Paralelamente, PP y Vox han ido compatibilizando proyectos ajenos y propios. La movilidad es un ejemplo. Aunque se ha potenciado con el bus a pedanías por iniciativa propia, la nueva flota de buses híbridos, eléctricos y digitalización del servicio, así como la reforma del intercambiador principal, viene de fondos europeos de PSOE y Compromís. Lo mismo que las nuevas estaciones de Bicielx, servicio con el que el equipo de gobierno se ha reconciliado, después de la eliminación de dos carriles bici clave al inicio de legislatura, que le costó su primer gran concentración en contra. Eso sí, no toda la herencia ha sido positiva, se han 'comido' el roto del nuevo pabellón de deportes, del que apenas se ha podido salvar financiación de Europa (venía de los fondos Edusi), lo mismo que el proyecto de Germanías, aunque a cambio, así han podido mantener la cruz.

Pedanías y patrimonio

Sobre pedanías, no hay duda de que es una de sus grandes apuestas, empezando por el modelo de gestión de los Distritos, aunque también con un gasto exacerbado y sin control que ha acabado en posibles fraccionamientos de contratos, el propio bus a las mismas, y actuaciones de asfaltado, nuevos centros sociales que el anterior bipartito no supo arrancar, búsqueda de mejora de la cobertura, actuaciones en espacios públicos y ajardinamientos, entre otros.

Y en cuanto a patrimonio, han tenido una gestión dispar. También han hecho 'mucho' con poco en patrimonio, como ejemplo la apertura de la Torre de los Vaillo o el patio de Clarisas, con voluntad de recuperar la Torre de Ressemblanc, el molino de la Veta en Curtidores, actuaciones en el Molí del Real, han podido adjudicar ya el nuevo catálogo de protecciones... Pero de forma paradójica, a pesar de que se venía y viene diciendo que el patrimonio será uno de los grandes ejes, vuelve a haber otra mancha importante con el derribo de la Banca Peral, edificio con protección estructural, y la sensación que dejan las declaraciones, al decir que "no hay dinero" para inspeccionar patrimonio privado, de que puede volver a repetirse esta situación, a pesar de ampliar una protección de facto a fachadas que no están en el catálogo. 

Avances pacientes en urbanismo y lentos en suelo industrial

Por último, en urbanismo, se ha acelerado para poder desbloquear varios sectores urbanísticos importantes, aunque la política de suelo industrial sigue costando mucho: no hay novedades sobre el comprometido, como otros, Porta d'Elx, y la urbanización de la ampliación del Parque Empresarial todavía tardará. Aunque han tenido cintura para con cuestiones importantes para el campo, como las renovables, cuyas licencias se paralizaron, y ahora hay una propuesta para encajarlas en el Plan General. Eso sí, nada sobre un posible Plan General nuevo (sí Plan Estratégico), sí un mayor cuidado del palmeral, aunque sin desplegar los planes pendientes, y sin conocer cómo va la reforma que quieren hacer al considerar que constriñe el crecimiento urbano.

  • Pablo Ruz y Aurora Rodil en la toma posesión de la nueva Corporación de Elche. Foto: PEPE OLIVARES -

La vivienda, una de las grandes cuentas pendientes

Por contra, en materia de Vivienda, el Ayuntamiento sigue sin abordar en el corto plazo el problema del alquiler en la ciudad, que ha crecido de forma importante en los últimos años, lo que impide la emancipación o proyectos de vida de muchos jóvenes y no hay voluntad tampoco de declarar zonas tensionadas. Ni hay subvenciones generales para esta cuestión —tan solo para población vulnerable—, ni un aumento relevante del parque de vivienda pública. Se fía todo, por ahora, a la construcción de vivienda protegida a través de Pimesa, lo cual aún tardaría en llegar.

