ELCHE. Los y las candidatas a la alcaldía ilicitana ya han exprimido todas las opciones posibles de difundir su voto y sus ideas durante la campaña. Varios debates, cara a cara, carpas, regalos e infinidad de propuestas de color de rosa. Sin embargo, todo eso queda ahora atrás junto a los sondes publicados, uno por Alicante Plaza; otro por Prensa Ibérica. Según estas, y de acuerdo al aire que sopla a favor del PSOE, este, y por lo tanto Carlos González, sería el más votado y con más opciones de ser de nuevo el alcalde. No obstante, las encuestas no dejan de ser más que eso, una foto fija en un momento determinado, y el verdadero destino se jugará en las cifras que logren los potenciales aliados tanto de González como de Pablo Ruz en el PP.
Aunque ambos sondeos le dan al menos diez ediles al alcaldable socialista, este no se fía, como ya se vio en la alegría contenida la noche electoral del 28A —que mostraba que la derecha había obtenido 13.000 votos más que al izquierda—, y como se ve de filas hacia dentro: "no os confiéis, no hemos ganado nada", han repetido en mítines y actos. Y es cierto, aunque el partido ha vuelto a ser el más votado en la ciudad al menos con respecto a las Generales, el bloque de la derecha sumó más, y la candidatura popular sumó muchos votos para el Senado, lo que podría ser un síntoma de ese paradigma local de votar al candidato/programa y no a la marca del partido.
Tanto para uno como para otro, la clave será la fuerza con la que entren los partidos nuevos y la que mantengan los que ya había, puesto que con catorce candidaturas, el escenario está tan abierto que es muy difícil prever un pronóstico, a pesar de que sendos sondeos vayan en la misma línea. En ese sentido, en el caso de Ruz, por ejemplo, quien a priori parece que sería la segunda fuerza a nivel local, contaba con un Ciudadanos fuerte —y ese era el mensaje que difundía— para su investidura como futurible alcalde. Algo que pasaría por un buen resultado de Ruz y uno mejor de Cs que superara sus tres ediles. Sin embargo, la voladura interna culminada en una escisión, Contigo, junto al margen al que han pasado perfiles de prestigio por desencanto como Emiliano Rodríguez (exsocialista) o Daniel McEvoy (expopular), a lo que hay que sumar un candidato desconocido al que falta rodaje, Eduardo García-Ontiveros, complican la ecuación con la que contaba Ruz.
A ese respecto hay que sumar la posible pérdida de votos por culpa de Vox, partido que se alimenta generalmente del descontento popular, y que logró en las Generales 16.000 votos, aunque parte de su electorado votó Santiago Abascal para el Parlamento y votará Pablo Ruz en Elche. Habría que ver fijarse también en las autonómicas, quizá más orientativas de las municipales, donde Vox logró 14.000, y Cs casi vuelve a superar al PP a falta de 100 votos. Así pues, para que Ruz salga investido como alcalde dependerá principalmente de la fuerza con la que irrumpa el partido que en Elche lidera Amparo Cerdá y cómo aguantará Ciudadanos. A priori, tiene el marco más complicado, ya que los de Ruz no serán holgadamente los más votados (y bajarían), y si ese bloque no suma, tiene complicadas otras aritméticas. Por eso está jugando ahora esa carta de transversalidad y de pactos con cualquiera, incluso PSOE, para intentar captar votos de todas partes que le permitan coger oxígeno de otras partes. En cualquier caso, los sondeos, sondeos son.
Esas encuestas que tan bien parados dejaron al PSOE, que logró más de 30.000 votos en las Generales y las Autonómicas, señalan que podrían conseguir 10 ediles, e incluso alguno más. Teniendo en cuenta que la mayoría son 14, si logra esos 10, podría 'tenerlo hecho' fácilmente, a pesar de que González sueñe con gobernar sólo, algo que parece prácticamente irreal a estas alturas con un escenario pluripartidista tan amplio, y por ello se ha llevado collejas de sus actuales socios, Compromís y Partido de Elche. Pero volviendo a esas cuentas de la lechera, de lograr 10, aunque Compromís se desplomara hasta los 2, con que Podemos lograr 2 concejales, ya le bastaría para asegurarse como mínimo una investidura y pactos desde fuera, si no un nuevo tripartito.
Además, el propio candidato socialista cree realmente que es más transversal que lo que intenta vender Ruz: ha gobernado con Partido de Elche, que parece se mantendría fiel de necesitarlo otra vez, y con Ilicitanos por Elche. Dos partidos localistas que podrían tener más reparos de gobierno con el bloque de la derecha. Aunque el perfil de su votante esté más cercano, Pareja ha estado cómodo en este tripartito, y con respecto a Ilicitanos, es difícil acertar con el carácter imprevisible de Cristina Martínez. Esto, igualmente, en un hipotético escenario en el que sendos partidos localistas lograran representación, puesto que los sondeos publicados les dejan fuera, por lo que Ruz parece que sólo podría contar con el apoyo de Cs y Vox —o Contigo, pero hoy por hoy es una incógnita de difícil predicción, aunque también lo tendrá difícil para entrar—, un abanico más estrecho en el que elegir que González.
Así pues, y viendo las tendencias de la pasada legislatura, el PSOE tiene un rango de alianzas más amplio que el PP. Y no hay que descartar a Ciudadanos (a cuyo electorado han tratado de camelar junto al de Podemos bajo el mantra del 'voto útil' para parar a la derecha), que fue clave durante dos legislaturas dándole apoyo desde fuera, aunque parece una alianza menos natural. Eso sí, ellos tampoco han puesto líneas rojas, cosa que nadie ha querido poner: Compromís reivindica su espacio lógicamente, sabedores de que serán claves para que pueda gobernar la izquierda, como seguramente también lo será Podemos, que aunque tenga una entrada tirando a la baja, puede que sea necesario para pactar, ya que la lógica dice que si entra será a costa de Compromís. Aunque Mollà cree que como se vio en las autonómicas, hay espacio para ambas formaciones.
Y en cualquier caso, hay más alternativas en la izquierda, como Elx en Peu de Manuel Albentosa, coalición impulsada por Esquerra Unida, de la que se verá si al menos mantiene su espacio de 4.200 votos en 2015. Una cifra manifiestamente insuficiente para entrar, pero suficiente para evitar que las otras formaciones de izquierda logren el siguiente concejal. Será la opción de mucho votante tradicional de EU y de descontentos la gestión de Compromís o de Podemos, como Podemos será la elección para gente que esperaba más de la coalición de Mollà. Poco importa ahora que candidatos de uno y otro espectro hablen de programas atractivos, puesto que la gestión de estos cuatro años aún está fresca.
Así pues, con dos bloques ideológicos más o menos claros, con partidos ambivalentes como los localistas —partido pedáneo inclusive, a pesar de su fractura interna— o Contigo de David Caballero, o algo más minoritarios como Elx en Peu, habrá importantes damnificados por la dispersión de la pedrea partidaria. Ocurrirá en los dos bloques, pero afectará en los partidos más grandes, puesto que de ellos se alimentarán los demás en la pedrea. Varios partidos con miles de votos son bastantes opciones de concejal que se van por el sumidero. En cualquier caso, y atendiendo a los sondeos y a los pactos que ha habido en esta legislatura, parece que el PSOE parte con ventaja para ver a su candidato como alcalde ya que tiene el viento electoral a favor y un mayor abanico de opciones para votar, algo que el PP tiene más reducido. La fortaleza de las marcas se antoja clave para ver si el éxito de esas irrupciones a nivel nacional son extrapolables a nivel local. La suerte está echada.