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análisis ap - el debate sobre el estado de la ciudad 

¿Alicante 2019? Nada por aquí, nada por allá

19/10/2018 - 

ALICANTE. El debate sobre el estado de Alicante, celebrado este jueves, se cerró con un balance objetivamente pobre. Más allá del tradicional cruce de reproches, de la disputa sobre la autoría de determinados proyectos o de declaraciones de intenciones, sólo se pudo apreciar ciertas coincidencias en los diagnósticos sobre los problemas (volvió a salir a la palestra la limpieza viaria) y los retos a los que se enfrenta la ciudad, como ya se ha reflejado en las crónicas. Pero no hubo ninguna propuesta concreta, ni alternativa imaginativa, ilusionante o esperanzadora para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía que pudiesen haberse lanzado desde alguno de los ejes del espectro político. Nada que permitiese atisbar cuál puede ser el rumbo de Alicante en los seis meses que restan de mandato actual. Y mucho menos todavía sobre lo que puede esperarse a partir de las municipales de 2019.

Puede que fuese por el formato en sí mismo (un intercambio dialéctico sin más); por la cercanía de esa próxima cita con las urnas (con escaso margen de maniobra para acometer revoluciones y con la conveniencia estratégica de guardar propuestas para la elaboración del programa electoral); o por el incierto futuro de algunos de los actuales representantes municipales después de esa convocatoria (todavía no se ha producido la proclamación oficial de ningún candidato a la Alcaldía). Pero lo cierto es que sencillamente, no dio más de sí: nada por aquí, nada por allá. Ni en los escaños del equipo de Gobierno, ni en los de la oposición. Este es un breve análisis de sus mensajes y posiciones.

-El equipo de Gobierno, del PP: Como era previsible, los populares trataron de centrar el debate en el desbloqueo de la gestión municipal después de tres años de mandato del ya extinto tripartito (PSOE, Guanyar y Compromís) o del PSOE en solitario. El mensaje más repetido por el alcalde, Luis Barcala, y por la portavoz municipal, Mari Carmen de España, fue que en los seis meses que han transcurrido desde su llegada al poder se han puesto en marcha inversiones por 25 millones en proyectos que nadie había llegado a ejecutar. Después, insistieron en poner en valor la cancelación del Plan de Ajuste y la reforma fiscal, con una rebaja lineal del 5% del IBI y estímulos para la implantación de empresas. Eso sí, ni una palabra sobre las circunstancias en las que se produjo su llegada al poder, el pasado abril, pese a la insistencia de las andanadas de la oposición respecto al voto de la exedil de Guanyar, Nerea Belmonte.

Destacó el gesto de respaldo a De España frente a las críticas y las peticiones de cese o dimisión trasladadas por los cuatro grupos de la oposición en bloque. La edil de Urbanismo fue la que defendió la posición política del grupo en su papel de portavoz. Barcala tenía a su alcance la posibilidad de ceder esa responsabilidad de intervenir en el debate al portavoz adjunto y edil de Infraestructuras, Israel Cortés. Pero no lo hizo. 

Además, al término de la sesión, ratificó su respaldo al sostener que a su llegada a la concejalía "se encontró más de 700 licencias de obra mayor pendientes de resolución y en seis meses solo quedan 12 en tramitación". Así, acusó a la oposición de "hacer un teatrillo" y añadió que "si es por la gestión que han hecho en el tripartito, la mayor parte de sus concejales deberían haber dimitido".

Al margen de ello, los populares no concretaron su propuesta de gobierno para los seis meses que restan de su atípico mandato de un año de duración. Tendieron la mano al resto de grupos políticos para tratar de pactar las grandes decisiones, como los presupuestos de 2019, y desglosaron una propuesta genérica de modelo de ciudad basada en poco más que lugares comunes: la promoción turística, la capitalidad de Alicante como ciudad de servicios o la apuesta por la industria de base tecnológica, al calor de propuestas como el Distrito Digital que impulsa el Consell y que todavía debe de sustanciarse, sin que hasta ahora se pueda contrastar con resultados. 

Barcala insistió en que para desplegar esa hoja de ruta resultaba necesario el desarrollo de infraestructuras: una línea de cercanías con el aeropuerto, el soterramiento de la circunvalación de Alicante, la retirada de las vías del ferrocarril del acceso sur, etc. Pero, como él mismo dijo, se trata de proyectos que dependen de otras administraciones y no pudo más que comprometerse a reivindicarlas.

Así, por no detallar, no llegó ni a formular anuncios o promesas como las que sí desveló su antecesor, el socialista Gabriel Echávarri, aun a riesgo de que, después, no llegasen a ejecutarse jamás. Es más, el primer edil ofreció diálogo sobre el próximo presupuesto, pero no detalló qué pretendía incluir en él. Y, desde una perspectiva estratégica a medio plazo, no sólo no trató de aproximarse a Cs como sí ha ocurrido en otras ocasiones, ante la posibilidad de tener que buscar socios postelectorales, en mayo de 2019, sino que, a través de su portavoz, volvió a referirse a los concejales del partido de Albert Rivera como "veraneantes" a los que animó a "dejar de tomar el sol". 