La presencia del Consell, testimonial

Ahora bien, aunque hay un razonable ritmo en estas áreas, una de las grandes cuestiones pendientes son las actuaciones autonómicas. Toda la reivindicación que Ruz ejerce sobre el Ministerio de Infraestructuras, que ya ha activado los lentos planes de conexión con la estación de Matola, pero aún queda una larga lista, esta se rebaja con el Ejecutivo de Carlos Mazón. Por ahora no hay nada tangible, salvo cuestiones que vienen de muchos años como el centro de salud de Travalón. De las grandes obras, el prometido y reprometido Tram para Elche se queda este año en una pequeña partida de estudios previos, y sin que se hable de la financiación anexa que iba a llevar de la Avenida de la Libertad. En cuanto a la Ronda Sur, se han retrasado los plazos. El Consell ha asumido el proyecto y ya está en licitación el diseño de la actuación, pero las obras empezarán, con suerte, en 2027.

También está el compromiso de la nueva depuradora, consignado, pero por ejemplo no hay nada sobre el teórico museo en Clarisas. Por ahora el Ayuntamiento tira con lo puesto con un concurso de proyectos, pero tiene que asumirlo después, en la teoría, la administración autonómica. Y este año ni se plantean retomar las obras del Hospital General para el bloque quirúrgico. El desdoble de Santa Pola, parado. La Learning Factory, a la espera, y el anuncio de San Antón, fogueo con una consignación insuficiente este año. En materia de Sanidad, lo más relevante, la renovación del Vinalopó, que a pesar de la oposición, el Ejecutivo ha pasado de puntillas sobre ello. En lo que respecta a Diputación, ha cumplido con su parte de comprar la sede en La Glorieta, pero la gran reforma y un uso más amplio espera sine die. Y el concurso para el anteproyecto del Palacio, ya activado.

Grandes obras propias, aún en trámite o diseño

Así, las grandes actuaciones que son propias del bipartito también espera. Están en licitación algunos de los centros sociales, y está tardando en arrancar Jayton por el plan de ajuste, al igual que las reformas de Plaza de Barcelona y de Madrid, paralizadas hasta conocer si llegarán fondos europeos este año. Mientras tanto, PP y Vox se esfuerzan en demostrar que además de las plataformas únicas de centro y Raval, apuestan por Carrús, con generación de aparcamientos, reformas en viales importantes, ya en marcha, como la comisaría, y con la guinda de Jayton. Una parte importante del relato, donde ambos quieren pescar y sacar pecho de que han penetrado en el histórico bastión de los socialistas. Mientras apuestan por ello y mantienen muy activo el asunto en las pedanías, creen que podrán repetir sin problemas en 2027.

Relación con vecinos y colectivos

En ese sentido, salvo las primeras manifestaciones por el asunto del carril bici, han sido dos años de tranquilidad. Como hechos puntuales, la manifestación en Clara Campoamor, rápidamente sofocada, así como un conato de protesta en José García Ferrández —el caso Mariano Soler Olmos de PSOE y Compromís—, y solventada con relativa celeridad el problemón en San Antón tras el colapso. Más insistentes han sido por ejemplo con el caso de Peña de Las Águilas y Llano de San José, o las protestas por la planta de Els Cremats. Capítulos, aunque menores, que rompen en parte el relato de "la gente está contenta" del alcalde. Aunque Ruz siempre mantiene buen tono y es cordial en el trato, algunos colectivos que trabajan con el Ejecutivo han visto que con el paso del tiempo, no siempre se muestra la cintura del principio: PP y Vox han venido a aplicar políticas propias y que en muchos casos no son negociables. Esa otra cara que algunas plataformas han empezado a notar.

Plena sintonía con Vox

Eso sí, la sintonía con Vox es total. En el caso de Elche, la fuerza ultraconservadora no está generanto tiranteces con el PP, fruto de concejalías de un perfil más bajo y no tan políticas, pero también de la conexión entre Ruz y Aurora Rodil. Ambos coinciden en puntos ideológicos y religiosos evidentes, que se traducen en una presencia de una Navidad más tradicional que nunca, con grandes fastos en esta materia, y alusiones religiosas verbales y simbólicas en el Ayuntamiento, más presentes que nunca en la vida pública en los Consistorios democráticos. Quizá a veces dejando atrás el cariz aconfesional de la administración, y con aspectos cursiosos como que el balcón principal del Consistorio no se puede colgar ninguna bandera ajena, solo lo institucional, salvo el nacimiento de Jesús en navidad. 

