ELCHE. La cuenta atrás ya ha empezado para la cita del 28M y algunos ya empiezan a hacer cuentas, a esperar no hacerlas, y mirar de reojo encuestas y simulaciones, aunque la materia prima de estas daría para un análisis aparte. El de Teleelx fue el quinto y último debate de los candidatos en apenas semana y media, por si aún no se habían visto suficiente durante estos cuatro años los candidatos, o si aún hay algún indeciso que tiene tomada la decisión a pesar de haber escuchado el mismo discurso de cada alcaldable duranta semanas, meses e incluso años. Fue un debate ágil, más entretenido de lo habitual, al tener turnos cortos de un minuto introductorio y de réplica en cinco bloques. En comparación a hace cuatro años, además de los candidatos, han variado algo los ejes centrales.
Hubo una buena batalla a colación de los aparcamientos y el PMUS, exceso de gráficos e imágenes, al más puro estilo debate nacional, y a lo largo del mismo PP y PSOE, o lo que es lo mismo, Pablo Ruz y Carlos González se enzarzaron en varias ocasiones. Algo que dejó al resto de candidatos una oportunidad de buscar su perfil propio, y que permitió un mayor equilibrio a Esther Díez (Compromís), que estuvo más avispada para sacar tajada de esos cruces. Por su parte, Eduardo García-Ontiveros (Cs) buscó su hueco con propuestas diferentes, aunque en algunos instantes, sobre todo hacia el final, en sus intervenciones no hubo propuestas concretas, solo generalidades más tibias. Aurora Rodil (Vox), por su parte, empezó más nerviosa, leyendo demasiado, aunque se relajó tras el descanso, protagonizando también algún enganche con Díez, al entrar al trapo o hacer apuntes a otras intervenciones.
En este sentido, Díez y González, en tanto que aún actual equipo de gobierno, vendieron gestión, sobre todo González, tirando de proyectos realizados e inversiones en marcha, aunque en general estuvo sosegado aunque plano. Quizá el desgaste de la campaña empieza a hacer mella. No metió varias de las principales medidas anunciadas, salvo cuestiones de vivienda que se han ido desgranando estos días, y que tuvo que apuntalar en una siguiente intervención porque se le había pasado. Díez por ejemplo también sacó pecho de lo realizado, "orgullosa de los carriles bici", pero estuvo más ágil para colocar propuestas propias de vivienda, uso cultural de la Calahorra o el museo de la industria o revertir el Vinalopó. "¿Ven por qué hay que feminizar la política?", decía cuando discutían Ruz y González.
En ese sentido, Ruz fue también metiendo sobre todo al principio propuestas, pero le pasó algo parecido que al candidato socialista, pero al revés, de gastar tanto tiempo en críticas a anuncios incumplidos "o realidades distópicas", no metió en el debate algunas de sus principales medidas singulares, las de las renovaciones urbanas de distintos espacios en barrios o el tranvía. De querer fijar tanto a González con un constante "cálmese", que mostraba un tono más agrio del habitual o que intenta proyectar, el subconsciente le jugó una mala pasada con un "cálmese, Señor Sánchez" —como decía tanto Albert Rivera en los debates—. El alcalde era el rival a batir por motivos obvios, y Ruz atribuía al PSOE todo, como lleva haciendo tiempo, incluso el PMUS que es de Compromís. Cargó contra el plan y la eliminación de aparcamientos, defendiéndose González que "el PMUS son recomendaciones, no obligaciones", asegurando que no las eliminará, como ya ha dicho. Ruz enumeró unas cuantas calles.
También Rodil cargó contra el plan, y García-Ontiveros recordó que es directriz de Europa, aunque se podía hacer más moderadamente. Díez reivindicó "medidas del siglo XXI y no del XX", y Ruz recordó que los aparcamientos ya hechos ya se utilizaban. En este campo también se habló de urbanismo, donde apenas se habló de patrimonio —nada de Cultura—, y donde el candidato de Cs abogó por un "urbanismo verde y moderno", apostando por modificar el Plan General e integrar a las pedanías. También la homóloga de Vox habló de rehabilitar el Mercado, "con respeto a la arqueología", y mejores conexiones con el Parque Empresarial. Le preguntó a Díez si las actuaciones verdes eran consolidar el mercado en zona verde, uno de los pocos 'zasca' que hubo en el debate —otro de Rodil preguntó a González si había votado el actual Plan Hidrológico—, fueron sus intervenciones más destacadas. Después se enredaría con Díez por la jornada de 32 horas, la de Vox reprochando a la de Compromís que son imposibles, y la de Compromís respondiendo que "usted está en el siglo XV".
