Pleno de Elche / Fotos: RAFA MOLINAELCHE. Tras el tradicional análisis de los 100 días que han realizado gobierno y oposición, que no es más que una primera toma de contacto tras los primeros meses de la administración, con un balance somero aún en pleno aterrizaje, ambas partes van digiriendo su nueva realidad. Por parte del bipartito de PP y Vox, que están imprimiendo velocidad a la administración, pero probando también las trabas o realidad burocrática que se traducen iniciativas de menor calado que las anunciadas. Por parte de la oposición, además de la fiscalización, el sabor agridulce de una hilera de inauguraciones que vendrán como consecuencia de sus proyectos.
En ese sentido, y empezando por los socialistas, este jueves aprovechaban para sacar pecho de su gestión, porque ya empiezan a llegar las inauguraciones y los frutos de la legislatura anterior, tanto a nivel local, como autonómico. Conscientes de que con las aperturas o inauguraciones el quién queda en un segundo plano, se afanaban, además de a criticar el número de asesores del bipartito, a ponerle el sello a distintos proyectos heredados.
Entre ellos, los 8 autobuses eléctricos de fondos europeos ya entregados, así como la nueva Línea M, las obras del Paseo de Germanías, "pisar el césped artificial del nuevo campo de fútbol de Las Bayas", recordaba el portavoz Héctor Díez, así como el convenio de rehabilitación de Santa María del que se dejaron consignados 90.000 euros, o los nuevos autobuses del servicio Elx Rodalia que venían del Botànic II. "Todos son actuaciones del gobierno de Carlos González, del gobierno de PSOE y Compromís", manifestaba el concejal.
Y añadía que para los próximos meses o años se verá más de esa herencia, como la ampliación del colegio de La Baia, las obras del centro social de Arenales del Sol, el propio centro social de San Antón-Travalón que ya ha empezado las obras, o especialmente hacía alusión al Palacio de Deportes. "Pronto estará viendo cómo ponen las primeras vigas del pabellón adaptado del que tanto han rajado y haciendo suyo el proyecto de Porfirio Pascual", esgrimía. En definitiva, el sabor agridulce de la oposición, máxime de un partido que acaba de salir de gobernar y que no suele sentarse en la actual bancada. Una digestión pesada tras dos legislaturas en las que costó primero arrancar proyectos por la situación económica (en el primer mandato), y que en la segunda empezaban encarrilarse. Esta era la de germinar, pero es un trabajo que rentabilizarán PP y Vox. En parte, eso sí, por una gestión mal planteada como muestran los Edusi, donde el haber dejado para el final los proyectos de mayor envergadura, junto a sus riesgos administrativos, les han dejado fuera de poder ver cómo se materializaban.
Del otro lado, Partido Popular y Vox disfrutan ahora del anhelado gobierno, en el que están intentando poner en marcha sus iniciativas —más que proyectos—, lo más rápido posible. Más de tres meses repletos de gestos y declaraciones de intenciones (sombras, patrimonio, diálogo, distritos o guiños a las pedanías), también polémicas como las de los asesores o los carriles bici, y en los que también se están encontrando con la realidad de la administración, con anuncios y propuestas que distan bastante de lo planteado en campaña o durante la oposición.
Un ejemplo es el proyecto de ElxNatura presentado en campaña, anunciando más 50.000 árboles en la Ronda Sur durante el mandato, un 'cinturón verde' con la creación de tres pequeños parques urbanos, zonas de ensanche. El PP llegó a señalar que se plantarían 20.000 árboles anualmente en toda la ciudad. Por ahora, la pasada semana se anunció su inicio, eso sí, rebajando el objetivo a 3.000 árboles a final de legislatura, y sin tocar los caminales porque ya hay habilitados carriles bici. También esa semana se anunciaba la bajada de impuestos que tanto exigían en la oposición PP y Vox, aunque más tímida de lo que hubieran querido, a tenor de las cifras que proponían en anteriores ocasiones, con mayores porcentajes. Eso sí, sin discriminación según perfil (en el lado contrario, han encontrado la forma de bonificar el IBI a los placeros de San José que tanto propusieron).
Asimismo, en ese momento de toma de decisiones con los mandos en la administración, ahora han tenido que gestionar la modificación de parte del contrato del colegio Virgen de la Luz, del que preguntaban en la oposición por qué se retrasaba tanto. Un encarecimiento de tres millones que ya estaba aprobado y que se conocía de marzo, y que se ha llevado a cabo ahora. Por último, apenas han salido licitaciones de proyectos propios, ya que lleva su tiempo de redacción hasta poder sacarlos a concurrencia pública. Si bien es cierto que ya están en marcha en solo unos meses el reglamento de distritos o el trámite para el bus urbano a las pedanías, los proyectos tangibles aún tendrán que esperar porque los tiempos de la administración suelen ser farragosos. En agosto se aprobó una modificación presupuestaria para esos primeros proyectos propios, pero aún no están en licitación. Es su particular contrarreloj porque deberían estar ejecutados a final de año al financiarse con remanente.
En definitiva, una especie de 'baño de realidad' para los partidos de la corporación, ahora con los papeles intercambiados. El PSOE ha optado por destacar todas las inauguraciones que vienen que habían encarrilado, y PP y Vox disfrutan su particular momento 'dulce', aunque ya se está viendo la realidad de la vida fuera y dentro del gobierno. Sobre todo en el aspecto económico y el poco margen de maniobra, traducido en esa rebaja de impuestos sin más margen posible (con la subida de tasas aminoran déficit y se puede compensar algo lo que se dejará de recaudar). O en un segundo plano, por ejemplo, no se ha ejecutado esa gran modificación deseada para poder dotar de presupuesto a la nueva concejalía de Familia, que previsiblemente tendrá que esperar a los presupuestos de 2024, los primeros de PP y Vox.