Tres ediles dimitidos, una imputación y la gestión de las crisis

Ahora bien, en su haber tienen tres dimisiones de ediles en dos años. Tito Costa (PP) al principio, José Navarro (PP) por su escándalo de índole sexual, y recientemente, Raúl Sempere (Vox), por motivos personales, al menos en parte. Y con un concejal, Samuel Ruiz, imputado y que por ahora tiene apertura de juicio oral, sin que ello haya supuesto nada, a pesar de que en su etapa en la oposición exigieron dimisiones al anterior bipartito por menos. Lo que por otra parte muestra también cómo gestiona Ruz y su equipo las particulares crisis, queda claro: dejar que pase. Y si pueden, evitando pronunciarse. Tan solo la presión mediática nacional por el caso de Navarro, hizo que Rodil y Ruz comparecieran en rueda de prensa para dar explicaciones.

En otras polémicas, como las que llegan a cuenta de la cuestión trans, tras las declaraciones de la portavoz de Vox, que provocaron concentraciones y manifestaciones, el propio alcalde también ha respondido con la boca pequeña, sin intentar entrar en complicaciones con su socio. De hecho, a menudo, en sesiones plenarias, el PP ha votado a favor de algunas de las mociones más duras de Vox y sin debatirlas, como la criminalización de migrantes.

La 'batalla cultural' y una ciudad repensada en castellano

Con todo, en algún pleno el propio regidor ya ha mencionado en varias ocasiones que "tenemos que dar la batalla cultural", algo que Vox ya suele hacer en sus intervenciones. En otras cuestiones sutiles, por ejemplo, el PP rechazó retirar un parque a propuesta de Vox a La Pasionaria, pero aprovechó un cambio de calles para eliminar al Che Guevara. Menos sutil, como era evidente, fue el mantenimiento de la cruz de origen franquista en Germanías, con una contextualización 'blanca', vacía de contenido y contexto político, eliminando el centro de interpretación sobre la Guerra Civil. Aunque para compensar, se homenajeó al primer alcalde tras la dictadura, Ramón Pastor, quien ya cuenta con una avenida importante en El Pla. 

Por último en este aspecto, ha quedado ahora en un segundo plano, PP y Vox impulsan una ciudad pensada en castellano. Tras el cambio del reglamento de lenguas cooficiales, también ha llegado un nuevo protocolo de comunicación, con nuevo logo en sendos idiomas, aunque el que se utiliza por lo general, para documentos oficiales y cartelería o paneles en la ciudad es el castellano, salvo sobre todo en Cultura. Otros detalles son que la gala de Premis Literaris Ciutat d’Elx ya no se celebran el 9 d'Octubre para darles empaque como en antaño, sino pequeños actos en el salón de plenos, desgajados del día de los y las valencianas. O el cambio de indumentaria de los heraldos  en la Venida de la Virgen, eliminando la tradicional cuatribarrada. Cabe recordar que ya el día de la toma de posesión hubo silbidos a ediles que juraron el cargo en valenciano a lo que Ruz supo responder hablando también con la llengua del Misteri. Capítulos que encuadrar, al menos en parte, en esa batalla cultural.

Las contradicciones de gobernar

En resumidas cuentas, una amplia gama de grises, en la que el equipo de gobierno y el alcalde a la cabeza han experimentado la exigencia de tomar las riendas de la ciudad y la maquinaria administrativa interna, con una burocracia a veces difícil de gestionar. Y también, como pasa en numerosas ocasiones, las contradicciones lógicas entre la oposición y el gobierno. Si entonces el PP y el hoy regidor, como principal portavoz criticaban los préstamos que PSOE y Compromís pedían y el endeudamiento que generaba (necesario para invertir), ellos han pedido más; si se criticaba la foto constante, ellos y Ruz lo han doblado con su apuesta y presencia constante en redes (reseñables, entre otras, sus visitas a comercios o fotos para firmar convenios con asociaciones); si el remanente antes era cuestión de no saber gestionar el presupuesto, ahora se exhibe como ejemplo de gestión; si se denunciaba que "van ustedes a asfaltar hasta el Parque Municipal", PP y Vox no se quedan atrás en asfaltado. La distancia entre la vida en la oposición y la gestión dentro. 

