CALLOSA DE SEGURA. La apertura, acondicionamiento y musealización del yacimiento Las Laderas del Castillo de Callosa está cada vez más cerca. El Ayuntamiento ya ha sacado a licitación las obras para ejecutar el proyecto de consolidación, rehabilitación y puesta en valor del yacimiento, por 384.790,26 euros. Del diseño de este proyecto se ha encargado el despacho ilicitano Rocamora Diseño y Arquitectura, a quien le fue adjudicada su redacción el pasado mes de agosto por 115.209,74 euros. El objetivo es rehabilitar, señalizar y adecuar el espacio para que sea visitable por vecinos y turistas del municipio. No en vano se trata de un yacimiento enmarcado en la cultura argárica, que data del año 2000 a.C.
El área de intervención general está compuesta por hasta seis zonas subdivididas en sectores, que abarcan una superficie de actuación de aproximadamente 2.500 metros cuadrados. La actuación prevista comprenderá una pequeña remodelación urbana en la zona del acceso al yacimiento, las obras de regulación hidráulica para su protección, la adecuación de los itinerarios arqueológicos, excavación arqueológica, consolidación y rehabilitación de las estructuras sacadas a la luz en las intervenciones anteriores y la puesta en valor del yacimiento, así como su musealización, para organización y mejor referencia de los diferentes trabajos a realizar.
Se trata de un proceso complejo, ya que el estado del yacimiento y el hecho de que haya quedado al descubierto, hace que el riesgo de desaparición de estas estructuras sea
extremadamente alto. Además, el hecho de que se encuentre en un terreno con una elevada pendiente origina que el arrastre de agua deteriore las estructuras. Un deterioro que se ve incrementado por las características de los materiales del yacimiento, compuesto por rocas y arcillas, lo que las enfrenta a un doble peligro una vez expuestas a la intemperie: por un lado, el peso de los bloques de caliza utilizados y el fuerte gradiente de la pendiente en esta zona de la ladera, facilita los desplomes y desplazamientos al menor alivio de la masa arcillosa que constituye la argamasa que los une. Por otro, la arcilla empleada en la elaboración de los amasados de las paredes y de los bancos adosados a la cara interna de los muros es proclive a disgregarse bajo el efecto combinado del sol y de la lluvia, lo que termina por arruinar las estructuras completamente, y en un corto periodo de tiempo.
Así, el proyecto redactado inicia su recorrido a partir de un hito de bienvenida o tótem de señalización que indica el inicio del itinerario arqueológico visitable. El acceso será por la Calle del Baño, a través de unas escaleras y un paso que se utiliza actualmente como desagüe de lluvias. A partir de ahí, se realizará un sendero de acceso a cada uno de las seis zonas en las que se encuentra dividido el yacimiento. Unas estructuras que se aprovecharán también para la protección de los restos hallados y para instalar los paneles explicativos de todo el conjunto.
Los inicios de las excavaciones en este yacimiento tienen lugar a principios del siglo XX. Las primeras intervenciones arqueológicas se remontan a 1907-1908 realizadas por el jesuita Julio Furgús en la ladera occidental de la Sierra de Callosa. En 1924-1925 reanudó los trabajos el arqueólogo catalán Josep Colominas en la ladera oriental. Estos y otros investigadores sacaron a la luz los primeros hallazgos, conectándolos con otros espacios arqueológicos del territorio.
En el año 2012 se realizó un trabajo de prospección extensiva del yacimiento para sectorizarlo y planificar su excavación en el marco del proyecto de investigación "El
Proceso Histórico en el III y el II milenio Antes de Nuestra Era en el Bajo Segura y Bajo Vinalopó", impulsado por el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ) y la Diputación Provincial de Alicante. Las campañas arqueológicas llevadas a cabo entre 2013 y 2021 han sido dirigidas por los arqueólogos don Juan Antonio López Padilla y don Francisco Javier Jover Maestre, sacando a la luz las estructuras de un yacimiento que con una con una extensión superior a las dos hectáreas y que se erige como uno de los enclaves argáricos más significativos, pues permite caracterizar los inicios de la Edad del Bronce en Alicante y explicar el comienzo y desarrollo de la cultura argárica en su zona más septentrional.