ELCHE. El equipo de gobierno intenta amarrar su proyecto de 'mercado gastronómico' en el viejo Mercado Central. Una propuesta de salida a un laberinto que se alarga ya tres legislaturas y que llegará a un cuarto mandato, ya que quedan escasos meses para los comicios. Por lo pronto, la Junta de Gobierno ha aprobado el anteproyecto de rehabilitación del mismo, a partir del cual ahora el futuro contratista tendrá que redactar el proyecto de obras para materializarlo. Sobre la actuación que quiere desplegar el bipartito, con la rehabilitación parcial ya conocida, iría aderezada la peatonalización total del entorno, incluyendo Carrer Major de la Vila, y la excavación de la leñera de los Baños Árabes, la que queda pendiente. Una obra que se estima en un máximo de 7,2 millones de euros.
En ese sentido, paralelamente se ha encargado a Contratación que inicie los trámites para la licitación de la redacción del proyecto de obras, para que quede todo listo para una vez adjudicado el contratista redactor, se licite este segundo paso. El objetivo sigue siendo el conocido, señalaba el alcalde Carlos González, "potenciar la actividad económica y social en el mercado y en los inmuebles del entorno del antiguo Mercado, revitalizando la zona de actuación y favorecer su dinamización social". El regidor ha puesto como ejemplo el mercado de San Miguel, de San Antón, mercados de Madrid, o la Boquería de Barcelona.
El ámbito de la futura actuación supone la protección parcial del inmueble (permitido gracias a su figura mínima de protección, la ambiental), lo fundamental; la rehabilitación e integración de los Baños Árabes en su entorno, lo que pasa por su excavación de la parte pendiente; la rehabilitación y acondicionamiento del refugio de la Guerra Civil (se presupone que el 3B, del que se halló la entrada), y la peatonalización del espacio circundante, la Plaça de la Fruita, Plaça de les Flors y la plaza de Menéndez Pelayo. Esto supondrá el cierre al tráfico del Carrer Major de la Vila, actualmente plataforma única, dejando solo el paso para servicios de carga y descarga o entradas a vecinos con aparcamiento.
La obra, que ya se presentó en el pasado, supondrá convertir la planta baja en un espacio diáfano, destinado al uso comercial con una docena de módulos que se integran en un espacio abierto y que ocuparán unos 500 metros cuadrados, siendo cada uno de unos 25 metros aproximadamente. Según el diseño realizado por el arquitecto municipal Julio Sagasta hace años, "se contempla la posibilidad de la supresión del forjado intermedio y como otra posibilidad de interés nivelar la planta baja para favorecer el acceso llano desde la calle". Es decir, que como se ha visto en imágenes, no habrá plantas en altura, será un espacio abierto y diáfano. Lo que contempla el anteproyecto es que se mantendrá parcialmente el edificio —algo criticado por Salvem el Mercat porque entienden que es una reforma y no una rehabilitación integral—, modificando la fachada de la Plaça de la Fruita, retranqueándola hasta la primera crujía, "con la finalidad de potenciar la protección y visualización de los Baños Árabes". Un retranqueo que ya se había contemplado en anteriores proyectos de reforma del inmueble.
Esto supone que se reduce el volumen del inmueble, permitiendo una mejor visualización de los restos árabes y una alineación con Carrer Major de la Vila. La ocupación de los módulos será de un máximo del 40% de la superficie del actual edificio, de 1.300 metros cuadrados, y que con la reducción hasta la primera crujía será de 1.145 metros. El alcalde espera que además de la imbricación patrimonial con el resto y un "marcado carácter cultural" del proyecto, permita un atractivo especial para los comercios del entorno. Por su parte, la portavoz de Compromís, Esther Díez, señala que "bien está lo que bien acaba", señalando que hay que poner en perspectiva este "final", en relación al antiguo proyecto del Ejecutivo del PP y el nuevo inmueble, "que suponía un atentado patrimonial y contra la movilidad del municipio". La concejal explica que con esta revitalización "del corazón del centro", se ponen las bases para una actuación "respetuosa" con el entorno y que acaba de "humanizar" la zona, destacando su carácter sostenible por la peatonalización de todo el entorno y evitando el paso de vehículos. También destaca el carácter tradicional del proyecto como "espacio de socialización" en tanto que se ubica en lo que era la Plaça de Dalt (junto a la Plaça de Baix).
En cuanto a los costes de la iniciativa, la redacción del proyecto de obras y dirección de las mismas saldrán a licitación por un precio de 481.000 euros, se espera que "de forma inmediata", con un plazo de entrega de cuatro meses, aunque como hay documentación que entregar en varias fases, el máximo total de todas las cuestiones sectoriales es de 6 meses. De la propuesta que presente el posible adjudicatario dependerá el plazo de obras de la futura actuación, aunque el equipo de gobierno ha indicado en el anteproyecto que la obra no podrá superar los 7,2 millones de euros, precio tope de ejecución. A priori correrá a cargo de fondos municipales, aunque se estudiará pedir subvención de convocatorias públicas de otras administraciones.
Por tanto, y mucho después de lo pretendido, el anteproyecto ya está realizado. En breve saldrá la primera de las dos licitaciones, ahora la de la redacción del proyecto de ejecución, y después el proyecto de obras. Llega sobre la bocina, a final de mandato, por lo que es una cuestión que puede quedar adjudicada en un limbo electoral, teniendo que ser el siguiente Ejecutivo el que decida si seguir adelante con el proyecto. Y en cuanto al provisional, no se han querido pronunciar, aunque "en las próximas semanas" presentarán novedades, señalan.
Por su parte, los populares, que han comparecido ante los medios, Pablo Ruz ha achacado que el bipartito ha hecho aquello de lo que acusaban al gobierno de Mercedes Alonso —al adjudicar el proyecto a Aparcisa antes de elecciones—, de "supuestamente quieriendo hipotecar el próximo mandato". Señala que "el proyecto lo tendremos que licitar nosotros", pero el presentado por el PP, y que querrían dejar adjudicado en 2023, para poder empezar las obras en 2024.