ELCHE. El pasado 6 de marzo tuvo lugar el último de los diálogos sobre la agenda urbana en este formato, en los que expertos homólogos de Elche y otras ciudades (Vitoria, Málaga, San Sebastián) comparan modelos que el municipio ilicitano podría tener como ejemplo a seguir para desarrollar políticas públicas en distintos ámbitos. En este caso con el catedrático de Edafología y Química Agrícola de la Universidad Miguel Hernández (UMH) José Navarro-Pedreño y con Montse Hernández Martín, Ingeniera Forestal y de Montes, y directora de la Oficina de Medio Ambiente, Acción Climática y Salud Pública del Ayuntamiento de Zaragoza. El objetivo, abordar la infraestructura verde y su aprovechamiento.
El motivo de haber elegido la capital aragonesa es el de su vasta infraestructura verde, pero sobre todo sus actuaciones para potenciarlo e impulsarlo. Para ello ha sido fundamental un Plan Director en el que se identificaron necesidades, puntos a mejorar, y después trabajarlo a largo plazo. De la mano de fondos europeos exigente que permiten este despliegue, pero también con otros factores que apuntaba, como el apoyo del gobierno autonómico, y otra cuestión que también se antojaba clave en anteriores sesiones de la agenda urbana en materia de renovación urbanística o impulso cultural y turístico: consenso político. Proyectos de fondo que no van a cambiar por que lo haga también el equipo de gobierno.
Previamente, Pedreño dibujó las líneas maestras de ese patrimonio verde que hay en Elche; sobre todo vinculado con el uso del agua en una zona de recursos escasos. El Hondo es un ejemplo de ello. "Una actuación artificial", precisaba el catedrático. Destacaba que el municipio siempre ha sido una "tierra de oportunidades", apuntando que hay varios hitos de esa denominada infraestructura verde, con "las mejores dunas de la provincia", con posibles conectores fluviales como el barranco de San Antón o el de Barbassena, evidentemente también el palmeral, o en general, un Camp d'Elx "muy rico" gracias al trabajo de los agricultores y sus plantaciones variadas.
También ponía de relieve el valor de los canales de riego o los azarbes, pero en contra de idealizar, advertía que la "renaturalización" per sé es un objetivo ambiguo, porque la propia naturaleza cambia, y el término implica volver a un pasado que quizá no es posible. Sí planteaba por ejemplo incluir otros y a su vez políticas, como la recarbonización del suelo, que se puede hacer a través de compost. Y en un territorio complejo como el ilicitano, donde hablaba de la irrupción de la energía solar, apostando por el estudio para ver dónde y cómo abordar este reto. También que hay que seguir impulsando actuaciones en el ámbito rural, mejorando las actuaciones agrícolas de forma que permitan un mayor rendimiento precisamente por esos recursos escasos.
Navarro-Pedreño exponiendo el caso de ElchePara Pedreño es claro que esa infraestructura del territorio es importante en la medida en que el mundo rural ha ido actuando sobre ella, advirtiendo la necesidad de destacar el valor de los canales de riego y los antiguos molinos —en su mayoría perdidos—, o de los azarbes, y cómo buenas intervenciones permiten tener un entorno natural sano. "Si no es por las depuradoras, algunos tramos del Vinalopó irían sin agua, tendría el aspecto de rambla de las fotos antiguas", señalaba, o que gracias a estas por ejemplo hay agua de mucha calidad en el Clot de Galvany. Entre las actuaciones a destacar para seguir poniendo en valor la infraestructura verde ilicitana, evitar el sellado de suelos, frecuente porque es más barato de mantener, y una planificación de iniciativas. "Duranta los últimos años se han realizado por ejemplo muchas replantaciones y actuaciones similares, pero son puntos inconexos que haría falta unificar", apuntaba, para darle un sentido.
Eso es, precisamente, lo que ponía de relieve la responsable zaragozana. Tienen elaborado un Plan Director de la infraestructura verde de Zaragoza; "lo primero es aprender cómo es el territorio". Pero este no es el único documento o propuesta, ya que en el marco de esta infraestructura también tienen un plan de ecologización, un pacto de alcaldías con otros municipios, un acuerdo climático municipal, han desarrollado su agenda urbana... A día de hoy la capital aragonesa ha firmado un acuerdo junto a un centenar de ciudades de Europa para llegar a la neutralidad climática en 2030 o 2050. Fueron elegidos en 2021 por la Unión Europea junto a otras siete ciudades españolas para llegar a ese objetivo en 2030.
