ELCHE. A cuatro jornadas para que finalice la fase regular en LaLiga Hypermotion, en el Elche se empeñan en alimentar la polémica con decisiones un tanto extrañas. Las últimas, las de resolver por adelantado la relación con el hasta ahora entrenador de porteros del primer equipo Miguel Escalona y con el jefe de los servicios médicos César Quesada.
Se trata de medidas cuya adopción tienen perfecta cabida en la gestión de un grupo y su estructura (siempre que estén justificadas, algo que nadie pone en duda, si bien es cierto que el club guarda silencio sobre las razones que las motivan), pero que sorprenden sobremanera por el momento en que se adoptan (igual la explicación reside en ello, pero el Elche declina explicitarlo).
Si el galeno Quesada había regresado al club el pasado verano (su vinculación arrancó en 2011, pero experimentó una pausa la pasada campaña), Escalona llevaba en el puesto de manera ininterrumpida desde la 2019. Lo sucedido con ambos se produce tras el feo suceso acontecido en el transcurso del encuentro ante el Racing de Santander, cuando en el banquillo Sebastián Beccacece no se ahorró gestos de disconformidad para con Escalona y el delegado Juan Sánchez por no secundarle en las protestas al árbitro, llegando a mandar al vestuario al primero de ellos.
Al mismo tiempo que prescinde de los servicios de Escalona y Quesada, el Elche ha formalizado una nueva relación contractual con sus sustitutos, quienes ya están ejerciendo en el cargo: se trata de Jesús Unanua para el rol de auxiliar técnico y de Ennio Priori para el de nuevo máximo responsable del área médica. El primero llegó a defender la meta franjiverde antes de colgar los guantes, mientras que el médico ha estado vinculado hasta hace bien poco al Sport Clinic Ripoll-De Prado, que precisamente presta servicios al club.