ALCOY. Como "un partido muy igualado; el típico derbi, con mucha tensión", definía David Cubillo el choque de los suyos con el Alcoyano.
El técnico madrileño del Hércules lamentaba que los suyos no hubiesen logrado aprovechar "una oportunidad magnífica para ganar en El Collao y ponerse líderes", adelantarse en el marcador "pese a haber gozado de las ocasiones más claras", ponía el acento en el estado del terreno de juego ("El césped estaba blando, era difícil circular el balón"), en la presión desplegada por el Alcoyano (para el que se deshizo en elogios) y que la expulsión de Appin llegó cuando se disponía a mover el banquillo para pasar a jugar con dos delanteros (meter a Buenacasa por el pivote francés para que jugarse arriba con Garrido): "Los planes se me han trastocado con la expulsión de Kévin y de nuevo no hemos podido aprovechar la superioridad numérica", señalaba Cubillo para, a continuación, confesar que también iba a dar entrada a Teo Quintero por Moisés García "que también tenía una amarilla".
El preparador blanquiazul reconocía que le había faltado llegada a los suyos y que hay margen de mejora con el balón, en ataque, pero también recordaba que habían contado con ocasiones y que el escenario, por el estado del césped y el rival, no era el más propicio: "Buscamos armar al conjunto desde atrás, en defensa no hemos sufrido apenas y las ocasiones han venido; siembre intentamos tener más que el rival y hoy ha vuelto a ser así", decía.
Por cierto, preguntado por el hecho de no haber tenido la posibilidad de usar el vestuario (la Real Federación Española de Fútbol recomienda ahora, con la última modificación del 'Protocolo Reforzado', no hacerlo o no exceder los 15 minutos de uso), Cubillo manifestaba lo siguiente: "Ha sido el partido más raro de mi vida; que no puedas usar el vestuario en verano pues hasta se agradece porque suele hacer calor pero ahora... Gracias a Dios no ha llovido; luego te toca ir por la grada hablando con los jugadores uno por uno y ahí sentados en el descanso se te pueden quedar fríos", decía el entrenador que abogaba "por ir adaptándose".