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Desconfianza en el bipartito de Alicante, guerra en la izquierda... y el 'comodín incómodo' de Vox

29/11/2019 - 

ALICANTE. El pleno ordinario de noviembre celebrado este jueves en el Ayuntamiento de Alicante retrató con nitidez la foto política actual de las seis fuerzas representadas en la corporación tras otro tenso, intenso y largo debate sobre cuestiones no siempre relacionadas con la gestión de la ciudad. Sí, como pasó en el pleno ordinario de octubre, en el orden del día de la sesión volvió a colarse el conflicto de Cataluña gracias a una declaración institucional presentada por Vox, que se debatió prácticamente como cierre del pleno, en la que se trataba de expresar la condena de la corporación por "la actuación violenta de cortes de la AP-7 y otras carreteras comarcales en la frontera de España con Francia" por parte del movimiento denominado Tsunami Democràtic.

Por comenzar por el final, el debate de dicha propuesta puso de manifiesto la incómoda realidad a la que, con frecuencia, se encuentra expuesto el equipo de Gobierno, el bipartito en situación de minoría compuesto por nueve ediles del Partido Popular (PP) y cinco de Ciudadanos (Cs). ¿De qué incomodidad se trata? Primero, la de requerir los dos votos de los concejales de Vox para poder sumar mayoría absoluta en los momentos en los que resulte necesario. Ni que decir tiene que, en breve, se espera el debate sobre el presupuesto municipal de 2020 (aunque es cierto que puede prosperar con mayoría simple), además de la aprobación de la nueva propuesta de catálogo de protecciones (para la que sí se requiere de mayoría absoluta). La segunda incomodidad es que ni PP ni Cs pueden quedar al margen del discurso sobre la unidad de España que mantienen sus respectivas cúpulas nacionales. Las dos fuerzas se ven arrastradas a ese escenario, pese a que no sea de su agrado que se acuda al monotema catalán de manera constante. Así lo puso de manifiesto el portavoz adjunto de Cs, Antonio Manresa, que tildó la declaración institucional de populista (también le dedicó ese calificativo a la posición expresada por Unides Podem EU, al respecto). 

La declaración institucional sobre los cortes de la AP-7 se justificaba en el perjuicio económico de 5 millones de euros que, según el portavoz de Vox, Mario Ortolá, generaron esos cortes de tráfico a los camioneros de la provincia de Alicante, agrupados en la Federación Provincial de Asociaciones de Empresarios de Transporte de Mercancías de Alicante (Fetrama). Y la propuesta quedó aprobada por 16 votos: los de PP, Cs y Vox, frente a los 11 votos en contra de PSPV-PSOE y Unides Podem y la abstención de Compromís (que se negó a votar). No obstante, el resultado de la votación no evitó que Compromís y sobre todo el portavoz de Unides Podem EU, Xavier López, inquiriesen a los ediles de Vox sobre si tenían alguna iniciativa real para solventar los problemas que realmente afectan a los transportistas, en su mayoría autónomos.

¿La conclusión para el bipartito de Alicante?: con Vox hay que llevarse bien porque en algún momento habrá que buscar su apoyo como comodín, pese a que después también se trate de marcar distancias en asuntos como la violencia de género. O como sucedió con su segunda declaración institucional, por la que se promovía la retirada de las aportaciones económicas a los grupos políticos para gastos de funcionamiento. En ambas votaciones, Vox se quedó solo.

La segunda cuestión que se evidenció de manera expresa y de forma implícita en distintos momentos a lo largo del debate fue la creciente relación de desconfianza en el seno del propio equipo de Gobierno. Tras cinco meses de alianza política municipal, y con el correctivo aplicado en las generales del 10N, los dirigentes de Cs comienzan a reivindicar su posición para que el partido no acabe absorbido electoralmente por el PP en las próximas citas con las urnas, y para no quedar ignorado en la toma de decisiones sobre la gestión de la ciudad. 