Todos estos planes o actuaciones están atravesados por varios ejes como la movilidad sostenible, la biodiversidad urbana, la economía circular o el reverdecimiento de la ciudad. "Queremos construir una ciudad resiliente ante los cambios", explicó Hernández, apuntando que hay dos grandes proyectos, el 'Bosque de los Zaragozanos' y la recuperación del río Huerva. Su objetivo con el bosque es recuperar una zona degradada plantando un árbol por cada habitante: 700.000. Su idea es generar una superficie verde del tamaño de 1.300 Romaredas, algo acorde a la ciudad, cuyo 85% del término municipal —el noveno más grande del país— es bosque mediterráneo semiárido. Ya han plantado 135.000 árboles en 168 hectáreas replantadas, una cantidad que prevé absorber 11.204 toneladas de CO2 en 40 años. El objetivo final, transformar 1.000 hectáreas en parques y jardines, implicando a la ciudadanía, otro factor importante.
Hernández y los planes zaragozanosEl equipo identificó áreas vacías que podían servir de conectividad verde con el entorno urbano, además utilizando compostaje para el suelo que viene de residuos locales y que transforma un centro de compostaje público, y que funciona con concesiones. De ahí esa economía circular. También se identificaron solares abandonados municipales susceptibles de convertirlos en espacios verdes. También les ayuda a actuar que mucha parte de monte forestal sea de titularidad municipal, lo que permite agilizar la intervención, y que otros tantos estén protegidos. En cualquier caso, sus premisas son claras: planificar de acuerdo a las condiciones ecológicas, "no puede plantarse en ningún sitio, ni cualquier especie, ni en cualquier momento del año". Y destacaba, seguidamente, ese compromiso político, "más allá de cuatro años"; un proyecto que inició la legislatura pasada y que se ha asumido ahora. El Ayuntamiento invierte 500.00 euros anuales en el proyecto, respaldado también por el Gobierno de Aragón.
Y el otro proyecto es el de la recuperación paisajística del Río Huerva en su tramo urbano para finales de 2025. Con 2,5 kilómetros de tramo que requerirán tanques de tormenta, nuevos colectores, muros, etc. Y paralelamente hay otras dos actuaciones, una es la de reverdecer los patios de los colegios ante las temperaturas de hasta 40 grados que se alcanzan en Zaragoza, así como jardines verticales —idea trabajada con municipios como Málaga—. En total, cuatro proyectos con una inversión hasta 2050 de 28 millones de euros, 20 de ellos de Aragón. Mientras tanto, tienen un catálogo elaborado de 150 ítems que ir cumpliendo a largo plazo.
Sobre similitudes y propuestas que extender al municipio ilicitano, se planteó esa necesidad de unificar actuaciones y planificar, destacaba Pedreño, además de esa plantación autóctona, pues en Zaragoza por ejemplo priorizan destinar la menor agua posible a las plantaciones para ahorrar recursos, lo que se puede lograr con ese uso de especies autóctonas. También entre el público se planteaba la problemática de la gestión de los huertos de palmeras, cuyo uso hace tiempo que dejó de ser económico como sector primario, lo que dificulta su supervivencia o mantenimiento, al quedar así como un bien "estético". Un bien Unesco más complicado de gestionar por su envergadura. Pero también se planteó que no todo está explotado aún, ya que de igual forma que Zaragoza utiliza ese biocompostaje para su futuro bosque, en Elche se podrían reutilizar las palmas como compostaje, además de otras opciones para alimento de ganado o incluso artesanía y mobiliario con el tronco.
La otra cuestión abordad respecto a Elche fue el río Vinalopó, por la propuesta del Huerva, aunque para Pedreño hay más similitudes y alternativas con otros ríos, como el Río Arlanza de Burgos. El catedrático cree que sí se podría renaturalizar el río, pero sobre todo volver a conectar el cauce, o el paraje del Aigua Dolça i Salà. "Un río que infiltre, que reproduzca el cauce", recordando que la vuelta a lo natural como estaba antes no es posible. Eso sí, señala que es viable, "pero hay que pensarlo bien, no es una pradera verde", ya que los taludes por ejemplo son muy utilizados por la ciudadanía ilicitana, aunque el hormigón del cauce presenta grietas y aluminosis y eso puede afectar a las laderas a la larga. Cada río tiene su contexto, por ejemplo en el de Huerva no sería posible porque su nivel freático está a seis metros, no se puede conectar con nada. Un debate, el del río de Elche, que junto a las palmeras, siempre sale a colación.
Por lo pronto, en un mes se generará un nuevo sendero mientras que la actuación planteada de la recuperación al sur del Vinalopó en Elche del anterior gobierno autonómico no se ha vuelto a saber. Otras iniciativas como las aragonesas tienen sus similitudes aquí, Compromís propuso en campaña el reverdecimiento de los patios escolares, el entonces edil no adscrito García-Ontiveros los jardines verticales, y el equipo de gobierno sigue haciendo plantaciones de palmeras en huertos históricos. Pero como insistía Pedreño, hace falta unificar actuaciones para una infraestructura verde con mucho potencial.
Este último debate precede a la futura elaboración de la agenda urbana tras la celebración de varias mesas sectoriales y lluvias de ideas que se traducirán en un proyecto cohesionado sobre propuestas públicas de actuación. Un requisito para poder acceder a los nuevos fondos europeos, las Estrategias Territoriales Integradas (ETI).
