PRESENTA SU LIBRO 'LOS ABOGADOS QUE CAMBIARON ESPAÑA'

Jáuregui: "Hay que revisar la legislación española porque es insuficiente para defender al Estado"

22/10/2019 - 

ALICANTE. Sin justicia no hay democracia. Un canto en pro de los derechos y la libertad tantas veces entonado por tantas voces distintas. Hay quien podría tildar de obvia la afirmación de que en la actualidad española ambos conceptos son una realidad, mientras que otra parte de la población se pronunciaría en desacuerdo con la existencia de la justicia y la consecuente democracia. Pero en estas dos posiciones enfrentadas -como sucede con tantos otros temas- los matices suelen encontrarse más cerca de una solución por presentar una visión más realista. Para aportar su perspectiva, el periodista y escritor Fernando Jáuregui destaca que "no se puede decir que no hay justicia y democracia en España, aunque ambas cosas son perfectibles. Los poderes clásicos de Montesquieu están en solfa en España: el ejecutivo se encuentra en funciones; el legislativo lleva tres o cuatro años sin funcionar, y el judicial se ha pasado de rosca, porque el Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial vencieron el mandato hace nueve meses. Si Montesquieu levantara la cabeza en España le daba un síncope", comenta con socarronería.

En medio de esta situación de inestabilidad, el periodista se encuentra de gira por la geografía española presentando su nuevo libro Los abogados que cambiaron España, pisando tierras alicantinas ayer, lunes 21 de octubre, para llevar a cabo su cometido en el Ilustre Colegio Provincial de Abogados de Alicante (ICALI), donde más tarde intervendría en un coloquio sobre El papel actual de la Abogacía en la Democracia. En su obra, expone y reflexiona sobre 80 años (desde 1939 hasta 2019) de la historia de España y el papel de los letrados y juristas que contribuyeron en la instauración de la democracia que actualmente se conoce en el país. La primera parte comienza en la posguerra y la dictadura franquista, donde lejos de hablar de justicia -la cual fue inexistente durante aquellos años-, el periodista califica la época como "barbarie. Después de las guerras la primera víctima siempre se dice que es la verdad y la segunda, el derecho. En aquello época lo fue, con los juicios militares sumarísimos contra gente que no había hecho nada más allá de lo que se hacía en cualquier otra democracia y acababan en el paredón, en larguísimas condenas de cárcel o en muerte de hambre en las prisiones. Eso no tiene nada que ver ni con la justicia ni con la equidad ni con el derecho", reitera.

La primera parte del libro rinde homenaje a "unos cuantos abogados que tuvieron el valor inmenso de enfrentarse a ese régimen durísimo e implacable con el disidente", expone. Valientes que responden a nombres como el de María Luisa Suárez Roldán, "una de las pocas mujeres abogadas en la época; Gregorio Ortiz Ricol, "quien fue torturado y encarcelado"; Antonio Montesinos, o Josep Solé Barberá, perteneciendo estos tres al Partido Comunista o a movimientos muy perseguidos por el franquismo, por lo que tuvieron que arrastrar bastantes represalias", condena Jáuregui. Con un régimen ya más avanzado, en el año 1956 el panorama mutó hacia un cambio, debido a "un movimiento de gente democristiana, donde se encuentran Joaquín Ruíz Jiménez, quien dejó el cargo de ministro del franquismo y encabezó una especie de oposición templada", rememora. Junto a él, toda una nueva generación surgió, con figuras como la de Óscar Alzaga, Javier Rupérez, Jaime Miralles o Joaquín Satrústegui, además de los socialistas como Gregorio Peces-Barba y de los comunistas.

"De alguna manera, esos son los padres de la generación de juristas que, con Adolfo Suárez al frente, llevaron a cabo la transición, cambiaron el estado, le dieron la vuelta como un calcetín en apenas once meses, si bien luego se dieron unos años de desarrollo legal de la Constitución, con un factor muy importante: un acuerdo entre Adolfo Suárez y el PSOE, algo que, por cierto, no estaría de más que nuestros queridos políticos de ahora lo revisasen, porque la historia no solamente hay que conocerla para evitar repetirla, sino también para repetir lo bueno. Y aquello estuvo muy bien", valora el escritor.

Dentro de los casos que muestra en el libro, el santanderino destaca tres sin los que la democracia no sería como actualmente se conoce: "La abolición de la pena de muerte; la supresión de los tribunales especiales, de manera muy significativa el Tribunal de Orden Público (TOP); y la amnistía, es decir la salida de todos los presos políticos que mantenía el franquismo pudriéndose en las cárceles. Son tres logros que los abogados llevaban pidiendo, sobre todo desde el Congreso de León de 1970, pero que no se conceden hasta que no llega Suárez -junto a su equipo de juristas- a barrer el movimiento, a cambiar radicalmente la legislación y a abrir España a las libertades. Todo esto en connivencia con el Partido Socialista e, incluso, con el Partido Comunista", subraya. E insiste en la necesidad de que los políticos actuales se fijen en esa época "ahora que estamos planteados ante una segunda transición".

Con todo el malestar general que está punzando a España -más en auge durante estos días, con la sentencia del procés- la idea sobre la necesidad de revisar el sistema legal español es más que latente. En este sentido, el autor considera que "resulta necesario proceder a una revisión legislativa importante porque en la actualidad resulta insuficiente para defender al Estado. No hablo de que tenga que elaborar una legislación más represiva, ni muchísimo menos. Yo no creo que lo de Cataluña se arregle implantando una aplicación dura del artículo 155 de la Constitución, ni la ley de seguridad nacional, ni muchísimo menos un estado de excepción y de sitio, ni muchísisisimo menos encarcelando a Torra, como pide Vox y, en parte, también Rivera. Yo creo que eso sería un error, ya que es necesario hacerlo con flexibilidad y negociación". Lejos de esa postura combatiente, Jáuregui lanza su consejo al presidente en funciones: "Pedro Sánchez debería ponerse al teléfono con Torra para decirle una sola cosa: "Quim, te tienes que marchar de una vez de la presidencia de la Generalitat". Es urgente que se vaya para poder evolucionar hacia una situación de mayor conllevanza -como decía Ortega y Gasset- entre Cataluña y el resto de España".

Ante la inexistencia de esta llamada, el periodista opina que solo existe un desenlace que pueda solucionar la situación de dolor que siente la ciudadanía con independencia del bando o los ideales: "Un pacto entre el Partido Socialista, quien seguramente ganará las elecciones, y el Partido Popular, que ahora mismo está en una posición mucho más moderada que antes y mucho más dialogante. No hablo de una gran coalición, porque parece que eso no lo quieren, pero sí de un acuerdo que permita la investidura de Pedro Sánchez y la posterior legislatura de gobierno". Y es que la tensión que se está viviendo lleva a la gente a pedir, de forma irreflexiva, mano dura, lo cual "favorece muchísimo a formaciones como Vox, cosa que me parece bastante desastrosa e involutiva, porque España no puede estar pendiente de que se pueda formar un gobierno gracias a un partido que lo que está haciendo es una purga terrible de Cataluña. Eso no es el sistema; no podemos volver a 1934, cuando el general Batet bombardeó la Generalitat", reniega Jáuregui.

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