ALICANTE. La maquinaria política comienza a girar en busca de una posible confluencia electoral capaz de agrupar a tres de los partidos del eje progresista asentados en la ciudad de Alicante. Se trata de Podem, Compromís y Esquerra Unida (EU). Sus respectivos dirigentes han mantenido ya los primeros contactos informales con la pretensión de explorar posibilidades de conformar una candidatura conjunta para las municipales de 2023 a imagen y semejanza de la que ya se ha constituido en el municipio de Santa Pola bajo la marca Més Santa Pola. De hecho, esa primera entente estaría conformada por los tres mismos partidos con lo que su ejemplo podría constituir un primer precedente en la configuración de otra alianza gemela para la capital.
Lo cierto es que las tres formaciones vienen acariciando la idea de una posible integración electoral desde hace meses con el argumento de que sería una de las demandas que ya se les estaría trasladando desde la ciudadanía. Como mínimo, con la intención de abrir un proceso de diálogo que permita analizar opciones, toda vez que, además, los dirigentes de los tres partidos han reconocido similitudes en gran parte de sus propuestas programáticas para Alicante en las conversaciones previas mantenidas hasta ahora. No obstante, ha sido en este momento, una vez despejado el horizonte de las elecciones primarias en Compromís (que hubiese aplazado la elección de su alcaldable hasta febrero), cuando se ha reactivado la voluntad de negociar.
En principio, según fuentes consultadas, se prevé que pueda cerrarse un primer encuentro para analizar si existe la posibilidad de un acuerdo en cuanto se ratifique el pacto entre Més Compromís e Iniciativa que convierte a Rafa Mas en aspirante a la Alcaldía por parte de la coalición valencianista. Ese nombramiento debe confirmarse en una asamblea prevista para este miércoles. Según fuentes consultadas, lo deseable sería que al menos ese primer encuentro entre las tres fuerzas progresistas pudiese calendarizarse antes de la celebración de las fiestas navideñas para que cada formación pudiese desplegar la estrategia electoral que considerase más oportuna desde principios de 2023.
En esa cita debería despejarse, primero, si resulta viable la confección de un programa compartido como el que redactaron las direcciones locales de Podem y Esquerra Unida ante las municipales de 2019. En principio, según fuentes consultadas, se considera que, en el ámbito local, podrían compartirse más del 80% de las propuestas, pese a los planteamientos diferenciales de posicionamiento político que pueda mantener cada uno de los tres partidos a escala autonómica.
De existir coincidencia, el siguiente paso sería el de la determinación de las personas que formarían parte de la candidatura. Y el orden de adscripción reservado para cada partido. Los tres ya tienen sus respectivas listas cerradas o esbozadas. La de Podem queda liderada por su actual portavoz municipal, Xavier López, seguido por la también edil Vanessa Romero y por Carmen Villaverde. En función del pacto que debe ratificarse este miércoles, Rafa Mas será el cartel electoral de Compromís, secundado por Sara Llobell y María Monter. Y en EU también se ha confirmado la configuración de los tres primeros puestos de su papeleta con Manolo Copé, Lucía Ibáñez y Daniel Simón.
La dificultad residiría en cómo fijar el orden de esa hipotética candidatura compartida. En la experiencia que dio lugar a la confluencia de Unides Podem EU, se optó por que fuese Podemos quien aportase los dos primeros nombres (los de López y Romero), seguidos por dos representantes de EU (Simón y la también exconcejal de Guanyar, Marisol Moreno), para conformar una lista paritaria en cremallera, después de que se defendiese el argumento de que la confluencia previa, organizada bajo la marca Guanyar Alacant, había quedado conformada mayoritariamente por representantes de EU con Miguel Ángel Pavón al frente. En ese momento, Podem quedó como socio externo que se limitó a apoyar a Guanyar sin formar parte oficialmente de esa coalición, después de propiciar la incorporación de algunos efectivos en su candidatura (entre ellos, Nerea Belmonte).
Ahora, estaría por ver cuál podría ser la fórmula a consensuar, con la posibilidad de que se opte por acudir al volumen de votos conseguido por cada formación en las municipales de 2019. Entonces, Unides Podem EU se convirtió en la cuarta fuerza más votada (después de PP, PSOE y Ciudadanos) con 12.224 votos y dos concejales. Compromís fue la quinta con 9.042 y los mismos regidores. Eso sí, cuatro años después, los escenarios no son los mismos y las tendencias de voto, tampoco.
En cualquier caso, esa no sería la única dificultad a superar. Dando por hecho que las agrupaciones locales de los tres partidos disponen de autonomía para acordar la configuración de posibles confluencias, como parece, lo cierto es que cada formación debería evaluar si la concurrencia en una candidatura común puede generar el riesgo de que sus propias siglas queden diluidas. Y calibrar si eso podría comprometer sus resultados en futuras convocatorias electorales. Además, también quedaría por resolver la madre de todas las cuestiones: si la suma de los partidos puede traducirse en una suma de votos, como se pretende, o si, en último término, puede producir el efecto inverso.