ELCHE. Aunque parezca que el nuevo catálogo de protecciones del municipio, reivindicado (y anunciado) desde hace tiempo, al estar desfasado el actual de 1998, está parado, el trámite empieza a avanzar. La concurrencia pública empezó el pasado mes de octubre y ya se ha iniciado la apertura de sobres con los aspirantes, de un lado es BAU Arquitectos, compañía de El Campello, y de otra ARN Arquitectos, firma ilicitana. Son los únicos despachos que se han presentado a un catálogo que deberá no solo elaborar un plan integral que actualice los inmuebles, yacimientos y espacios naturales a proteger, sino también hacer un registro del palmeral, de sus elementos compositivos y entornos de protección que se deberían incluir en la Sección Primera del Registro del Palmeral de Elche.
En él se quiere abarcar todo lo urbano, el patrimonio natural, arqueológico, paleontológico e incluso arbóreo. Además del registro del palmeral, cuestión pendiente desde la declaración de Patrimonio Mundial en el año 2000, y la renovación del Plan del casco histórico. Y para todo ello, a priori un plazo de 10 meses para el futuro adjudicatario, aunque son unos plazos irreales según abogados especialistas en la materia, dado que cada documento deberá contar con las consultas públicas sectoriales, exposiciones de participación, pasar el filtro autonómico en distintas ocasiones... Eso sí, se trata del gran impulso normativo para el patrimonio cultural ilicitano.
De momento, se han ido desarrollando otras normativas locales importantes que estaban pendientes, como la ratificación de las Áreas de Vigilancia Arqueológica (AVA), o la aprobación de unos criterios interpretativos sobre la armonización de las edificaciones con la tipología histórica tradicional del municipio que tienen que regir tanto las actuaciones sobre los inmuebles en el Núcleo Histórico Tradicional (NHT), o las nuevas construcciones en este perímetro. Una propuesta que se impulsó a colación de las licencias de obra que se están presentando, para acotar y desarrollar más lo que establece el actual Plan General y dejar claro qué se entiende por tipología tradicional. Además, son unos criterios interpretativos transitorios hasta que se apruebe el nuevo Catálogo de Protecciones.
Ambos despachos tienen experiencia en este ámbito y han presentado equipos multidisciplinares para la elaboración del mismo. En el caso de la firma de El Campello (que como curiosidad, ha contado con la Fundación Cidaris que impulsa el Mupe), por ejemplo, con estudios de impacto sobre edificios protegidos de València o Crevillent, e intervención sobre el patrimonio cultural, y por parte de la ilicitana se ha trabajado también en estos ámbitos con el Plan Director del Fort de Bérnia, un centro de interpretación de yacimiento arqueológico en Villena o la rehabilitación del castillo de Guardamar.