ELCHE. Pocas sorpresas en el primer debate del estado de la ciudad de este año —fuera del Ayuntamiento por primera vez; en Torrellano—, salvo quizá, que no hubo debate; sólo las intervenciones de los diferentes consejos municipales y de los representantes de asociaciones y pedanías. No hubo intervención del público ni lugar a debate, pues los grupos políticos participarán en el segundo round, que tendrá lugar el martes. Primero intervinieron los once consejos que hay en la ciudad, que salvo excepciones, dieron cuenta de sus actividades durante el curso, los objetivos marcados para el próximo y algunas reivindicaciones, desde la perspectiva de género en los procesos municipales hasta la creación de un nuevo instituto en la ciudad, pasando por los trasvases del Tajo y el Júcar. Sin embargo, hubo reivindicaciones más críticas, sobre todo por parte de pedanías, y también apuntes de líneas maestras a seguir para los próximos años.
La primera sesión no fue un debate, fue más una puesta en común, y si todo el pleno estuvo atento, pudo ver claramente que hay precisamente un hilo conductor en las intervenciones de las pedanías, y es la sensación de abandono que algunas de ellas tienen. No de todas, por supuesto, pero sí de las más importantes. Incluso aquellos que tímidamente comentaron que había cosas que mejorar, al escuchar a sus compañeros, reconocían que hace falta más atención a las diferentes partidas que forman el término municipal de Elche.
Fue el caso por ejemplo de Norberto Bonmatí, de la Junta Municipal de Torrellano, que denunció el estado del instituto de la pedanía, “que se cae”, o el centro de salud con el que cuentan, al que tildó de insuficiente. Y aprovechó para criticar el estado de La Marina, Arenales y El Altet por la mala imagen que dan por descuido al entrar a Elche. Aunque el grueso de su intervención fue hacia la incapacidad del Ayuntamiento de mediar ante AENA, de quien comentó que el beneficio se ha antepuesto a todo “y haciendo lo que quiere con las pedanías de alrededor”, refiriéndose a cómo afecta el aeropuerto sobre los vecinos en materia de ruido, descanso o contaminación, entre otros casos.
Aunque la más dura fue Inmaculada Blasco, de la Junta de El Altet, algo que ya se preveía después de los movimientos que ha habido en los últimos meses con la pedanía y su intención de segregación. Criticó el escaso presupuesto que se les destina desde el Consistorio en la partida de barrios y pedanías y que no se han ejecutado las inversiones previstas el año pasado, ligadas a la venta de suelo municipal. También lamentó la falta de limpieza en la pedanía, incidiendo en la falta de renovación de la maquinaria en este ámbito. Y reivindicó el espacio sanitario que piden en Arenales del Sol.
También se tocaron algunos temas que ya han hegemonizado la agenda en algún momento, como el rechazo mayoritario al Pativel por parte de la mayoría de los vecinos de La Marina, como señaló su representante Juan Oliver. Lamentan que desde el Ayuntamiento no se contara con ellos para abordar el asunto. Asimismo, también intervenciones en líneas similares en otras pedanías como la Baia, Asprella y Atzavares o Perleta, Valverde y Maitino, al hablar de desánimo, de ver los viales sucios y generalmente, la falta la inversión: “los presupuestos participativos son muy mejorables, no sirven así”, aseguraba rotundo Pedro Ruiz, de la Baia.
Sin duda, toda una hilera de reivindicaciones que tendrá que tener en cuenta el Ayuntamiento, pues la llama prendida por El Altet se ha propagado al resto de pedanías, que sienten desde hace años que su administración pública no les corresponde igual que los y las ciudadanas que viven en el casco urbano. Son pensamientos que llevan en el ambiente durante años, incluso décadas, y que tras el movimiento independentista de la mencionada pedanía, ha puesto de relieve lo que subyace bajo esta declaración: el hartazgo y la falta de cercanía con estas zonas.
En cualquier caso, no todas las críticas fueron de parte de las juntas vecinales, también desde el Consell Municipal de Medi Ambient, Gabriela Grau volvió a mostrar el rechazo de este órgano al proyecto del Mercado Central por lo referente al tráfico, el parking o la contaminación acústica. Una intervención que contrastó con las de otros consejos, que aprovecharon para plantear medidas de carácter económico o turístico, como el caso de Esther Guilabert por parte del Consell Rector de Visitelche. Puso sobre el tapete la necesidad de apostar por el sector gastronómico, familiar, el deporte o el turismo de reuniones. Pero no sólo pulir estos ámbitos, sino también acabar con la desestacionalización del turismo ilicitano. Asimismo mostró su rechazo a la tasa turística, señalando que el empresariado valenciano no está a favor y que puede favorecer la economía sumergida, en referencia a la polémica con pisos de alquiler que no están reglados.
Por otra parte, aprovechó para informar del Plan Estratégico que aprobará a AETE hasta 2020, con el objetivo de ser más representativos, plurales y ser una asociación más fuerte e integradora. En su línea, más positiva, fue también la intervención de Tomás Quiles por el Consell de Desenvolupament Comercial d’Elx, que reivindicó un plan estratégico comercial para la ciudad debido a su posición geoestratética y emplazó a los presentes a trabajar ya por el mismo. Además, también habló de los retos en el sector, como la peatonalización de las zonas comerciales, la señalización de las mismas, el ajuste horario de aperturas adecuadas a los consumidores y la mejora de relaciones entre el pequeño comercio y los centros comerciales.
Por tanto, un primer round en el que no hubo debate, pero que sirvió para hacer una radiografía bastante aceptable sobre los problemas y retos que afectan a la ciudad. Ahora que está el diagnóstico es el Consistorio quien debe dar un paso al frente, en este caso, el tripartito, si no quiere ver cómo peligra su espacio de cara a los comicios de 2019. Tanto para unos como para otros, los guantes que echaron algunos de los consejos en materia económica, laboral y social, y sobre todo, las críticas de las pedanías, hartas del turnismo político y sus efectos, serán importantes para llegar al poder. O para renovarlo.