Otro momento de intensidad fue con las pedanías, donde Ruz volvió a sacar a relucir que "todas las pedanías nos dicen que están mal", y planteó su propuesta de juntas de distrito, incidiendo en que ellos se encargarían de hacer los centros sociales o un centro de salud en Torrellano. García-Ontiveros puso el acento en la falta de ocio en los centros juveniles de estas, buscando ese perfil propio: "¿Ven como es necesario el centro?", decía cuando el resto discutían, mientras Rodil intentaba mofarse, "el centro, ni frío ni calor". González, que una vez más era el enemigo a batir, contestó al candidato del PP que lo que era "deficiente" era su estilo de oposición, y defendió que en las pedanías se han modernizado instalaciones deportivas, educativas, hidráulicas y está la unidad rural. Ahí sí metió su propuesta de escaleras mecánicas en Arenales para conectar norte y sur y extender bus a pedanías.
Ruz aprovechó las pedanías para hablar de la baja inversión del presupuesto, del 35%, justificando de nuevo las "mentiras de González", a lo que el otro respondía que se han movilizado 100 millones de inversión estos años. Un "y tú más" constante, entendible por ser los dos grandes partidos, los que lideran los dos bloques que puede que estén más competidos o equilibrados que nunca en los tiempos recientes. De ahí salió de hecho la pregunta de Esther Díez, si el PP iba a pactar con Vox, "¿gobernará con la ultraderecha para devolvernos a los armarios y las cocinas?", a lo que Ruz nunca contestó, esquivando el evidente elefante en la habitación. Aunque si recordó que aspiran a una mayoría y ser los más votados para si no hay acuerdos, gobernar en segunda vuelta, como ya ha dicho en entrevista a este medio. Rodil, como aludida, decía orgullosa que en Castilla y León están cumpliendo lo acordado.
En materia fiscal todo fue según lo previsto, Cs, PP y Vox defendiendo rebajas generales des impuestos, aunque García-Ontiveros planteando posibilidades nuevas como bonificar el IRPF a quienes saquen viviendas a alquiler o bonificar por el uso de la bici —a lo que Díez dijo que Ciudadanos lo había vetado en una ley en Les Corts, otro 'zasca'—, mientras que González defendió su "moderación fiscal" y exención de tasas hosteleras. Díez también se mostró en contra de "rebajar impuestos a los ricos para quitárnoslo al resto", y Ruz, a quien criticaron por la subida del IBI y del autobús en su mandato, contraatacó señalando que "ustedes han subido hasta 17 impuestos, no mientan".
Por último en materia social, el PP incidió en políticas de natalidad, "que las personas están en el centro", en las medidas de inclusión para personas de discapacidad y que en Elche hay cifras de paro "indecente". Vox también habló de insertar en la sociedad a sectores desfavorecidos, en apoyar a la familia y "no generar subsidiados que después son caudal de voto". El PSOE defendió que sí, "yo soy el valedor de Pedro Sánchez" (por las críticas de Ruz) por el salario mínimo o la reforma laboral, y que en Elche ahora hay menos paro y más afiliados que nunca. "La política social es el alma de las mujeres y hombres del PSOE". Y Cs enfatizó de nuevo en los pequeños comercios y autónomos.
Para acabar, y tras finalizar un breve pero zafio paseo por el desierto de pactos con Bildu, ETA o el exmarido de Oltra, llegaron los minutos 'de oro'. Ontiveros centrado en cargar contra "los partidos de siempre" apelando a la gente normal; Rodil calificando de populismo al bipartito y que Elche puede volver a brillar, "con barrios seguros como antes"; Díez (en valenciano) instando a elegir "entre un Elche del siglo XXI o en blanco y negro" y que son necesario para un gobierno progresista; Ruz tirando de épica con que llevan "años preparando este momento" y que la ciudad debe ser líder y brillar (como había dicho antes Rodil) y que es su proyecto de vida; y González haciendo valer su aval de alcalde, "juntos hemos hecho mucho", mencionando la recuperación tras la pandemia, las tradiciones y defendiendo su gestión, la peatonalización de la Corredora o la llegada del AVE, "nos va bien".
En definitiva, pocas sorpresas para quien haya seguido otros debates, entrevistas, o en general la política local, aunque en un tono más ágil, que tuvo más chicha, pero menos detalles que otras ocasiones. García-Ontiveros, empezó bien marcando perfil propio pero conforme se fue crispando más el debate se fue diluyendo; Rodil empezó algo más nerviosa y no planteó muchas concreciones, luego recuperó y dio algún 'zasca', pero acabó también embarrada en debates más pasados de rosca; Díez tuvo más equilibrio entre defender gestión y plantear proyectos, aunque en la parte final se desinfló algo más; Ruz tiró de hemeroteca para cargar contra González, en algún momento abusó de gesticulación, y se puso más estridente con el alcalde, faltándole colocar alguno de sus grandes proyectos; y González sosegado aunque plano, empeñado en superar el minuto para plantear su gestión, en algún pasaje le costó contestar o defenderse con el agua o anuncios sin cumplir.
El veredicto que importa, este domingo, las urnas con mucho y muy diversos motivos que irán mucho más allá de esta hora de debate.