ALICANTE. La entrada en vigor de la nueva ley concursal a finales del pasado mes de septiembre ha tenido un efecto directo sobre el concurso de acreedores de la mercantil ilicitana New Millennium Sports, dueña desde la desaparición de su fundadora de la marca Kelme. Con la nueva normativa, ya no se celebran juntas físicas de acreedores para aprobar o rechazar las propuestas de convenio de las concursadas, sino que este trámite se realiza de forma telemática durante un plazo de dos meses. Y New Millennium Sports se encuentra ahora precisamente en este punto.
La junta de acreedores de la nueva Kelme se llegó a convocar a través de un edicto en el BOE para el pasado 28 de noviembre. Ese día, los acreedores de la empresa ilicitana deberían haber acudido al juzgado de lo Mercantil 3 (con sede en la ciudad de las palmeras) para aprobar o rechazar el convenio propuesto, que como adelantó Alicante Plaza es un convenio gravoso (con una fuerte quita, superior al 50%). Sin embargo, la nueva ley concursal obligó a anular la cita y, pese a que el concurso se había abierto con anterioridad (en octubre de 2021), terminar de recorrer el camino por el nuevo itinerario.
De esta manera, lo que debería haberse resuelto, en un sentido u otro, el pasado 28 de noviembre, se prolongará al menos hasta el mes de febrero de 2023. Según la nueva ley, desde el momento en que el juzgado dicte el auto admitiendo el convenio presentado (un aspecto meramente formal, puesto que ya lo había hecho al convocar la junta ahora anulada), empezará a correr un plazo de dos meses durante el cual todos los acreedores recibirán la propuesta de acuerdo por vía telemática, directamente desde el juzgado, para indicar si se adhieren al mismo o no.
Al tratarse de un convenio 'gravoso' por la fuerte quita que plantea, el acuerdo no saldrá adelante si no lo respalda al menos un 65% del crédito (es decir, acreedores que controlen ese porcentaje de la deuda concursal). Fuentes judiciales señalan en este sentido que la quita propuesta rondaría el 70% de la deuda con la que New Millennium Sports se declaró en concurso, y que ascendería a unos 15 millones de euros (en realidad era superior, pero durante este tiempo se han cancelado algunas deudas), de los que buena parte son con su principal accionista, el holding chino Yuanxiang, que ya tuvo que capitalizar la deuda de la firma española en 2019 al no poder afrontarla.
La propuesta de convenio que previsiblemente recibirán los acreedores a lo largo del mes de diciembre incluye no solo una fuerte quita, sino que necesita también de la complicidad de la Agencia Tributaria para que renuncie a su privilegio (cobrar primero) y permita afrontar la deuda con el dueño chino. El activo de New Millennium Sports supera en realidad el crédito concursal, pero la mayor parte del mismo son intangibles y cuentas pendientes de cobro, así como créditos fiscales. El último en cobrar, puesto que es un acreedor subordinado, será el IVF: el banco del Consell, en el origen de New Millennium Sports al impulsar el fondo de inversión que se quedó la marca para evitar que desapareciese, reclama 6,3 millones de euros.
Si el convenio propuesto por el administrador concursal, el despacho ilicitano Galsán Consultores, logra el respaldo de más del 65% del crédito y el visto bueno de Hacienda y Seguridad Social a sus particulares condiciones, New Millennium Sports tendrá todavía que observar un alto grado de exigencias en su cumplimiento. La alternativa, si no se logra ese porcentaje de respaldo o al primer incumplimiento del hipotético convenio aprobado, es la liquidación de la mercantil, que seguiría así los pasos de su predecesora, la Kelme original.
New Millennium Sports pidió el concurso en octubre de 2021 para evitar la ejecución de una sentencia de 3,2 millones de euros (tras perder un pleito por incumplimiento de contrato con un distribuidor). En 2020, la firma tenía un activo valorado en 19 millones de euros, aunque 12 de esos millones se correspondían con el activo no corriente y, especialmente, con el fondo de comercio y el activo por impuestos en diferido. En el pasivo figuraban 16 millones de euros a corto plazo. El distribuidor de Kelme facturó 3,1 millones de euros antes de declararse en concurso, menos de la mitad que antes de la pandemia (6,8 millones) y perdió 1,8 millones.