Dos años que han dado para mucho, con bajada de impuestos, pero también subida (la tasa de basuras, tasas de Policía Local o tarifas de Aigües d'Elx), y en los que el Ejecutivo exhibe por lo general triunfalismo en sus políticas y escasa autocrítica. El pasado septiembre, con el inicio de curso, la autocrítica era haber exigido demasiado al resto de concejales. 

Una oposición que fiscaliza céntimos pero con menor proyección hacia fuera

En cuanto a la oposición, en lo relativo al PSOE, aunque han tenido más dedicaciones exclusivas que nunca como oposición —al igual que el Ejecutivo engrosa la mayor lista de asesores reciente—, esta recae sobre un pequeño núcleo duro, al menos en las intervenciones y ruedas de prensa, quedando el resto en segunda línea con algunas intervenciones, y más en cuestiones internas. Sin embargo, aunque en los primeros meses los socialistas tardaron bastante en despertar, aún recomponiéndose tras el resultado electoral, se han centrado mucho en estos tiempos en la fiscalización económica. Algo con lo que están metiendo el dedo en la llaga al bipartito en materia económica, facturas, contratos menores, posibles fraccionamientos... Pero son aspectos que no operan de igual forma que lo mencionado al principio, esa política del día a día. 

  • Héctor Díez y Esther Díez, portavoces de PSOE y Compromís -

Aunque bien fiscalizado y analizadas las cuentas de PP y Vox, los socialistas van a necesitar más si quieren recuperar la alcaldía, porque aunque en cierta forma han ayudado a generar el relato de un gobierno "despilfarrador", gastaor, que dice la edil Patricia Maciá, no es el ámbito diario de la ciudadanía. A dos años de las elecciones, aún tienen que presentar propuestas de futuro, más proactivas, si quieren hacer sombra a quien gobierna, que tiene la inversión de su lado. Asimismo, esa contrarreloj de dos años también tiene que resolver a corto plazo la situación del presumible —a priori— candidato, Héctor Díez, que aún no se ha lanzado a debates, tertulias o actos, como debería, y que se encuentra con un exalcalde sentado en el salón de plenos, y con un presidente del partido a nivel local, Alejandro Soler, que siempre apura sus movimiento y decisiones orgánicas. Lo que le afecta.

¿Dónde está Compromís?

Y de igual forma, mientras que los socialistas necesitan proyectarse, su socio natural, Compromís, está por ahora incompareciente. Por motivos obvios, la maternidad y baja de la portavoz, Esther Díez, aunque participa en los plenos por la vía online. Pero con su lógico paso atrás ahora, el partido parece que no existe, se ve poco por el grupo municipal, y poco hay salvo alguna tertulia en la que participa el asesor Felip Sànchez. Sin comparecencias de otros miembros. Insuficiente para un partido que es uno de los principales promotores de la plataforma por la reversión del Vinalopó —que le ha permitido estar activo—, que una vez ya se ha prorrogado la concesión, queda ver qué recorrido tiene.

Mientras tanto, no se percibe actividad de Iniciativa y Més, con algunos de sus cuadros y activos políticos desaparecidos o en una muy segunda línea. A dos meses de las elecciones, tampoco se conocen movimientos sobre aquella búsqueda de posibles alianzas que planteaba tras el batacazo electoral. Un detalle importante para la izquierda si quiere recuperar el poder, toda vez que muy posiblemente los votos del PSOE no sean suficientes. Así, por ahora el partido está, aunque no se sabe si se le espera. O cuándo. 

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