Juan Luis Mira: "El Principal ha ayudado a que la (poca) cultura que ha habido en la ciudad arraigara"

ALICANTE. Con el decorado ya dispuesto y un inmenso piano de cola que focaliza las miradas, el dramaturgo oriolano Juan Luis Mira se desenvuelve en el escenario del Teatro Principal entre ensayos de la obra que estrenará el domingo 25 de septiembre. Una fecha que no se escogió al azar, sino que es el día en que el Principal soplará las velas de su 175 aniversario, precisamente con una historia muy alicantina, Las novias viudas, de la que Mira es autor y director. Con el telón abierto de par en par y sentado en la butaca del instrumento blanquinegro, el encargado de conmemorar esta efeméride desgrana a Alicante Plaza las particularidades de esta obra, de su forma de escribir y su opinión sobre este espacio cultural.

- Las novias viudas es la obra con la que se va a conmemorar el 175 aniversario del Principal justo el mismo día en que cumple años, el domingo 25 de septiembre. ¿Estás emocionado por que se vaya a hacer con una obra tuya?

- Yo estoy así de emocionado siempre; soy pura pasión. Y el teatro y la pasión van de la mano. Por supuesto, que sea el 175 aniversario del teatro de mi ciudad me hace mucha ilusión. ¡Quién llegara a 175 años con esa salud! Estoy encantado de que María Dolores y el Teatro Principal confiaran en nosotros para compartir esta historia con la gente de Alicante que es a quien, en principio, va dedicada. Aunque tiene un parte universal: hablamos de algo que pasó aquí, pero estamos hablando del mundo y de todas las épocas. Parecía que la guerra era una cosa pasada, pero tristemente sigue ahí.

- Las novias viudas es la última obra de la trilogía Teatro contra la desmemoria, de la que forman parte Mar de Almendros y Dentro de una hora. En las tres te ha interesado mucho contar la historia de gente anónima, sin nombre en los libros...

Me interesa el papel de los humildes. Aquí se cuenta la historia de una muchacha del barrio de San Antón que terminó cantando en el Teatro Principal, pero no cuando era teatro, sino cuando el edificio fue cárcel durante unos días. Hay que recordar a los que, injustamente, no hemos recordado, los héroes anónimos, gente con un potencial maravilloso para vivir o para crear. Esos personajes son los que me gustan.

- En esta historia hay una parte que sí sucedió y otra que has ficcionado. ¿De dónde sacaste la realidad?

- La real sale de una conversación. Ángel Pernías me contó la historia de Las novias viudas, dos jóvenes que estaban a punto de casarse, vino el bombardeo y mató a sus novios. Como ellas tenían el traje de novia preparado, lo que hicieron fue teñírselo de negro y reunirse un día a la semana durante muchos años. De ahí nació una amistad. A mí me pareció fascinante. A partir de ahí investigué y empecé también a meter ficción. Yo no quiero contar una historia de pe a pa; quiero contar una historia que empieza en pe y yo he hecho el pa.

- Eres el autor y director de la obra. ¿La escribiste teniendo en cuenta esta doble vertiente en ti?

- Sí. A veces he firmado como dirautor. Cuando escribo estoy pensando en cómo se escribe en el escenario. Cuando escribo ya sé que muchas cosas van a cambiar y me pido permiso a mí mismo para limpiar el texto. La obra tenía más de 80 páginas y ahora tiene 60, porque la he adecuado a un tiempo. A mí me gusta hacer las cosas breves; en teatro no me gusta ponerme el pesado, porque la atención del espectador tiene un límite.

- ¿Y es más fácil o más difícil pedirse permiso a uno mismo? Porque a veces te enamoras de una idea y te encaprichas en no cambiarla...

- Es más fácil. Escribir es un acto de generosidad. El teatro es algo vivo y se termina de escribir sobre el escenario. Cuando el texto es tuyo te vas dando cuenta. Lo que tienes que hacer es desenamorarte de tu idea y pensar que no es una cuestión de mirarte el ombligo. Esto es un trabajo donde todos tienen que mirar por todos. Por ejemplo, Julia se encarga del vestuario. Si me trae un vestido y nos encanta, pero la actriz se lo prueba y está incómoda, no vale.

- Que los intérpretes (Ana Arrarte y Enrique Pedrón) sean alicantinos, ¿es a propósito o coincidencia?

- Es coincidencia y a propósito. Esto es un musical, por lo que necesitaba una actriz que cantara y un músico que interpretara. Es gente con la que yo he trabajado. Enrique es un músico maravilloso que tenemos en esta ciudad con una creatividad y un talento animal. Y Ana se ha formado en el centro donde yo daba clases. La conozco desde adolescente y ha ido creciendo profesionalmente, hasta el punto de llegar a ser una de las voces más bonitas que he escuchado en mi vida. Si hubiera hecho un casting con 500, la hubiera escogido a ella.

- Se hablaba de la intención de darle continuidad al proyecto fuera del Teatro Principal. ¿Tenéis cerrados otros lugares en los que representar la obra?

- Creo que tenemos ya dos funciones cerradas.

- Completa la frase. El Teatro Principal es para Alicante...

- ...el foco de cultura más importante. El foro cultural, en el sentido de que la gente viene, se reúne. Es historia. Es mucho más que un edificio bonito, un espacio para compartir sueños, para la emoción. Todo esto es este teatro, que ha cumplido 175 años, que tiene una muy buena programación y que tiene muy buena prensa en toda España.

- ¿Crees entonces que la cultura alicantina se hubiera desarrollado de otra manera o más lenta sin este teatro?

- El Principal ha sido fundamental para el desarrollo de la cultura. Y eso no significa que el desarrollo de la cultura de esta ciudad sea el óptimo. Pero ha ayudado a que la cultura y, a veces, la poca cultura que ha habido en nuestra ciudad arraigara y que de aquí saliera gente importante. Por otra parte, hemos tenido la ocasión de estar al tanto de lo que era la cultura en el mundo. Esto ha sido un pretexto para traer la cultura del mundo a nuestra ciudad.