ALICANTE. No volverá a haber público en los estadios y pabellones de la Comunitat durante bastante tiempo.
La conselleria de Sanitat aprobaba el pasado viernes una resolución con una serie de medidas extraordinarias para combatir la transmisión del Covid-19 entre las que se encuentra la obligación de jugar los partidos a puerta cerrada, una decisión cuya vigencia pretende el departamento que dirige la sajeña Ana Barceló que se extienda más allá de la de la propia resolución por la que se aprueba (cuya eficacia vence a las 23:59 horas del 9 de diciembre) y que la 'patata caliente' pase a estar en manos del Gobierno central, concretamente del Consejo Superior de Deportes, como ocurre desde mayo en relación con los partidos de la Liga de Fútbol Profesional y de la Asociación de Clubes de Baloncesto.
El pasado fin de semana fue el primero en que tanto el deporte profesional como no profesional jugó sus partidos a puerta cerrada en la Comunitat. Uno de los primeros clubes en sufrir la prohibición fue el Hércules, que tuvo que jugar la mañana del domingo a puerta cerrada en el estadio José Rico Pérez su partido de Liga de Segunda B ante la Peña Deportiva y que no solo tardó muy poco en hablar de discriminación con respecto a otros sectores, es que este lunes incluso alertaba que podía estar adulterándose la competición: el club blanquiazul criticaba que, mientras se sigue permitiendo un aforo mínimo (del 50% desde el sábado) en cines y teatros, es decir, en espacios cerrados, en estadios de fútbol lo anterior ya no es posible, al tiempo que ponía el acento en el hecho de que en el mismo grupo en el que compite haya equipos que van a poder seguir jugando sus partidos como local con aficionados en las gradas (en Baleares se mantiene la posibilidad de hacer uso de un aforo del 75% de la instalación en que se juega, con un límite máximo de 1.000 personas).
Solo unas horas antes de que el balón echara a rodar sin público en el Rico Pérez (algo que era la primera vez que ocurría con motivo de un partido del Hércules) el presidente de la Federación de Fútbol de la Comunidad Valenciana, Salvador Gomar, manifestaba en Twitter su satisfacción con que la competición pudiera continuar pese a las nuevas medidas, pero también su descontento con que "no se permita el acceso (de público) con todos los protocolos" e incluso se refería a centros comerciales, cines y bares recordando que son espacios cerrados que permanecerán abiertos al público (con limitaciones), a diferencia de "espacios grandes y abiertos" como los estadios y campos en los que juega el "fútbol modesto y base".
A diferencia del valenciano, que en el marco de las medidas extraordinarias para frenar a la pandemia ha optado por ponerle un candado a las puertas de acceso del público a los graderíos de estadios y pabellones, otros gobiernos autonómicos han reducido el aforo máximo permitido en las citadas instalaciones o directamente han mantenido las limitaciones ya vigentes, sin ampliarlas. Precisamente por eso, la FFCV anunciaba este lunes que va a emplazar a Sanitat a que reconsidere su decisión.
El Hércules no es el único club alicantino cuya opinión respecto a la decisión de la conselleria de Sanitat y por extensión del Consell ha sido recabada por Alicante Plaza. El presidente del Balonmano Benidorm, Javier Abínzano, hablaba este lunes de una "mala noticia" y de "palos de ciego": "Que dejen de demonizar al deporte y la hostelería, que además de estrictos cumplidores con los protocolos son sectores en los que se ha demostrado que la ratio de incidencia de la pandemia es muy baja en comparación con otros ámbitos", nos decía el máximo mandatario del club benidormense, al que ya se le dio un buen palo por culpa de varios falsos positivos de Covid-19 que llevaron a la Federación Europea de Balonmano a excluirle de la Liga Europea después de rechazar su solicitud de aplazamiento de un encuentro en Viena que no podían disputar en la fecha acordada, al obligar Sanitat a la plantilla y 'staff' técnico a permanecer confinados 10 días, pese a que ninguno de sus miembros daba positivo en las sucesivas PCR a las que se les sometía.
Un club de balonmano que también ha sufrido aplazamientos, pero en su caso solo en la Liga Guerreras y no en competición europea, es el Balonmano Elche. Este lunes y a preguntas de este medio, Joaquín Rocamora, su técnico, lamentaba que los aficionados no vayan a poder darse cita en las gradas del pabellón de Carrús para disfrutar, por ejemplo, del choque de Copa Europea contra el Granollers, pero se mostraba comprensivo con la decisión: "Nos tenemos que acostumbrar, esto es muy cambiante y la situación sanitaria es muy compleja", decía el técnico de las vigentes subcampeonas de Liga y Copa. "Carrús es una de las mejores pistas, nos hacía especial ilusión jugar un partido así con nuestro público, pero no queda otro remedio que acostumbrarse, esperando que todo se solucione y volvamos a la antigua normalidad", insistía.
Hasta el pasado sábado, tanto cines como teatros en la Comunitat podían disponer de un 75% de su aforo, algo que también era posible en el caso de un estadio o un pabellón, siempre que se contase con autorización previa de Salud Pública si se aspiraba a una concurrencia superior a las 400 personas, se presentase un plan de higiene y control y la situación epidemiológica no lo desaconsejara. Esto último es lo que impidió a la Fundación Lucentum jugar el pasado 30 de octubre, tal y como había solicitado e inicialmente se le había autorizado, su partido de Liga LEB Oro ante el Bahía San Agustín con la presencia de 500 personas en las gradas del pabellón Pedro Ferrándiz. A la misma hora en que el equipo de Pedro Rivero jugaba a puerta cerrada ese encuentro, a menos de dos kilómetros, en el Teatro Principal de Alicante hasta 750 personas podían asistir a la representación de la obra 'Viejo amigo Cicerón'. Toda una incongruencia 'legítima' que no pasó desapercibida para este medio.
Toni Gallego, el presidente de la Fundación Lucentum, asegura que el club "acata" el tener que jugar a puerta cerrada e incluso se muestra comprensivo con la decisión "teniendo en cuenta los números de la nueva ola de la pandemia", pero tampoco esconde que le parece "incoherente" que, al tiempo, se permitan aforos del 50% en la cultura: "Lo suyo sería permitir en cualquier actividad un aforo del 25%, que se ocupe un asiento de cada cuatro y se haga en zigzag, algo que permite que se mantenga la distancia de seguridad y que con el 50% en cultura no se da; por supuesto, adoptando también el resto de medidas como la toma de temperatura, recogida de datos de asistentes y su ubicación para permitir rastrear positivos, la limpieza de manos y suelas y el uso obligatorio de la mascarilla", nos dice Gallego, cuyo equipo pudo jugar ante público el pasado viernes en Castellón ante el Amics del Bàsquet al no haber entrado en vigor la mencionada resolución de Sanitat (lo hizo horas después).