CS TRATA DE GANAR VISIBILIDAD Y REIVINDICA SU POSICIÓN POLÍTICA, HASTA EL PUNTO DE ADVERTIR DE QUE NO SUFRE LAS ATADURAS DE GUANYAR, ya que SÍ TIENE ALTERNATIVA DE PACTO

En Cs se trata de ganar visibilidad y se insiste en recordar al PP que no gobierna en solitario. Es decir, que no tiene mayoría para actuar por su cuenta, sin consulta previa y sin atender sus reivindicaciones. Las fricciones (al margen del conflicto sobre el director del Teatro Principal y de las dificultades para negociar la declaración institucional conjunta sobre la violencia de género) ya se han producido tanto por lo que respecta al recurso de la sentencia sobre la Zona Acústica Saturada (ZAS), como recordó el portavoz de Compromís, Natxo Bellido, en varias de sus intervenciones, así como por lo que concierne a la elaboración de las cuentas municipales, en las que Cs ha exigido un refuerzo de personal para todas las áreas, y no solo dotación económica para sus concejalías. Y, además, que todo ello quede reflejado documentalmente para que no haya lugar a dudas o posibles malentendidos. Es más, fuentes de Cs ya avisan de que, a diferencia de lo que sucedía con Guanyar en el extinto tripartito (sin posibilidad de alianza alternativa con el PP), ellos sí tienen la opción de pactar con otro partido político como el PSOE, en el supuesto de que llegase a producirse una ruptura del pacto de gobierno actual.

En esa estrategia de diferenciación se encuadraron, por ejemplo, propuestas como la formulada por Cs para expresar el rechazo a la posible implantación de una tasa turística autonómica o la diferencia argumental dada en relación a la propuesta conjunta sobre el apoyo a la escuela concertada, en la que Cs se desligó de cualquier referencia a la religión.Está por ver si esa postura es solo un farol y un intento de ganar fuerza en la negociación del presupuesto. Eso sí, puede que no haga falta esperar demasiado tiempo para comprobarlo puesto que los dos partidos prevén retomar las negociaciones este viernes (e incluso puede que también el sábado) con la intención de cuadrar una propuesta de presupuestos definitiva en un plazo máximo de unas dos semanas.

Por lo pronto, lo cierto es que el alcalde, el popular Luis Barcala, se vio forzado a intervenir en alusión a las críticas sobre las fricciones en el bipartito para recordar a PSPV, Unides Podem EU y Compromís que quien sí tuvo que comprometerse por escrito a cumplir lo acordado fue la exconcejal de Hacienda socialista, Sofía Morales, tras el plante de Guanyar ante la aprobación de las cuentas de 2017. 

Eso sí, no hubo menos encontronazos entre los grupos progresistas que, en cierto modo, son herederos del tripartito que se conformó tras las municipales de 2015 y que, en el presente mandato, gobiernan juntos en el Consell del Botànic. Los tres partidos demostraron que siguen inmersos en su particular contienda por el liderazgo de la oposición, en algunos casos con destellos de verbigracia e ingenio por parte del portavoz socialista, Paco Sanguino, o de vehemencia desde las filas de Compromís y Unides Podem EU. Los tres se obstinan en el desmarque y la diferenciación para presentarse como alternativa útil por miedo a quedar diluidos entre las posiciones del contrincante del mismo espectro ideológico.

Uno de esos rifirrafes que resultó especialmente llamativo fue el protagonizado por el PSPV-PSOE y Compromís a cuenta de la declaración institucional propuesta por la coalición valencianista para que se crease una mesa de cooperación entre los ayuntamientos de Alicante y Elche para la redacción de sus respectivas planificaciones urbanísticas.

Los socialistas se posicionaron junto a PP, Cs y Unides Podem y votaron en contra, después de que su portavoz, Paco Sanguino, hiciese una defensa de la autonomía municipal y abogase por reforzar en primer lugar una cooperación con los municipios de la comarca de l'Alacantí. Así, después de que la portavoz del PP, Mari Carmen de España, le señalase al líder de Compromís que esa mesa de diálogo con Elche ya estaba en proceso, la propuesta de la coalición valencianista solo sumó, contra todo pronóstico, los dos votos de Vox. Algo inédito: dos fuerzas en las antípodas unidas momentáneamente en una misma dirección.

Pero también fueron contundentes los cruces de reproches entre Unides Podem y Compromís a cuenta de la oportunidad o conveniencia de las iniciativas registradas por cada uno de ellos. Ahí también entró en juego las críticas a la propuesta de reprobación sobre Barcala y sobre el edil de Infraestructuras, José Ramón González, planteada por Unides Podem por haber obviado en el pasado pleno de octubre que el presupuesto del Consell sí prevé consignación para rehabilitar viviendas de los barrios de Virgen del Carmen y Miguel Hernández (propuesta finalmente retirada tras las conversaciones mantenidas entre PP y Cs en las que los populares atribuían su posición a un malentendido).

La tensión multilateral, quizá arrastrada todavía por la cercanía de los últimos procesos electorales, podría agravarse todavía más en el transcurso del próximo debate sobre el estado de la ciudad, que el bipartito baraja convocar en la primera quincena del mes de diciembre.

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