SANTA POLA. Mantener un local a flote durante 30 años requiere constancia, una cartera de fieles que acudan a la llamada de la fiesta y, cuanto menos, inversión (en productos, equipo humano, la sala y unos cuantos etcétera más). Un esfuerzo que conocen de primera mano en el Club Camelot, una discoteca más que consolidada en Santa Pola, que el sábado 31 de agosto despide el mes celebrando sus tres décadas de recorrido musical. El cumpleaños constará de dos partes: "El tardeo (en un horario de 14 a 24 horas), donde vamos a estar pinchando los djs originales de la época de Camelot, y la fiesta nocturna (a partir de las 24 h), donde actuarán los djs a los que llamamos la nueva era, que son los que llevan trabajando estos últimos cinco años en Camelot Bar", aclara Toño García, quien se unió a formar parte del crew de la discoteca en el año 1999.
Las personas que respondan a la invitación podrán elegir entre distintos estilos musicales, ya que se abrirán distintas salas dentro del mismo club. En la franja horaria que comprende la celebración diurna se habilitarán dos espacios: "El sonido Camelot 100%, con los originales de la sala principal, es decir, la de directos o lo que fue Camelot desde el principio, y otro espacio donde se va a revivir lo que se llamaba La cabaña, que era el sitio donde pinchaban Paco H, Fernando Fuentes (efe+efe) y Sergio Francés, una sala de electro-pop", explica el miembro de la discoteca. Por la noche se podrá escoger entre tres, cada uno de ellos gobernado por un género diferente: "Habrá una sala dedicada al sonido antiguo de Camelot, otra con aquellos que han sido los residentes de Camelot Bar -como el Gambín o Pina- y otra donde van a pinchar el Mochy o Pertu, con un estilo más pasteleo, un sonido más de cacao", detalla.
Más de 16 horas de música donde no faltará la comida para reponer las fuerzas perdidas en el baile: "Va a haber una paella a partir de las 14 h para todas las personas que entren. Y sobre las 21 h se ofrecerán unos canapés para que la gente no se tenga que ir de aquí y pueda comer algo", añade García. El recorrido hasta cumplir los 30 años obliga a volver la vista hacia el pasado, hacia los orígenes de una discoteca que ha dado tumbos por Elche y Santa Pola, pero que ha conseguido hacerse su hueco en la provincia. Carlos Henarejos, fundador de Camelot, recuerda que el proyecto tiene sus raíces en 1985 en Valencia, "en una discoteca en la zona de la playa llamada Barraca, donde se ponía música indie y suponía lugar de reunión de grupos y personas de la movida valenciana, como diseñadores, gente relacionada con la música, la moda y muchos jóvenes con inquietudes musicales".
"Allí se abrían las puertas a un mundo nuevo; lo que había en ese club no existía en ningún sitio", asegura el creador de Camelot, quien apunta que "en España había pequeñas explosiones de este tipo de grupos, pero aún no se había solidificado o reconocido como que estaba en marcha. Era una ebullición que muy pronto cogería unos matices y unos volúmenes mayores". Es por ello que el grupo de amigos que acudieron a Barraca, entre los que se encontraba Henarejos, quedaron encantados con la idea, tanto que muchos de ellos, quienes estaban relacionados con la hostelería (camareros, relaciones públicas, djs...), quisieron trasladar a esta zona de Alicante lo que vivieron en Valencia "para mostrarles a los demás lo que era esta nueva movida", matiza el fundador.
El proyecto empezó a tomar forma en el verano de 1988, cuando consiguieron abrir una discoteca en Torrevieja, donde se ubicaba el Antiguo Pachá, que en ese momento pasó a llamarse Complot: "Fue nuestro particular laboratorio de ensayo sobre la posibilidad de una discoteca. Esta sala tuvo bastantes problemas administrativos en la época y fue cerrada y vuelta a abrir en diferentes ocasiones por temas de papeleo y permisos". Fue por estas trabas legales por las que el equipo se vio obligado a trasladarse a una sala de Santa Pola que únicamente abría en verano. "El resultado fue bastante positivo y empezó a madurarse la idea de consolidar esa prueba que se había hecho en Santa Pola, con un nombre y una línea muy definida. Y así nació Camelot", sentencia su fundador.
Pese al resultado positivo del club, su trayectoria a lo largo de las tres décadas también ha tenido "altibajos", admite García: "Ha habido que luchar mucho. Pasamos una temporada difícil cuando se dio el cambio de la legislación en los controles de alcoholemia, porque arrastrar a la gente hasta Santa Pola era complicado, por lo que probamos a instaurarnos unos cuantos años en Elche y en la Sala Divine. También habitamos una temporada una sala en los bajos del estadio Martínez Valero, donde organizamos algunos directos, como el de Iván Ferreiro en acústico", rememora. Una discoteca que siempre ha tenido de especial "la selección musical y la clientela, gente exigente, que venía a Camelot porque la música no se podía escuchar en cualquier otro sitio", garantiza. Y confiesa que el club siempre ha contado con "la ayuda de muchos bares de alrededor, como Crevillente, la Vega Baja o Alicante, donde se siguió mucho la estela de este sonido de Camelot".