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concurso sin licitadores interesados

Nadie puja por explotar la Lonja de Pescado de Alicante: el Puerto sondea soluciones

15/09/2022 - 

ALICANTE. El intento promovido por el Puerto de Alicante para encontrar un nuevo gestor a la Lonja de Pescado no logra resultados. Ningún licitador ha presentado propuesta para asumir la explotación del edificio al término del plazo establecido para hacerlo, por lo que el concurso aprobado por el consejo de administración el pasado mes de junio tendrá que declararse desierto. Dicho trámite podría confirmarse, de hecho, en la próxima reunión del consejo, con la previsión de que, entonces, pueda abordarse una propuesta de solución que despeje el futuro de la instalación.

En principio, las opciones que estarían sobre la mesa serían la de acordar una nueva licitación, ya sea con los mismos requisitos o con otros renovados que puedan resultar más atractivos para posibles aspirantes; iniciar una ronda de contactos en busca de interesados y abrir un trámite de competencia de proyectos posterior; o repensar el uso del edificio para que pueda albergar algún tipo de actividad económica distinta. 

Entre tanto, el edificio sigue bajo la gestión provisional de la empresa que asumió su explotación en 2016: Llotja d'Alacant. La compañía se comprometió a mantener el servicio hasta que se encontrase un nuevo gestor, después de haber renunciado a la concesión pese a poder disponer de ella durante otros cuatro años, hasta 2026

La renuncia se produjo ante la imposibilidad de cumplir las expectativas que se contemplaban en su plan de negocio como consecuencia de la reducción del volumen de las capturas, de la ampliación de los paros biológicos y del incremento de los precios del combustible. Con todo, no se descartaba la posibilidad de que la misma compañía pudiese volver a concurrir en la nueva licitación, en la hipótesis de que se introdujesen condiciones económicas actualizadas que permitiesen diseñar un nuevo plan de explotación a futuro.

Lo cierto es que, en esa convocatoria, sí hubo cambios respecto a los requisitos que debía cumplir cualquier nuevo concesionario, aunque el plazo de gestión se mantenía en una duración de diez años, a los que se añadía la posibilidad de incorporar una prórroga por otros cinco años adicionales. 

Entre esas novedades, se establecía que el futuro gestor debería comprometerse a registrar un volumen de negocio mínimo de 150.000 euros anuales, sobre los que se establecerá la tasa a abonar al Puerto. Su cuantificación quedaba delimitada en una horquilla que se dejaba abierta a los interesados para que ofertasen entre un mínimo del 1,5% y un máximo del 6% de la facturación alcanzada. 

Además, aunque se mantenía la actividad principal del edificio como emplazamiento dedicado a la venta de pescado fresco, se promovía también la división de su explotación en dos zonas distintas. La primera abarcaba la sala de subasta, el almacén y las oficinas ubicadas en planta baja. La segunda, los despachos administrativos situados en su planta primera. Así, cualquier licitador podría concurrir por el edificio completo o prescindir de las oficinas de la planta superior. No obstante, esos teóricos alicientes no habrían resultado suficientes para captar a empresas dispuestas a asumir las riendas del edificio, como se pudo certificar el 29 de agosto: el último día del plazo establecido para la presentación de propuestas.

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