-El PSOE: Como también era esperable, el principal grupo de la oposición incidió en las circunstancias que propiciaron el acceso del PP al poder, con una referencia constante al voto de la edil no adscrita, Nerea Belmonte, y su traición a la voluntad popular manifestada en la urnas. Su portavoz municipal, Eva Montesinos, también insistió en reivindicar el trabajo realizado a lo largo de los tres primeros años del mandato, con la intención de que calase el mensaje de que el PP estaba viviendo "de rentas". 

Después, en su discurso, hizo hueco a la autocrítica y admitió que pudieron cometerse errores en el pasado, compartidos con sus exsocios de Guanyar y Compromís, fruto de la inexperiencia en la gestión en común, dijo. Por momentos, incluso les lanzó guiños, consciente de que, tras el próximo mayo, existe la posibilidad de que sus caminos vuelvan a cruzarse para poder formar gobierno. Sin embargo, tampoco hubo una propuesta clara, un programa de gestión alternativo capaz de generar nuevas expectativas para la ciudad. Si el objetivo era vender un proyecto de gobierno ante los próximos comicios, el intento se quedó corto.

-Guanyar: El portavoz de la plataforma electoral que lidera EU, Miguel Ángel Pavón, también reivindicó su cuota de gestión en todos los proyectos puestos en marcha ahora por el PP y no fue menos contundente respecto al papel de Belmonte en el acceso de Barcala a la Alcaldía. Tampoco faltó su recordatorio a las pésimas relaciones que Guanyar mantuvo con el PSOE durante la vigencia del tripartito. 

Fue quien introdujo con mayor intensidad la agenda social en el debate, al insistir en la necesidad de que se destinasen más fondos para ayudas de emergencia o en dar facilidades para el acceso a la vivienda. Sin embargo, tampoco contrapuso un proyecto político claro y tiró de los clásicos del ideario de Guanyar para señalar qué puntos necesitaban mayor atención municipal, como el "riesgo que supone la propuesta para instalar nuevos macrodepósitos de combustible en el Puerto".

-Ciudadanos: Su portavoz municipal, Yaneth Giraldo, insistió en la estrategia que su partido trata de poner en práctica al menos en los dos últimos años: la búsqueda de la centralidad política, en un espacio intermedio entre PP y PSOE. Así, reiteró su ofrecimiento a ambos partidos para formar una mesa de diálogo en la que negociar y pactar los próximos presupuestos municipales, sin dar tregua a Guanyar y Compromís. 

Como Guanyar, también recurrió a las referencias irrenunciables: las parcelas hacia las que ha dirigido sus críticas de manera obsesiva como las deficiencias en la gestión de la limpieza viaria o la falta de planificación urbanística que lastra la llegada de inversiones. Pero, como el resto de fuerzas, Cs tampoco articuló una batería de soluciones ni de medidas que pudiesen aplicarse si estuviese a su alcance.

-Compromís: El líder de la coalición, Natxo Bellido, tuvo la ventaja de ser el primer portavoz de los grupos de la oposición en intervenir, por lo que sus reproches al PP fueron los que tuvieron mayor efecto. La relación de críticas al equipo de Gobierno también era la esperable: falta de gestión propia; referencia al agujero en la contabilidad municipal producto de los anteriores mandatos populares; alusión a las sospechas de corrupción en las etapas de Díaz Alperi y Castedo, y golpe sobre el episodio del belmontazo

Tuvo que volver a escuchar críticas respecto a la indefinición del Plan Ciudad o que le acusasen de ser el portavoz de Compromís en les Corts, algo así como una especie de embajador del Consell del Botànic en Alicante, según Cs. Lidió con soltura la nueva referencia de Belmonte a su ofrecimiento para que él se convirtiese en alcalde, al asegurar que Compromís gobernaría porque lo decidiesen los ciudadanos, "no gracias al transfuguismo como parece que no le ha importado al PP". Y terminó, también, con una propuesta de mano tendida al resto de grupos políticos para alcanzar pactos, igualmente con escaso recorrido.

-No adscritos: Ni el exconcejal de Cs, Fernando Sepulcre, ni la exedil de Guanyar, Nerea Belmonte, tuvieron intervenciones propositivas. Sepulcre (actual candidato a la Alcaldía por Contigo) insistió en su crítica a los debates estériles en el pleno del Ayuntamiento de Alicante y lamentó que todos los grupos políticos que han gobernado en este mandato hayan coincidido en lanzar promesas sin cumplirlas.   

Y Belmonte se dedicó a responsabilizar a PSOE, Guanyar y Compromís del fracaso del tripartito sin explicar qué le llevó, el pasado abril, a cambiar la posición que mantuvo en el pleno de investidura de 2015, cuando apoyó la formación de un gobierno de progreso (hace seis meses, votó en blanco).      

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